Las subidas de tipos de interés han devuelto las oportunidades en renta fija, que vuelve a cumplir su función como diversificador de las carteras. Las gestoras se decantan por rangos de duración bajos y grado de inversión. Detallamos cuáles son sus apuestas para los próximos meses.
¿Seguirá siendo la renta fija una oportunidad en los próximos meses? Estas son las apuestas de las gestoras
Mantenemos un posicionamiento algo más cauto ante el entorno de desaceleración económica global, especialmente en Europa, y vemos las valoraciones más ajustadas de algunos activos tanto en renta variable como en renta fija. En este último activo, invertimos en plazos medios de crédito de buena calidad, incluidos financieros.
1/13No sigue gustando Investment Grade en la zona euro y renta fija emergente. En tercer lugar, empezamos ahora a subir la exposición en bonos de gobierno de Estados Unidos.
2/13En renta fija la oportunidad más importante en el año surgió en marzo tras la crisis bancaria de los bancos regionales americanos y Credit Suisse. El incremento del spread de los bonos financieros nos hizo incrementar posiciones frente a los bonos corporativos que tuvieron un comportamiento más estable. Esta estrategia ha funcionado y los spreads de los bancos han estrechado frente al resto de sectores.
En la actualidad, vemos más valor en la deuda subordinada corporativa, en emisores de primer nivel. El riesgo de extensión en este tipo de instrumentos sigue cotizando mucho cuando pensamos que los emisores recurrentes en este mercado, excluyendo el sector inmobiliario, amortizarán los bonos a primera call. Por otro lado, hemos aumentado la exposición a deuda pública alemana, incrementando la sensibilidad a los tipos de interés de las carteras. Creemos que los niveles alcanzados por el libre de riesgo son suficientes y esta exposición nos protegerá en caso de una evolución económica peor de la esperada.
En la Eurozona nos parece que las curvas monetarias reflejan adecuadamente, incluso con cierto pesimismo, la actuación prevista del Banco Central Europeo, pero los bonos del Tesoro están caros (en relación a la curva swap), mientras que el crédito de muy buena calidad está razonablemente valorado. En EE.UU. creemos que todavía hay riesgo de subidas por parte de la Reserva Federal superiores a las que descuenta el mercado, lo que nos lleva a ser prudentes en la duración pero positivos con el dólar.
4/13Lo mejor que tiene la renta fija es que se puede hacer una cartera muy diversificada con rentabilidades elevadas y correlaciones bajas. En una cartera conservadora tendríamos activos monetarios y ABS con rating AAA en la parte de más baja duración; con duraciones entre dos y tres años tendríamos bonos grado de inversión y algo de peso en high yield; y como activos diferentes y en la parte de riesgo apostamos por deuda financiera y emergente, con mayor duración tendríamos algo de peso en bonos de gobierno que pagan rentabilidad y que sería una buena cobertura de mercado si finalmente acabáramos en recesión.
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Los activos de deuda pública euro presentan un mayor atractivo ya que, en la medida en que la inflación continúe moderándose, el fin de las subidas de los tipos de interés está cerca, teniendo en cuenta los datos que muestran una desaceleración en el crecimiento económico. Por otra parte, nos gustan también los bonos corporativos de la zona euro con grado de inversión. Por sectores, banca y seguros presentan valoraciones atractivas, puesto que los diferenciales de crédito se han recuperado parcialmente tras la fuerte ampliación que registraron como consecuencia de la quiebra de Credit Suisse y la crisis de la banca regional estadounidense. Los activos de high yield, por su parte, están más expuestos a la desaceleración del crecimiento y a un incremento en las tasas de default, por lo que creemos que en este segmento es donde hay que ser más cauto y ser muy selectivo con los emisores. En nuestro caso, hemos continuado realizando compras de deuda pública de la zona euro, organismos supranacionales con vencimiento a dos y tres años y bonos de compañías aseguradoras dado su perfil más defensivo y atractivos retornos.
6/13No hace falta alargar mucho la duración ni aumentar mucho el perfil de riesgo de las emisiones para optar a rentabilidades atractivas y con baja volatilidad en renta fija. Grado de inversión y, en lo que respecta a la duración, entre 1 año y 1 año y medio son las características de las carteras de los productos que más estamos recomendando.
7/13Hemos incrementado ligeramente la duración, en el tramo medio de la curva europea, pero no vemos aún catalizadores necesarios para irnos a duraciones largas. Con las curvas aún invertidas e inflación elevada, seguimos manteniendo duraciones cortas. La calidad crediticia media es Investment Grade, no pensamos que el High Yield ofrezca una rentabilidad lo suficientemente atractiva como para incrementar el riesgo. Tenemos una diversificación geográfica, además de deuda de EE.UU. y Europa, tenemos exposición a compañías nórdicas y de países emergentes.
