Las entidades señalan dos grandes aspectos a vigilar en los próximos meses: la magnitud de la desaceleración económica, que indicará cómo se traslada finalmente a los ingresos y beneficios de las compañías, y la escalada de la inflación. Sobre ello reflexionan los directores de inversiones de las grandes gestoras españolas.
Consenso entre las gestoras españolas: la desaceleración económica y la inflación, lo que más les preocupa
Principalmente, el riesgo de una menor actividad económica que se traslade a los ingresos y beneficios previstos de las compañías; una reaceleración de la inflación debida a precios energéticos, de alimentos y de servicios que mantengan los tipos de interés altos durante más tiempo del descontado por los mercados.
1/13El principal riesgo para nosotros es que los tipos reales sigan subiendo o que la inflación muestre más resistencia a la baja, obligando a los Bancos Centrales a mantener los tipos altos durante más tiempo. El impacto sería muy malo en carteras porque afectaría tanto a la parte de renta fija como a la de renta variable.
2/13Pensando a largo plazo, las compañías han hecho los deberes durante los últimos años. Han afinado su estructura de costes, han hecho inversiones que ya están dando sus frutos y han mantenido sus balances extraordinariamente saneados. Así que, desde el punto de vista fundamental, hay mucho recorrido por delante de cara a los próximos años. Respecto a las valoraciones, el mercado ha limpiado algunos excesos gracias a las caídas que tuvo el año pasado y, en términos generales, nos parecen razonables. A corto plazo, la persistencia de la inflación y su influencia en la política monetaria es el foco donde el mercado está poniendo su atención. Si hay un aumento de la volatilidad por este motivo, como los fundamentales de largo plazo son sólidos, dará una buena oportunidad de compra y precios atractivos.
3/13Vemos tres posibles escenarios de riesgo, aunque ninguno de ellos es nuestro escenario central, por orden de probabilidad subjetiva: una actitud más agresiva de la Reserva Federal que ponga en riesgo la expansión económica en EE. UU; un intento de China de devaluar su divisa de forma agresiva para estimular a su economía vía exportaciones; y un error en el proceso de salida de la política de “control de curva” del Banco de Japón que produzca un accidente financiero de envergadura.
4/13Actualmente hay dos retóricas que dominan el mercado. Los que piensan que la economía, especialmente la norteamericana, sigue creciendo e incluso entrando en una nueva fase de expansión y los que, por el contrario, ven que la desaceleración es imparable y que hará que las economías acaben en recesión. Lo normal sería que a medida que salgan los datos macro el mercado acabe decantándose por una y por otra lo que tendrá un impacto importante en la evolución de los activos que conforman la cartera. Pensamos que el activo que tiene mayor probabilidad de hacerlo mejor en cualquiera que sea el escenario es la renta fija, especialmente de grado de inversión y de duraciones entre 2 y 3 años.
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Los mayores riesgos son la magnitud de la desaceleración económica, la evolución de la economía china así como las tensiones inmobiliarias que conlleva y las tensiones geopolíticas. En la Eurozona, por ejemplo, los indicadores adelantados de actividad, como los PMI, no invitan a ser muy optimistas. Algo parecido ocurre en EE.UU., cuya economía hasta ahora ha mostrado una gran resistencia, pero que comienza a mostrar signos de debilidad. A pesar de ello, el escenario central sigue siendo un aterrizaje suave de la economía, pero está por ver la magnitud que alcanza dado el efecto retardado en la actividad de la subida de los tipos de interés.
6/13El principal riesgo a corto plazo es el repunte de la inflación general que puede poner nerviosos a los Bancos Centrales en los próximos meses. Justo cuando la inflación subyacente parece marcar una senda descendente, el repunte de los combustibles y de algunos alimentos está presionando el dato general. Los inversores han dado prácticamente por finalizado el ciclo de subidas de tipos a nivel mundial y un nuevo repunte en las expectativas de tipos tendría influencia directa tanto en los mercados de renta fija como en los de renta variable. A más medio plazo, el impacto de las subidas de tipos del último año y medio a nivel global todavía puede tener efectos sobre la economía que, como siempre, pueden retroalimentarse y llevarnos a una recesión. Los aterrizajes suaves son difíciles de controlar.
