Ni tan fast ni tan track

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El primero de ellos, de carácter internacional, fue el estallido de la crisis chipriota, la cual más que tener un impacto económico en la Eurozona, hizo patente una clara tendencia en la manera en que el mundo desarrollado espera dar la cara a sus crisis financieras en el futuro. Y es que los acreedores de los bancos, es decir, los depositantes y tenedores de bonos, deberán asumir parte de las pérdidas de estas instituciones cuando se presenten situaciones de bancarrota, ya que el tan famoso “too big to fail”, que ha imperado en la reciente crisis financiera internacional, que obliga a los estados nacionales a rescatar a sus bancos en problemas, exige imponer a la sociedad como un todo unos costos de rescate extravagantemente altos e inequitativos.

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