La reforma fiscal de Donald Trump rompe el hechizo de los mercados

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A punto de cumplir sus primeros 100 días en el cargo, la Administración Trump por fin ha hecho un anuncio formal de sus planes para la reforma impositiva propuesta en campaña. Las medidas, que fueron anunciadas como “la mayor reforma fiscal en la historia de EE.UU.” incluye como plato fuerte la rebaja del impuesto de sociedades, del 35% al 15%. También se ha planteado la supresión del impuesto de sucesiones, la simplificación de los tramos del IRPF (de siete a tres tramos), el recorte del impuesto alternativo mínimo (un impuesto pensado para evitar que las grandes riquezas puedan acogerse a muchas deducciones fiscales), la eliminación de deducciones individuales o la rebaja de hasta el 20% del impuesto a ganancias sobre el capital (capex) de las empresas estadounidenses.

 “Un cínico diría que es un intento del presidente Trump para tener algo importante que mostrar durante sus primeros 100 días en el cargo. Pero hay que distinguir entre la reforma fiscal y simples recortes. Lo primero habría sido sensato si reestructurase el código fiscal hacia el consumo e incentivase la inversión. Desafortunadamente, parece más un recorte de impuestos común”, comenta Luke Bartholomew, estratega de Aberdeen. 

El estratega matiza que los mercados deberían asumir este anuncio “como algo favorable, porque estas rebajas de impuestos podrían ayudar al crecimiento independientemente de lo que haga el déficit a corto plazo”. De hecho, Bartholomew afirma que “puede incluso echar algo más de gasolina al rally de Macron”, aunque insiste en que, en el largo plazo, “parece otra reducción de las ambiciones de la Administración Trump”.

“Este anuncio no resulta una sorpresa, sino tan solo la confirmación del inicio de lo que seguramente será una negociación ardua y prolongada con el Congreso. Hasta el momento, el Caucus por la Libertad ha mantenido su férrea postura, lo que sugiere que las negociaciones serán complicadas”, explica Didier Saint-Georges, miembro del Comité de Inversión de Carmignac. En su opinión, “la Administración Trump será afortunada si se aprueba la reforma este año y consigue lo que se propone”.

Al igual que el estratega de Aberdeen, Saint-Georges duda sobre el calado de las medidas: “Un criterio clave para valorar el resultado final es si se trata de una verdadera reforma fiscal, que no afecte prácticamente a los ingresos del Estado en diez años, o si, por el contrario, se trata un acuerdo que vencerá en algún momento, dando lugar a otra crisis presupuestaria”.

Para el experto, lo único positivo es que “la Fed es muy consciente de la dificultad a la que se enfrenta esta reforma y no endurecerá más su política demasiado pronto, ni mediante subidas de tipos ni reduciendo su balance”.

Witold Bahrke, estratega sénior macro de Nordea, se fija también dos grandes problemas que plantea la reforma. El primero, la escasez de detalles, “especialmente sobre la financiación”. Los portavoces de la Casa Blanca afirmaron que el paquete fiscal se vería financiado por los efectos dinámicos (por ejemplo, un repunte del crecimiento o el incremento de los ingresos para los beneficiados por la rebaja de impuestos). Para el estratega, esta afirmación “es una ilusión y no convencerá a los halcones del Congreso”. El segundo gran problema es que “será prácticamente imposible conseguir que el Congreso apruebe esta propuesta”, pues Trump necesita un 90% de los votos.

La conclusión del experto es directa: “Siempre hemos mantenido la postura de que la agenda de Trump tendá que poner los pies en la tierra para finales de año, y las noticias de ayer (por anteayer, cuando se anunció la reforma) lo confirman”.  

Dicho esto, Bahrke asevera que “en el largo plazo, menos es más en lo referente a estímulos fiscales”. Se refiere a que “aunque unos estímulos fiscales inferiores creen decepciones en el corto plazo, podría extender el ciclo y, por tanto, el mercado alcista de la renta variable”. La razón reside en los complejos engranajes macro que el experto expone a continuación: “Si Trump abre el grifo del gasto fiscal ahora que la economía se está acercando a plena capacidad, crea riesgos de exceso de calentamiento. Esto obligará a la Fed a subir tipos más de lo esperado (…). Este endurecimiento adicional podría adelantar el final del ciclo tal y como lo conocemos, dando como resultado un escenario de grandes altibajos”.

Primeros indicios de decepción

Las bolsas estadounidenses recibieron el anuncio con subidas extremadamente moderadas, signo de que los mercados ya habían descontado la noticia. Varios profesionales de la gestión han empezado de hecho a hablar abiertamente de un sentimiento de desencanto: “Trump llegó a la oficina con una visión audaz y marcó al menos una victoria rápida, pero muchas de sus políticas propuestas han experimentado sólo un progreso gradual desde entonces”, observan desde Allianz Global Investors. Sus expertos opinan que “parece que el apoyo del Congreso tendrá la llave del éxito para muchas de las iniciativas del señor Trump; sin él, su habilidad para avanzar en su agenda puede ser limitada”.

Estos puntos de vista generan según la gestora tres implicaciones para la inversión: “Las expectativas del mercado para la Trumpflation deberían ser más bajas; el compromiso de Trumpo de un crecimiento sostenible del 3%- 4% puede ser didfícil de cumplir (mucho depende del crecimiento de la fuerza laboral y la productividad); si Trump tiene éxito en la reducción de la regulación, podrían beneficiarse los servicios financieros y el sector energético en menor medida”. En todo caso, los expertos advierten que “en general, los progresos seran más lentos y llevarán más tiempo del que muchos anticipan”.

Nick Clay, gestor de Newton (parte de BNY Mellon), muestra una postura parecida: “Los inversores están reevaluando la probabilidad de que las políticas pro empresariales de Trump se implementen con tanta rapidez como se anticipaba inicialmente, y por primera vez han identificado escollos potenciales”.

Clay opina que 2017 podría ser el reverso de 2016: “Durante el primer semestre, los valores defensivos y la deuda pública se rezagarán en su mayor parte y los valores cíclicos se dispararán; pero en un momento u otro se descorrerá el velo y volverá la aversión al riesgo. Cuando eso ocurra, nuestra expectativa es que los títulos defensivos batirán al resto y que los cíclicos experimentarán una corrección”.