Dudas que les están surgiendo a los gestores de estos productos, movimientos que están realizando en el asset allocation, efectos que ha tenido la crisis del COVID-19 en las estrategias y un análisis estocástico para predecir su comportamiento a nivel de rentabilidad y riesgo.
La crisis del COVID-19 está dejando al descubierto tendencias muy interesantes en la industria. Algunas son muy evidentes y de ellas se ha escrito mucho. Otras, en cambio, permanecen soterradas y para detectarlas es necesario hacer un análisis en profundidad de los datos que nos van ofreciendo los mercados y también de la evolución de las carteras de los inversores españoles. Es lo que ha hecho Juan José González de Paz, consultor senior en el equipo de Solutions de Natixis IM, en un estudio que ha presentado a FundsPeople y en el que se detallan cuestiones de gran relevancia para los inversores. La primera de ellas es la gran diferencia de rentabilidades que se han producido tanto a nivel regional como por estilos.
1. Una de las más importantes es el despunte del growth frente al value. “La fuerte tendencia que venía produciéndose desde 2006 se ha ido agudizando a partir de 2018 y especialmente durante la crisis del COVID-19. El exceso de rentabilidad acumulada del growth frente al value es abismal. El primero sigue superando al segundo y son muchos los gestores de carteras que se están preguntando si en algún momento se va a producir una reversión a la media o si la tendencia continuará”, reconoce el experto.
2. Dispersión sectorial en cada fase de la crisis del COVID-19 y mejor comportamiento relativo de la ESG. En general, en 2020 tecnológicas y empresas vinculadas a la salud son el tipo de compañías que han registrado un mejor comportamiento relativo, pero durante la caída y posterior recuperación de los mercados se han ido producido movimientos cambiantes en función del periodo que tomemos en consideración.
Y lo mismo ha ocurrido con la inversión con criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno. “En líneas generales la ESG se ha comportado mejor, confirmando la teoría de que este tipo de inversión puede tener sentido de cara al largo plazo. Su adopción en las carteras está aumentando”, detecta González de Paz.
3. Esa dispersión sectorial también se ha producido a nivel regional. El mercado americano se ha comportado mejor que el europeo y eso ha tenido efectos claros sobre las carteras moderadas españolas. “Ha detraído rentabilidad puesto que los inversores tienden a mantener una mayor exposición a Europa que a EE.UU. tanto en lo que respecta a renta variable como renta fija. Esto ha supuesto un hándicap para ellas. Es cierto que, poco a poco, la presencia de activos estadounidenses en cartera va aumentando, pero el porcentaje mayoritario sigue estando en Europa. Invertir en bonos del Tesoro americano haciendo la cobertura es hoy menos atractivo que antes, pero los treasuries continúan siendo más interesantes que los bunds”. En el siguiente gráfico se presentan los building blocks de la cartera moderada en detalle.
4. Los flujos hacia las carteras conservadoras y moderadas en el segundo trimestre, cuando se estaba produciendo la recuperación de los mercados, fueron negativos. “Los gestores acertaron al mantener exposición a los activos de riesgo, pero no todos los inversores se beneficiaron de ello”, señala el experto. Hay que tener en cuenta que el 82% de los activos está en carteras con perfil prudente y moderado. El 18% restante está en carteras agresivas y ahí sí el inversor acertó metiendo más dinero y reforzando sus posiciones en el segundo trimestre del año. González de Paz ha detectado que, en los últimos tiempos, el cliente final se ha ido moviendo hacia un perfil de riesgo más agresivo.
5. Reducción del peso de los fondos mixtos. Es una tendencia que viene de atrás y que está golpeando de lleno a los mixtos. “Desde el cuarto trimestre de 2015, se aprecia una tendencia a reducir el peso de estos productos en las carteras. El dinero que sale de ellos entra en estrategias de renta variable y renta fija. Su peso en las carteras conservadoras y moderadas se ha reducido de manera muy significativa. Los datos de rentabilidad ofrecidos por los multiactivos no han cubierto las expectativas de los inversores y cada vez más clientes se muestran más reacios a delegar el asset allocation. Prefieren ser ellos quienes controlen los riesgos, teniendo claro en todo momento lo que hay en la cartera”, revela González de Paz. En la siguiente tabla se muestra la asignación de activos promedio de las carteras españolas.
6. Gestión alternativa: concentración en dos categorías muy específicas. En nuestro último análisis FundsPeople correspondiente a fondos de gestión alternativa alertábamos de la insatisfacción de los inversores con respecto a los resultados cosechados por los fondos de gestión alternativa en esta crisis. El resultado ha sido una reducción del peso de estas estrategias en las carteras de los inversores españoles que, dentro de esta tipología de producto, ahora concentran sus posiciones en dos subcategorías muy concretas: multialternativos y, en menor medida, fondos de deuda long-short. “Lo ideal sería diversificar más, pero la respuesta del cliente ha sido la de no complicarse en exceso e incluir en cartera algo diversificado que aporte descorrelación”.
7. La respuesta al mal comportamiento de los fondos de gestión alternativa. Según datos de Morningstar, en el primer semestre del año la rentabilidad media en euros ofrecida por los fondos de gestión alternativa fue del –8%. De acuerdo con González de Paz, el motivo más importante que explica este mal comportamiento es que los gestores mantenían una importante exposición al riesgo cuando se produjo la fuerte corrección y la redujeron tras las caídas, manteniendo de esta forma una exposición más baja en la fase de recuperación. “A la hora de volver a construir posiciones, se sintieron más cómodos cuando los mercados comenzaron a tranquilizarse, perdiéndose de este modo parte de la subida”.
8. Cambios en el asset allocation en las carteras españolas. En el segundo trimestre, los gestores de carteras moderadas y agresivas incrementaron el peso de la renta variable, en detrimento del resto de activos, donde redujeron. En la conservadora, también elevaron el riesgo, pero no a través de renta variable pura, sino vía mixtos. “Es un cambio más táctico que estratégico. El verdadero cambio estratégico lo vimos en el primer trimestre, cuando los tres perfiles aumentaron su peso en renta variable y lo recortaron en mixtos y alternativos. A pesar de los grandes movimientos de mercado que se han producido y de que el escenario es completamente diferente a años anteriores, la tendencia de fondo sigue siendo la misma”.
9. La volatilidad de las carteras ha aumentado considerablemente. Y para el consultor senior del equipo de Solutions, ésta es la razón fundamental por la que muchos inversores están planteándose rehacer sus carteras. “También influye que en renta fija hay menos donde rascar y las oportunidades fuera de Europa son cada vez menos atractivas, mientras que en renta variable se están revisando a la baja los datos de crecimiento de los países tanto desarrollados como emergentes, lo que puede tener un impacto en la rentabilidad de las acciones”.
González de Paz reconoce que cada vez hay más incógnitas con respecto a cuál es el potencial de acciones y bonos. Para tratar de dar una respuesta a esta cuestión, en su equipo han realizado un análisis estocástico sobre cómo se trasladarían las expectativas macroeconómicas a los mercados de renta variable y renta fija, con el objetivo de determinar cuál sería el comportamiento de la cartera moderada en los próximos 10 años. La principal conclusión es que la volatilidad esperada estaría entre el 5 y el 6% y la probabilidad de batir a la inflación sería de casi el 80%. En los siguientes gráficos se muestran los escenarios de crecimiento de una cartera moderada para los próximos 10 años.
Fuente de todos los gráficos y tablas que aparecen en este artículo: Natixis IM.