Apuntes para explicar al inversor los cuatro grandes dramas que ha dejado el mes de agosto

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Aleksander Markin, flickr, Creative Commons

Hace ya muchos años que los meses de agosto dejaron de ser periodos tranquilos para los inversores y el de este año no ha sido una excepción. El octavo mes del año empezó con optimismo tras confirmar la Fed de Jerome Powell que sí, que ese periodo de normalización monetaria que había imperado en EEUU había llegado a su fin, y la prueba fue que la Reserva Federal anunciaba el primer recorte de tipos de interés desde el año 2008 con el claro objetivo de dar un impulso a una economía como la estadounidense que empieza a tontear con la recesión. Así contamos las primeras reacciones y aquí un análisis más extenso.

Pero esa alegría, que en gran parte ya estaba descontada por los mercados, duró poco. Cuatro han sido los grandes episodios que se encargaron de trasformar ese optimismo del inversor en un pesimismo que aún hoy sigue vigente, tras las caídas de hasta el 6% que han acumulado en el último mes los grandes índices bursátiles.

El primero de ellos fue un viejo conocido. La tensión comercial entre China y Estados Unidos volvió a escalar y se ha mantenido en niveles altos desde entonces. Tal fue el golpe que Wall Street vivió a principios de agosto su peor sesión en el año. ¿Qué pasó? Pues que Trump anunció que impondría un 10% de aranceles en productos chinos por valor de 300.000 millones de dólares. China respondió y dejó que su moneda se debilitase: el yuan cayó hasta niveles de 2008. Y Estados Unidos les acusó formalmente de manipular su moneda. Contamos el desenlace (hasta ahora) de ese duelo geopolítico aquí

El segundo gran drama de agosto llegó de otro país emergente como es Argentina. Sorprendió al mercado la amplia mayoría que obtuvo el peronista Alberto Fernández en las primarias argentinas (ganó con un 47,7% de los votos, ocho puntos más que lo que estimaban las encuestas) y la posibilidad de que Fernández, el candidato de Cristina Fernández Kirchner, se convierta en el nuevo presidente del país tras las elecciones que se celebran en octubre no gustó nada a un mercado que teme que suponga un paso atrás en las políticas más market friendly anunciadas por Macri, tal como explicamos aquí.

Pero si se tuviera que nombrar un solo acontecimiento que perturbara a los inversores este fue la inversión de la curva que ha tenido lugar en varios bonos, entre ellos los de EEUU. En respuesta al doble efecto de bancos centrales acomodaticios e incertidumbre de los mercados la curva del Tesoro americano se invirtió. Éste es un indicador adelantado que se suele interpretar como un vaticinio de una recesión. Así que en agosto se habló mucho de una inminente crisis con su consecuente repercusión en el mercado de acciones a la baja y en el de bonos y el oro al alza. ¿Qué hay de cierto en ese debate? Esto es lo que piensan las gestoras internacionales. 

A nivel regional, Europa no solo ha sufrido las consecuencias de lo que pasaba al otro lado del Atlántico. También ha protagonizado sus propios dramas a nivel interno. Uno de ellos fue la amenaza de recesión en Alemania tras publicar un dato de PIB del segundo trimestre que ya fue negativo o el culebrón que se ha visto en la política italiana. Pero el acontecimiento que más titulares ha copado en la última semana ha sido el del Brexit. El primer ministro británico Boris Johnson comunicaba a la reina su intención hacer su Discurso a la reina el 14 de octubre, lo que implica suspender las actividades parlamentarias hasta ese mismo día, dificultando así la posibilidad de que proliferaran las negociaciones de la oposición para intentar frenar la posibilidad de que se produjera un Brexit sin acuerdo (hard Brexit), tal y como explicábamos aquí.

La reacción del mercado, más allá de los abruptos movimientos que se vieron en a libra, no fue tan crítica como lo ha sido la respuesta de la población y de la oposición británica pero es otra prueba que demuestra que el cuatrimestre que ahora empieza vendrá cargado de una volatilidad que los expertos tendrán que dilucidar si llega cargada de oportunidades de inversión o es una excusa para reducir las posiciones de riesgo de las carteras. De momento, la palabra que más repiten es “prudencia”.