La rentabilidad de la deuda pública estadounidense a 10 años ha alcanzado su nivel más alto en más de una década y las subidas en las tires también se está notando en otras regiones.
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El Tesoro americano a 10 años al 5%. Es un nivel que no veíamos desde 2007. Hace 15 años. La corrección se ha asentado en la deuda pública estadounidense, pero no es la única región en sentir la subida de las tires. El rendimiento de los bonos británicos a 10 años ha alcanzado su nivel más alto desde 2008. El movimiento ha sido amplio y global, e incluso los rendimientos de la deuda japonesa han subido como muestra el gráfico que comparte Keith Wade, economista jefe y estratega de Schroders
¿Qué explica el movimiento?
Incluso para el propio Wade es difícil determinar la razón exacta de esta corrección, aunque destaca dos factores. El primero es el reconocimiento de que la senda de los tipos de interés oficiales será más alta de lo que los mercados pensaban. “En este sentido, los mercados han perdido la discusión con la Reserva Federal, ya que el gráfico de puntos se ha mantenido durante algún tiempo por encima de las previsiones del mercado para los tipos de interés”, apunta Wade.
Si bien esto es mérito de la Reserva Federal, esta explicación sólo es válida hasta cierto punto, ya que los tipos de interés oficiales tienen un impacto decreciente a medida que nos desplazamos a lo largo de la curva de rendimientos. “Una de las principales características de la reciente caída de la renta fija ha sido la acentuación de la curva de rendimientos, ya que los rendimientos a largo plazo aumentaron más que aquellos a corto plazo”, destaca también.
Preocupación por el nivel de deuda
Por eso, Wade apunta a un segundo factor, la preocupación por el nivel de deuda pública y el aumento de la emisión de bonos. El endeudamiento público se disparó durante la pandemia y ha disminuido a medida que las economías se han recuperado. Sin embargo, no ha vuelto a los niveles anteriores a la pandemia y se espera que se mantenga por encima del 100% del PIB para los países del G20 en un futuro previsible.
“Las preocupaciones han aumentado por el hecho de que el déficit en EE.UU. ha crecido bruscamente a pesar del bajo nivel de desempleo (normalmente, las bajas tasas de desempleo se asocian a un bajo endeudamiento público, o incluso a un superávit)”, explica el economista. En la actualidad, el déficit presupuestario se sitúa en torno al 7% del PIB, con una tasa de desempleo de sólo el 3,8%. Esto le sugiere que el déficit subyacente o ajustado al ciclo podría ser del 8 ó 9% del PIB, cerca de sus niveles tras la crisis financiera mundial, cuando el desempleo era del 10%.
Una mayor prima para los plazos largos
Es un argumento con el que coincide Natasha Brook-Walters, codirectora de estrategia de inversión en Wellington Management. Los tipos de interés a largo plazo han aumentado más que los tipos de interés a corto plazo, debido a un incremento de la prima por plazo (term premium), que es un componente del rendimiento de los bonos que compensa a los inversores por el riesgo de mantener los bonos de gobierno. “La prima por plazo ha aumentado para reflejar la gran cantidad de emisiones de deuda pública estadounidense y la preocupación por los niveles de endeudamiento público del país”, afirma la experta.
También lo comparte Tiffany Wilding, economista de PIMCO, pero le da una segunda lectura positiva: “La venta masiva de deuda pública se debe en gran medida a las expectativas de los inversores de una economía estadounidense cada vez más sólida”. Parece contrario a la intuición, reconoce, que las menores probabilidades de recesión pueden estar aumentando las expectativas de los inversores sobre la futura oferta de bonos al mercado.
Normalmente, un mayor crecimiento aumenta los ingresos públicos a través de una mayor recaudación de impuestos, y las necesidades de financiación del Estado disminuyen. “Sin embargo, eso no está ocurriendo actualmente, porque en ausencia de una recesión inminente, los bancos centrales pueden reducir sus tenencias de bonos en mayor medida que en caso contrario. Además, las perspectivas fiscales pueden haberse deteriorado aún más, ya que los incentivos gubernamentales de apoyo a las energías renovables podrían disminuir los ingresos fiscales de este sector en crecimiento”, argumenta.