7/13Con una inflación todavía elevada y dificultades para controlarla, con unos tipos de interés no vistos desde hace 15 años, el principal riesgo que vemos es el de una recesión mayor de la que se espera. Tenemos muy presente que estamos en un entorno geopolítico complicado. La cada vez más evidente fragmentación entre países no occidentales y occidentales deja el panorama actual en una situación especialmente compleja.
Preparamos las carteras para cualquier escenario, añadiendo inversiones descorrelacionadas junto con otras de bajo riesgo. Buscamos el mejor binomio rentabilidad/riesgo para cada inversor en todo momento.
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Los principales riesgos a monitorizar, no tanto por la probabilidad de que ocurran sino por el impacto que podrían tener en las cotizaciones de los activos, son la posibilidad de que la recesión suave que esperamos en Estados Unidos y en algunos países europeos sea más profunda; los riesgos financieros macro que unas condiciones de crédito más restrictivas podrían provocar; los riesgos geopolíticos, en particular los ligados a una escalada de la guerra de Ucrania; y finalmente la persistencia de presiones estanflacionarias en Estados Unidos y en Europa.
Sin embargo, aunque la materialización de cualquiera de estos riesgos sería negativa para los activos de riesgo (también para los bonos la persistencia de presiones estanflacionarias) siempre hay oportunidades de inversión.
Los mercados financieros enfrentan varios riesgos clave en corto plazo. En primer lugar, existe la preocupación sobre el crecimiento en China y su sector inmobiliario, ya que cualquier desaceleración en esta área podría tener un impacto global. Además, se vislumbran riesgos en la política monetaria, especialmente en los Estados Unidos, donde los tipos de interés podrían mantenerse elevados durante períodos prolongados, lo que podría afectar la inversión y el endeudamiento. La parte más larga de la curva americana podría tener presión en el corto plazo al alza en rentabilidades debido a las crecientes necesidades de emisión del Tesoro estadounidense en un contexto donde la demanda podría ser menor ante una postura menos acomodaticia del Banco de Japón y el gobierno Chino defendiendo su divisa. También nos mantenemos alerta con la incertidumbre geopolítica. Las tensiones entre Rusia y Ucrania, las disputas entre China y Taiwán, así como la lucha entre China y los Estados Unidos por el liderazgo tecnológico, podrían ser fuente de inestabilidad y volatilidad en los mercados. Por último, pero no menos importante, está el escenario macro, que debería seguir siendo el factor clave para las carteras, por lo que consideramos que una adecuada diversificación de riesgo y una gestión activa son la receta para el éxito
10/13Los últimos datos confirman el escenario de que los crecimientos van a ser menores en la segunda mitad de año (creación de empleo menguando, debilidad en manufacturas ya afectando a servicios, nuevos pedidos en contracción, comercio internacional débil) con Europa liderando la debilidad a nivel global. La sorpresa durante el verano fueron las subidas en el petróleo y gasolinas, que se ha visto reflejado en los IPCs adelantados de agosto. El principal riesgo que vemos es que a la pérdida de impulso macro se sume una inflación que se estanca en torno al 4% en la Eurozona y 3% en EE.UU.
11/13No son pocos los desafíos con los que tendrá que lidiar el mercado próximamente. La economía mundial no solo ha mostrado una notable resiliencia hasta la fecha, sino que incluso ha visto acelerar su impulso económico, llevando a posponer la tan anunciada recesión. Sin embargo, la capacidad de mantener este ritmo se hará cada vez más difícil conforme las empresas y los hogares se enfrenten a condiciones crediticias más estrictas en los EE.UU. y en Europa, a medida que el impacto de sus políticas monetarias restrictivas se van adentrando lentamente en la economía mundial. A esto se une la presión que puede ejercer sobre la economía las distintas huelgas que se han ido anunciando en las principales economías a raíz de la pérdida de poder adquisitivo de los últimos tres años. Por lo que yo destacaría los siguientes elementos a tener en cuenta: decisiones de los bancos centrales, datos de mercado laboral, resultados empresariales y evolución del ahorro acumulado durante la pandemia, que hasta ahora está sirviendo de colchón frente a la inflación
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Hay valoraciones muy ajustadas y primas de riesgo que no reflejan, a nuestro juicio, la realidad de fondo. Es muy probable que la inflación se mantenga elevada durante bastante tiempo y, por tanto, los tipos de interés también. No creemos que se hayan alcanzado aún los tipos terminales, al menos en Europa. Vemos riesgo de deterioro económico en los próximos meses, estando la clave en el empleo
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