La directora general de Natixis IM para Iberia, Latinoamérica y Estados Unidos Offshore siempre ha defendido una serie de convicciones, que esta crisis que están sufriendo los mercados no ha hecho más que confirmar.
La crisis del coronavirus está poniendo a prueba la coherencia del relato de los equipos comerciales de las gestoras de fondos. Algunos profesionales han venido insistiendo desde tiempos inmemoriales en la importancia de que sus clientes dispongan de carteras duraderas, capaces de resistir en periodos de turbulencias, construidas para el largo plazo y, por supuesto, siempre en función de cuáles sean los objetivos del inversor final. “Cuando hablamos del ahorro de las familias, la consistencia del discurso es parte del deber de un profesional”, asegura Sophie del Campo, directora general de Natixis IM para Iberia, Latinoamérica y Estados Unidos Offshore en una entrevista con FundsPeople.
Antes incluso de que en 2011 tomara las riendas de la gestora, Del Campo ha venido insistiendo en varios conceptos que, a su juicio, tienen una gran relevancia porque funcionan, sobre todo en fases de turbulencias, como ha vuelto a constatar con el reciente desplome de los mercados. El primero es el de la importancia de la gestión activa. “Si estás en vehículos pasivos en un momento en el que los mercados sufren caídas tan fuertes, tu cartera va a caer igual que los índices. En cambio, a través de la gestión activa, puedes poner en práctica una mejor gestión de la volatilidad y los drawdowns, mejorando el comportamiento de una cartera. Eso aporta mucho valor”, subraya.
La responsable de Natixis IM para Iberia, Latinoamérica y Estados Unidos Offshore reconoce que, si bien es cierto que la gestión activa ha sido epicentro de muchos debates y que sobre ella se han extendido muchas dudas, “ahora es cuando cobra más sentido que nunca. En nuestro caso, la gestión activa siempre ha estado en nuestro ADN. Demostrar que dispones de gestión que te permite proteger en momentos de caídas tan bruscas es clave”. También lo es el hecho de que las carteras estén enfocadas con un objetivo de largo plazo. Es el segundo concepto que destaca Del Campo y en el que se reafirma. Esto es importante porque éstas no pueden estar al albur de episodios de volatilidad.
En esta ocasión, además, la caída ha sido muy particular. En Natixis IM han hecho varios análisis sobre cuáles son las diferencias entre esta crisis de mercado y otras pasadas. Una de las más significativas es la velocidad de la caída. “Históricamente, los mercados bajistas duraban de media 298 días. En esta ocasión, sin embargo, ha sido de apenas 33 días. Es una intensidad brutal, jamás vista. Esto tiene muchas implicaciones de cara a nuestros clientes, los cuales apenas han tenido tiempo para tomar decisiones. El mercado ha ido más rápido. Ninguno de los activos han podido escapar a los números rojos. Ni siquiera el oro o la deuda pública. La cuestión, por tanto, está en no tomar decisiones precipitadas que conduzcan a perderse el rebote”.
Afortunadamente, tal y como revela Del Campo, la mayoría de los inversores han permanecido en un modo de esperar y ver. “Tomaron pocas decisiones a nivel de reembolsos, tanto en renta variable como en renta fija, clase de activo esta última donde sí se produjeron más movimientos”, reconoce. “En el mercado de bonos no ha habido tanto consenso, apreciándose cierta dicotomía entre algunos inversores que compraban y otros que vendían. Al cliente le preocupa mucho la liquidez, sobre todo en la parte de crédito, lo que ha originado un trasvase significativo hacia monetarios. Por otro lado, el incremento de los spreads ha hecho que muchos estén volviendo a entrar al encontrarse con unos precios más interesantes”.
Un tercer aspecto que Del Campo ha visto reafirmado con esta crisis es el de la importancia de la ESG, otro de los conceptos en los que, a lo largo de su carrera profesional, más hincapié ha venido haciendo.
“Los fondos que siguen criterios de inversión responsable, como los que incorporaran conceptos de sostenibilidad, han tenido un comportamiento relativo mejor y, por lo tanto, han jugado un papel de protección. Esto es muy relevante porque a muchos de nuestros clientes les costaba llegar al mundo de la ESG. Sin embargo, poco a poco esto está cambiando y llegando incluso al ecosistema de las bancas privadas. Esta crisis va a ser un acelerador para que la ESG esté presente en cada vez más carteras. En el futuro ya no habrá más debate sobre si ESG sí o ESG no. Todo el mundo estará en productos que sigan estos criterios”, augura.
Dentro del mundo institucional, ese acelerador lo está apreciando en el segmento de los alternativos ilíquidos. “Tiene sentido tener ilíquidos en una cartera porque te aporta menos volatilidad. A este respecto, hemos detectado más interés por parte de los inversores institucionales en seguir avanzando en esta idea. A nivel profesional, es un buen entorno para aquellas entidades que, como la nuestra, cuentan con esta oferta de productos. El hecho de ser una gestora con un modelo multi-manager es una ventaja, ya que nos permite aportar a nuestros clientes una diversificación de producto espectacular”.
Del Campo también destaca la importancia de contar con herramientas que permitan ayudar a los inversores a construir carteras más potentes. Se refiere concretamente al servicio de Construcción de Carteras Duraderas (DPC), a través del cual analizan las carteras de sus clientes con el objetivo de proporcionarles información sobre su estructura y los factores de riesgo a los que están expuestos. “Esto nos permite estar cerca de ellos para poder ayudarles, algo aún más relevante que nunca durante crisis tan importantes como la que estamos viviendo. Lo que ha sucedido es una reafirmación de nuestra manera de trabajar”, asevera la directora general de Natixis IM para Iberia, Latinoamérica y EE.UU. Offshore.
Según Del Campo, el impacto del virus no lo sabemos, pero la recuperación va a depender de la capacidad de los gobiernos para contenerlo y para recuperar la normalidad de la actividad, puesto que esta se ha apagado por la propia voluntad de los gobiernos. Eso hace que esta crisis sea muy diferente a la de 2008. “Entonces, el epicentro estaba en el sector financiero. En esta ocasión, sin embargo, este sector ejerce de amortiguador. Es otro indicador de que esta crisis debe ser analizada de forma muy distinta. Va a transformar la industria financiera. Los bancos han puesto en marcha sistemas digitales para estar cerca del cliente. Es un cambio radical que se produce en un periodo muy corto de tiempo”.
Esta transformación también afectará a la industria de gestión de activos, la cual también está sabiendo adaptarse. “Estamos viviendo en un entorno de teletrabajo, pero en donde la calidad y el servicio siguen exactamente igual. Esto es muy importante y hará que muchas entidades se replanteen la forma de trabajar, reduciendo los desplazamientos y dando más peso a herramientas tecnológicas que hagan más eficiente la operativa. En nuestro caso, nos volcamos en asegurarnos de que los empleados pudieran seguir trabajando de manera cómoda desde sus casas. Y lo conseguimos. El 90% lo hace. El cambio ha sido increíble. Está funcionando muy bien, con un volumen de meetings y conexiones con nuestros clientes que se han multiplicado por cuatro”, concluye.