8/13Las subidas de tipos agresivas de los bancos centrales han creado oportunidades en renta fija que no veíamos desde hace muchos años. Con el ciclo de subidas prácticamente terminado puede ser un muy buen momento para entrar en esta clase de activo. En Estados Unidos, con la curva de tipos invertida, son atractivos los tramos cortos, con rentabilidades en la deuda soberana que se sitúan en niveles alrededor del 5%. Mantenemos igualmente una visión positiva sobre la deuda soberana de la eurozona, con preferencia también por los tramos cortos y por los países core.
En crédito, y con preferencia también por los tramos cortos de la curva, tenemos una visión positiva sobre el Investment Grade, tanto por las elevadas rentabilidades como porque esperamos que el repunte de las insolvencias sea modesto. En el segmento High Yield somos más prudentes, porque estos emisores son más vulnerables al deterioro del ciclo económico que anticipamos y a los tipos de interés elevados. Por sectores, el financiero ofrece un exceso de rentabilidad muy interesante respecto a los bonos corporativos, con lo que pensamos que la deuda bancaria europea emitida por entidades de calidad tiene valor. En economías emergentes, tenemos preferencia por las emisiones denominadas en divisa fuerte.
9/13Es nuestro activo preferido, ya que todo parece indicar que estamos muy cerca del máximo de este ciclo de subidas de tipos de interés. Pensamos que las oportunidades de inversión son más claras en el tramo corto de la curva, sobre todo en activos con duraciones inferiores a los dos años, ya que recogen rentabilidades muy atractivas sin la volatilidad que pueda provenir de la incertidumbre en cuanto a posibles movimientos de expectativas en la política monetaria futura.
Aquí daríamos prioridad a la renta fija privada sobre la pública, ya que el diferencial de crédito todavía lo hace atractivo sin asumir un riesgo excesivo debido a la cercanía del vencimiento. No obstante, seguimos recomendando un análisis profesional de los emisores que eviten una inversión indiscriminada en este tipo de activo. A largo plazo, y para aquellos inversores que puedan tolerar la volatilidad del mercado durante los próximos meses, también creemos que los niveles actuales de las curvas soberanas suponen una oportunidad muy interesante tanto por su elemento diversificador como por traer retornos positivos en términos reales, algo que prácticamente no habíamos visto en la última década. También favorecemos el crédito, pero en menor medida y siendo selectivos, evitando las empresas con mayores necesidades de financiación.
10/13Las mayores oportunidades las observamos en la renta fija con plazos hasta tres o cuatros años, tanto en gobiernos como en compañías de elevado rating. El sector financiero también nos parece muy interesante en los tramos más senior y en los plazos hasta tres o cuatros años.
11/13En renta fija, a pesar de haber incrementado duración en las últimas semanas, nos seguimos decantando por la renta fija corto plazo europea de buena calidad crediticia. En Tressis tenemos claro que tras un 2022 muy complicado, la renta fija vuelve a cumplir su función de fuente de estabilidad y diversificación. Las subidas de tipos de interés han traído consigo la opción de construir carteras a vencimiento con rentabilidades muy atractivas y que ahora mismo son capaces de batir a la inflación, al menos a la española.
En general, las compañías cuentan con un nivel de efectivo suficiente para financiar sus operaciones y sus planes de crecimiento. En términos generales, lo más probable es que aumenten los impagos, pero que se mantengan en niveles reducidos en comparación con recesiones previas. Por otro lado, los tipos ultra bajos de los últimos años ha permitido que muchas compañías hayan aumentado la duración de sus bonos, por lo que no esperamos ni grandes quiebras ni problemas de refinanciación durante los próximos dos años.
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En renta fija seguimos manteniendo un perfil bajo en cuanto a nuestra exposición a riesgo de tipos de interés. Aunque es cierto que gran parte del recorrido de los bancos centrales ya está hecho, la fuerte resistencia de la inflación subyacente a moderarse lleva a pensar que los tipos se mantendrán elevados cerca de estos niveles durante bastante tiempo, ya que, de lo contrario, los bancos centrales se arriesgan a una importante pérdida de credibilidad. A ello hay que añadir una probable intensificación del Quantitative Tightening (QT) si las circunstancias lo permiten.
Por tanto, por el momento mantenemos rangos de duración bajos, focalizados en crédito en grado de inversión. Nos gusta la deuda subordinada, donde seguimos viendo atractivo tras el fuerte ajuste experimentado en la primavera por los problemas en los bancos regionales norteamericanos y, especialmente, tras la resolución de Credit Suisse. La renta fija emergente con unos buenos fundamentales económicos también nos parece un activo interesante en un entorno del dólar más tranquilo.
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