TRIBUNA de Jim Cielinski, director de Renta fija de Threadneedle Investments.
En nuestra opinión, 2014 probablemente sea un año de transición en el que el entorno para la renta fija pasará de un periodo con una política monetaria ultraflexible a uno que, aunque seguirá siendo acomodaticio, lo será menos. Creemos que esto conllevará el fin del alza de 30 años que ha vivido el mercado de renta fija.
La buena noticia es que las pérdidas deberían ceñirse a la deuda pública de los principales países con una mayor duración y un vencimiento a más largo plazo. Sin embargo, el mercado de renta fija sigue ofreciendo oportunidades. Consideramos que la transición también supondrá pasar de subidas impulsadas por la liquidez en los segmentos de más riesgo del mercado a un tipo de subida impulsado más bien por el crecimiento. Por eso el crédito sigue siendo atractivo, y debería ser uno de los beneficiados de este crecimiento y de la mejoría en los beneficios empresariales. No obstante, cabe decir que la parte de la subida impulsada por la liquidez ofrece más facilidades para obtener rentabilidad, por lo que los resultados del crédito probablemente sean modestos.
También creemos que esta transición será importante en el sentido de que limitarse a apuestas en largo sin hacer nada sobre las posiciones en activos de riesgo no permitirá obtener resultados tan satisfactorios de la inversión. Es poco probable que baste con tener exposición a beta de los mercados de activos de riesgo, sobre todo porque consideramos que en 2014 reaparecerá la volatilidad. Los responsables de los bancos centrales y el riesgo asociado a las políticas volverán al primer plano, lo que debería crear numerosas oportunidades para incorporar alfa a las carteras de renta fija. También deberían presentarse abundantes oportunidades para rotar de un sector a otro. A su vez, esto debería respaldar la rentabilidad.
Parece que la búsqueda de rendimiento no desfallece. Los rendimientos reales se mantienen en terreno negativo tanto en los vencimientos a corto plazo como en el efectivo. Esto penaliza a los ahorradores, y se traducirá en una preferencia por los activos de alto rendimiento, en especial los que ofrecen cierta seguridad relativa. Si aumentan los beneficios, esa seguridad relativa se puede hallar en segmentos como la deuda corporativa. Por tanto, la búsqueda de rendimiento no desaparecerá del mapa en 2014.
La «novedad» que todos intentamos evitar es el riesgo de tipos de interés. En 2013 fuimos testigos de que, cuando los tipos de interés de los países principales suben, la renta fija no proporciona el refugio seguro que muchos esperaban. Creemos que los productos de corta duración, los productos de rentabilidad absoluta y diversos productos de renta fija de última generación probablemente se conviertan en los destinatarios de los capitales que buscan refugios seguros.
Por último, tal como hemos indicado anteriormente, anticipamos un aumento de la volatilidad. En cierto modo, el año pasado fue bastante benévolo con los activos de riesgo. Hay que recordar que los bancos centrales no disponen de una hoja de ruta para lo que están haciendo. Las excepcionales medidas sin precedentes de expansión cuantitativa (QE) no salen en los manuales de estrategias. A nuestro juicio, los mercados nos están indicando que los bancos centrales apostarán por mantener una política acomodaticia. Coincidimos con esta opinión y creemos que debería impulsar los mercados al alza. No obstante, más de una vez en los últimos tiempos se han cuestionado esta otra posible fuente de riesgo y las competencias comunicativas de los responsables de los bancos centrales. Cabe esperar que el patrón se repita en 2014.
El ciclo corporativo no está en sintonía con otros segmentos del mercado
¿Por qué nos gustan los activos que están vinculados a empresas? Este argumento ya tiene cuatro años pero creemos que sigue siendo igual de válido hoy en día que entonces. Las autoridades se centran en la economía. La economía mundial es débil y uno de los principales motivos de ello es el desapalancamiento. Sin embargo, para las autoridades, es importante centrarse en los segmentos más débiles de la economía. Desde la crisis, las empresas se han mostrado sistemáticamente como el sector más sólido de la economía. Esto significa que se benefician de ventajas imprevistas, puesto que las autoridades solo cuentan con herramientas poco eficaces. La crisis nunca ha afectado a los beneficios y el ciclo corporativo goza de buena salud. La liquidez ha permitido a los mercados avanzar mucho más de lo que deberían a la vista del nivel de crecimiento económico, pero, en nuestra opinión, sigue teniendo sentido.
Creemos que acabamos de entrar en una fase del ciclo de crédito en la que el apalancamiento volverá a ganar terreno. Es probable que esto se produzca antes en EE.UU. que en Europa. Sin embargo, con la actual solidez de los balances y la continua búsqueda de rendimiento, no se descartan nuevas ganancias en el crédito. El tramo expansionista del ciclo podría durar muchos años, por lo que quizá todavía asistamos a un crecimiento titubeante; pero, si le sumamos el «dinero fácil», es probable que la deuda corporativa genere un excedente de rentabilidad.
Perspectivas para 2014
Los rendimientos de la deuda pública de los países centrales han recibido un gran apoyo, pero lo triste es que seguirán siendo una de las clases de activos más caras del mundo. Creemos que los rendimientos proseguirán su tendencia alcista, pero están más próximos a su valor razonable que antes. Este año se ha puesto de manifiesto la sobrevaloración impulsada por las medidas de QE, pero es no probable que los datos rentabilidad de 2014 brinden sorpresas.
En el próximo año tendrán lugar numerosas transiciones, y probablemente generarán cierta volatilidad. Sin embargo, prevemos que los inversores no se preocuparán tanto por la retirada de los estímulos como en mayo o junio de 2013, puesto que ya hemos dejado atrás gran parte de la corrección de las valoraciones de los mercados de renta fija.
El crédito está en buen estado de forma, los balances son sólidos, los impagos se mantendrán bajos por lo menos durante los dos próximos años y el «dinero fácil» debería vencer al crecimiento lento.
La deuda de los mercados emergentes volverá a constituir una fuente de oportunidades de alfa en la renta fija, pero los inversores deberán ser cautos y selectivos para obtener ganancias.
Por último, los inversores no pueden dejar de lado por completo la renta fija (muchos deben mantener posiciones en ella en el contexto de sus carteras). No obstante, la nueva coyuntura conlleva un enfoque distinto y, a nuestro juicio, esto supone hacer hincapié en la rentabilidad absoluta, apostar por las duraciones más cortas y seguir buscando rendimiento.