Fabio Riccelli, gestor del Fidelity Funds-European Dynamic Growth
Fabio Riccelli gestiona el Fidelity Funds-European Dynamic Growth, un fondo nacido en 2008 que, a pesar de su nombre, supedita el crecimiento a la calidad a la hora de seleccionar las compañías que conforman la cartera. “Lo más importante es la calidad, que normalmente lleva aparejada un potencial de crecimiento y también la sostenibilidad del mismo”, explica el gestor, indicando que hay casos, que tratan de evitar a toda costa, en los que el crecimiento desaparece rápidamente. Un filtro de calidad que le diferencia de otros gestores growth y que une también al análisis de las valoraciones, pues “a veces las compañías están baratas de forma justificada”. Por ello el experto resume su gestión como “la utilización de técnicas value en el contexto de compañías con perfil de crecimiento”, y cuyo negocio está siendo infravalorado por el mercado.
El fondo ha obtenido una rentabilidad mayor a la del benchmark desde su lanzamiento (del 41% frente al 28%) con una beta menor a uno, es decir, una menor volatilidad que la del mercado gracias a la calidad de la cartera, lo que resulta atractivo en un mercado con “excesiva aversión al riesgo” y una percepción “errónea de la renta fija como activo seguro”.
El énfasis en la calidad de las firmas deriva en una gestión de largo plazo (Riccelli mantiene sus posiciones en cartera un mínimo de 2 o 3 años) que permite al gestor dejar al margen las tensiones políticas y macroeconómicos para realizar una selección bottom-up. De hecho recuerda que, a pesar de que los términos crecimiento y Europa puedan parecer hoy por hoy incompatibles, la rentabilidad de los mercados de valores está muy poco asociada a las economías nacionales y que las firmas europeas cuentan con un negocio globalizado.
Una década de ajustes y crecimiento moderado
Para Riccelli, el problema de la deuda europea no se solucionará rápidamente pues incluso aunque ya se estén implementando reformas y recortes de gastos, según varios estudios se necesitará una década para que la ratio entre deuda y PIB disminuya hasta un nivel sostenible. “En un contexto con problemas de largo plazo y, si no de recesión, de un bajo crecimiento en Europa, las compañías más cíclicas podrían sufrir, pero si son de calidad y si llevan aparejado un crecimiento estructural –ligado a temas como la demografía o el vínculo emergente- lo harán bien”, comenta, señalando que incluso en un escenario de potencial recesión, es posible encontrar firmas que sobrevivirán y ofrecerán retornos. De hecho, cree que algunas firmas podrían crecer más del 10% en un periodo de entre 3 y 5 años.
En este sentido, el contexto es similar al vivido en 2008 tras la crisis de Lehman Brothers, en un mercado que favoreció a las firmas de mayor calidad. “Es más fácil que antes encontrar buenas firmas a precios atractivos porque el mercado no diferencia, pero los inversores acabarán reconociendo esas características y conduciendo a su revalorización”, explica.
Health care, consumo discrecional, tecnología e industriales
Estos criterios le llevan a sobreponderar sectores que aporten beneficios de forma estable, como las firmas de health care –relacionadas también con el tema estructural del envejecimiento de la población y haciendo énfasis tanto en farmacéuticas como en firmas de tecnología médica que no dependen del gasto público-, así como algunos segmentos industriales –los relacionados con los servicios y las inspecciones como la firma de ascensores Schindler-, otros de consumo discrecional –marcas de firmas minoristas o grandes marcas globales y de bienes de lujo con crecimiento global- y también de tecnología –tanto que se beneficien del impulso de Internet como firmas de software con una alta capacidad de innovación como SAP-. En resumen, sobrepondera sectores con mayores dispersiones y que facilitan la selección e infrapondera otros más ligados a la macroeconomía, como el energético y financiero, que cuenta con escasa visibilidad. Una posición de cautela ante la situación actual.
Pero las crisis también ofrecen oportunidades y por eso en su búsqueda de ese crecimiento estructural –en la que participa un equipo de 50 analistas distribuidos por sectores, geografías y capitalización- no sólo tiene en cuenta los mercados de la Europa core (aunque son mayoritarios en cartera en la medida en que cuentan con compañías más internacionales) sino también busca valores atractivos en Grecia, como Coloca-Cola Helenic, con casi la totalidad de sus ventas en mercados internacionales. En España opta por Inditex -presente en su cartera no sólo por su capacidad de contar con una oferta revolucionaria sino también por crecer no sólo en los mercados emergentes sino también dentro de España a pesar de la crisis- y Grifols, que tiene además el atractivo de su baja cobertura por los analistas fuera de España. De hecho, el gestor no discrimina por la capitalización de las compañías, que equilibra en su cartera.
Entre los temas que favorece están la demografía, el crecimiento emergente, las tecnologías de la información y también la externalización de los negocios, apostando por firmas que se beneficiarán del recorte de gastos de los gobiernos, que tendrán que externalizar algunas actividades para reducir costes.