Paul Brain: repaso a los 10 años de vida del BNY Mellon Global Dynamic Bond

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El BNY Mellon Global Dynamic Bond cumple 10 años. Se trata de un fondo de renta fija global de Newton (BNY Mellon IM), gestionado por Paul Brain, que en los últimos tres años ha logrado ofrecer una rentabilidad anualizada del 7,7%, con una volatilidad del 8,9%, situándose como uno de los productos con el sello consistentes Funds People. Durante esta década de vida del fondo, Brain se ha tenido que enfrentar a un entorno de mercado muy cambiante, en el que la renta fija ha dado giros inesperados que han dificultado enormemente su labor de gestión. Dentro del equipo, su principal función es decidir la asignación top-down: en qué segmentos de la clase de activo invertir y cuánto riesgo (de tipos de interés, de crédito y de divisas) asumir. Funds People le ha entrevistado para conocer cómo se ha movido durante este tiempo por la clase de activo y su visión sobre el mercado.

¿Cómo ha ido cambiando el posicionamiento a lo largo de estos 10 años de la vida del fondo?

El posicionamiento se va adaptando al ciclo económico. Hemos pasado por varios periodos interesantes que nos han permitido poner a prueba las ventajas del enfoque del fondo. El primero fue al poco de lanzar la estrategia, en los años de la crisis financiera de 2007-2008. Gracias al proceso temático de Newton, ya nos estábamos reorientando desde el sector financiero (bancos) hacia bonos más seguros como los gilts británicos y los treasuries estadounidenses pero, conforme se fue desarrollando la crisis, se hizo patente que la situación era más seria de lo que se pensaba y que todos los tipos de crédito resultaban problemáticos. Recortamos la exposición a bonos corporativos de alto rendimiento y a deuda soberana de mercados emergentes. Además, se ajustó el perfil de divisas de la estrategia para reducir la volatilidad, para lo que se aumentó la exposición al dólar estadounidense y al yen japonés, que estaban funcionando como monedas refugio. No usamos estrategias de cobertura en crédito porque nos pareció que hacerlo reduciría la liquidez y dificultaría la asignación durante esta fase disfuncional del mercado.

Entonces la protección de capital resultó clave…

Proteger el capital en 2008 nos permitió reinvertir en activos de riesgo durante la fase siguiente. En 2009 surgió otro tema dominante que, en esta ocasión, resultó más positivo para el mercado: la intervención estatal, que definió el nuevo entorno de expansión cuantitativa y tipos de interés extremadamente bajos en el que seguimos a día de hoy. Pero nuestra asignación se ha visto influida también por otros temas desde la crisis financiera, además del de la intervención estatal. La crisis de la eurozona de 2011 fue el resultado de los desequilibrios acumulados por los distintos países europeos, que acabaron saliendo a la luz. Estos desequilibrios fueron identificados mediante nuestro tema de reajustes mundiales y, de nuevo, la intervención estatal, esta vez encarnada en el BCE, consiguió salvar la situación.

¿En qué consistió su estrategia?

Nuestra estrategia consistió en rotar desde los activos de riesgo, sobre todo bonos de la periferia europea, hacia bonos gubernamentales más seguros, como los alemanes, los estadounidenses o los británicos. Esta aversión al riesgo ha resultado beneficiosa en otros dos periodos y, en ambos casos, hemos encontrado buenas oportunidades para añadir valor durante la siguiente fase del mercado. Después de probarlo durante diez años, estamos convencidos de que el enfoque del Global Dynamic ofrece la flexibilidad suficiente para adaptarnos a cualquier situación que vivan los mercados de bonos a lo largo de la próxima década.

¿Cuál ha sido el mejor y peor momento que ha vivido durante estos 10 años?

Los momentos más difíciles se producen cuando los mercados están tan distorsionados por los bancos centrales que los inversores ignoran los fundamentales. Lo vimos en 2014 y otra vez en febrero de este año. Debemos ser conscientes de que ahora los inversores tienen menos opciones entre las que elegir pero también hay que estar muy atentos al repunte de las tasas de impago. Los mejores momentos vienen después de una crisis, cuando las tires de los bonos han aumentado y podemos aprovechar que hemos protegido el capital para reinvertir y beneficiarnos de unos cupones más elevados.

El periodo actual parece ser uno de esos momentos difíciles…

Esperamos que los mercados de bonos continúen en modo deflacionario durante algún tiempo. Los elevados niveles de endeudamiento que arrastramos desde la crisis crediticia frenarán el crecimiento económico y la inflación, por lo que los bancos centrales seguirán aplicando medidas extraordinarias que, en su mayoría, resultan positivas para la inversión en renta fija y reducen las tires de los bonos. Algunos mercados de mayor riesgo, como el de high yield, es vulnerable a un repunte de los impagos y de las rebajas de las calificaciones de crédito, por lo que conviene ser cautos.

¿En qué clase de activo encuentra actualmente los mayores riesgos?

A corto plazo (en los próximos tres meses) los activos de riesgo (bonos high yield y acciones) concentran los mayores riesgos. A más largo plazo (a lo largo del próximo año) esperamos mayor volatilidad en deuda gubernamental porque las autoridades tendrán que adoptar medidas extremas para estimular el crecimiento.

¿Y dónde están las mejores oportunidades de inversión?

A corto plazo, creemos que la renta fija gubernamental ofrecerá las mejores oportunidades (sobre todo los treasuries estadounidenses), a pesar de las bajas rentabilidades, por las presiones deflacionarias que he mencionado antes. Por otra parte, el aumento de las tires de los bonos corporativos que se producirá a lo largo del año representará una oportunidad de inversión más adelante.

¿Cuál es el posicionamiento actual del fondo?

Ahora mismo mantenemos un posicionamiento defensivo, con una elevada exposición a activos refugio (bonos gubernamentales) y muy poca exposición a activos de riesgo (crédito high yield y deuda de mercados emergentes). Además, mostramos un sesgo hacia el dólar estadounidense y estamos cortos en algunas divisas de países exportadores de materias primas. Esta posición irá moviéndose en sentido opuesto durante la segunda mitad del año.