La agresiva batería de medidas de estímulo que duplicarán la base monetaria en Japón implica a corto plazo la debilidad del yen y el aumento de precios de los activos. Según Adrian Hickey, director de renta variable japonesa de Pictet AM, “todo indica que el país ha decidido al fin plantar cara a los problemas”. A medio y largo plazo la depreciación de la divisa nipona facilita la competitividad de las exportadoras. La reflación de activos puede generar burbujas, pero es posible restablecer la salud económica, conjugando inversión pública y reformas estructurales, según prevé el primer ministro, Shinzo Abe, cuyo partido político previsiblemente ganará las elecciones de julio.
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