Ya sea porque invierten en el Viejo Continente, o a través de una gestora europea, las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) chilenas tienen varias razones para estar atentos a los cambios regulatorios que se plantean en Europa, y cómo las a
Se estima que los cambios regulatorios que continúan desarrollándose en Europa, supondrán una inversión anual para la industria de fondos de la región de entre 300 y 500 millones de dólares, durante los próximos tres años. Desde BNY Mellon indican que esto podría llevar a una mayor consolidación de la industria, y que podría dificultar el acceso de gestoras extranjeras al mercado. Eso sin olvidar el posible impacto que supondría para los clientes, si las gestoras optan por descargar sobre ellos parte del peso extra.
Las AFP chilenas tenían invertidos en el extranjero un total de 60.000 millones de dólares, según datos facilitados por Vision Advisors, a agosto de 2013. Aproximadamente un 8,5% de ese total está invertido en Europa desarrollada, y un 5,5% en Europa emergente (datos a septiembre de la Superintendencia), siendo los fondos y ETF los vehículos preferidos (no necesariamente de origen europeo). Asimismo, de entre las diez gestoras a las que han confiando su capital, en torno a un 29% (10.233 millones de dólares aproximadamente) está en manos de tres firmas europeas.
Aunque todavía es temprano para saber el rumbo que tomarán las gestoras en general para sufragar los gastos que supone adoptar las normativas, un reciente estudio de BNY Mellon sugiere que el costo de cumplir con las mismas dará lugar a un aumento de al menos el 3% de los ratios de costes/ingresos para los gestores de activos. Asimismo, otro estudio, esta vez de Allianz Global Investors Capital, apunta que los inversionistas institucionales podrían perder al año un 2,3% de retornos potenciales, a causa de los controles de capital y otros requisitos de inversión establecidos por los reguladores.
Eso sin olvidar otro foco de tensión para las gestoras europeas: la creciente preferencia de los inversores por productos de inversión pasiva, como los fondos cotizados (ETF), debido a que generalmente tienen tasas más bajas que los fondos de gestión activa. La encuesta de BNY Mellon apunta que los activos bajo gestión en productos como los ETF, están creciendo al doble de la tasa de los fondos de gestión activa. Asimismo, un estudio realizado por ETFGI y publicado en abril apunta que el número de inversionistas institucionales que utilizan ETP crece anualmente un 8,9% desde 2006.