Diez lecciones de inversión de Charlie Munger

Pablo Martinez Bernal_noticia
Firma: cedida (Amiral Gestion).

Artículo de Pablo Martínez Bernal, responsable de Ventas para Iberia en Amiral Gestion.

Tras la triste noticia de la muerte de Charlie Munger, vicepresidente de Berkshire Hathaway y mano derecha de Warren Buffett, la mejor forma de honrar su memoria es aprender de él. En palabras del propio Buffett: “Berkshire Hathaway no podría haber alcanzado su estatus actual sin la inspiración, sabiduría y participación de Charlie". Aunque hay mucho que podemos aprender de su extensa y polifacética carrera, aquí van las diez lecciones de inversión más importantes que todos podemos aprender de él.

1 – “Toda inversión inteligente es value investing, adquirir más de lo que estás pagando”

Si le preguntas a cien inversores qué es el value investing, obtendrás 100 respuestas diferentes. Pero la esencia de la filosofía value la definió Munger con brillantez: pagar menos de lo que algo vale. A esa diferencia se la conoce como el margen de seguridad, que tiene un efecto doble. Cuanto más grande es, mayor es el potencial de ganancia y al mismo tiempo menor es la posible pérdida de valor.

2 - "El deseo de hacerse rico a toda prisa es bastante peligroso"

Nadie quiere hacerse rico lentamente, pero es precisamente esa la fórmula ganadora si no queremos perderlo todo por el camino. Cuando uno pone el foco en el largo plazo, empieza a tomar decisiones de inversión más prudentes y conservadoras. ¿De qué sirve obtener un año una rentabilidad del 100% si incurrimos en riesgos constantemente que se puede llevar todo lo ganado por la borda?

3 - "La idea de una diversificación excesiva es una locura”

Munger era un firme defensor de no diversificar en exceso. Cuando sabes que tienes una ventaja debes apostar fuerte. Tanto Munger como Buffett popularizaron el concepto de las tarjetas perforadas. Si interiorizas que como inversor no vas a tener más que 10 o quizás 20 grandes oportunidades en toda tu carrera y que cuando aparezcan debes de invertir con convicción, cambiará tu manera de invertir.

4 – “No dejes de aprender nunca. Es una obligación moral”

En una sociedad en donde muchos dejan de aprender al salir de la universidad, Munger era un ejemplo de todo lo contrario. Ciego de un ojo desde 1952, Munger estaba estos últimos años quedándose ciego del otro y aprendió a leer en braille para seguir saciando su curiosidad. Da igual lo inteligente que seas, nadie es tan brillante como para tener las mejores ideas. Es mejor devorarlas y aprender de los errores de los demás. Munger era un estudioso de todo aquello que funciona y lo que no, y procuraba entender por qué.

5- “Aprender cuáles son tus fortalezas”

El concepto del círculo de competencia fue desarrollado por el fundador de IBM, Tom Watson. “No soy un genio. Soy inteligente en algunos puntos, pero me quedo en esos puntos.” Por muy obvio que pueda parecer, solo una minoría de profesionales sigue esta máxima a rajatabla. Munger era consciente de sus fortalezas y debilidades y esta prudencia le permitió evitar cometer grandes errores de inversión.

6- “Hay errores de comisión y errores de omisión”

Munger siempre clasificaba los errores de inversión en dos categorías bien diferenciadas. A veces el error es tomar una decisión y actuar (comisión), en otras es justo lo contrario (omisión). Curiosamente, el mayor coste de oportunidad de los errores de inversión de Munger vino de esta segunda. Siempre se ha reprochado el no haber invertido en Google o Amazon. Según confesó hace poco en Twitter Elon Musk, en una comida pudo invertir en Tesla a una valoración de $200 millones que declinó. Por suerte compensaron con excelentes inversiones como la de Apple, Coca-Cola o American Express.

7 - "El dinero de verdad no está en la compra o en la venta, sino en la espera”

Nuevamente, algo aparentemente sencillo y lógico es practicado por muy pocos. Si el trading fuese tan rentable como muchos falsos gurús afirman, la lista Forbes estaría plagada de ellos. Por el contrario, los inversores que figuran entre los más ricos del mundo acostumbran a ser pacientes, a invertir a muy largo plazo. Jeff Bezos, el tercer hombre más rico del mundo, confesó en su carta a los accionistas de 1997 que “todo gira en torno al largo plazo.”

8 – “El temperamento es más importante que la inteligencia”

Munger fue un adelantado a su tiempo y tuvo muy claro mucho antes de que se popularizase el behavioral finance que lo más importante para tener éxito invirtiendo es el control emocional. El mayor enemigo de los inversores somos nosotros mismos, decía Benjamin Graham. Munger también insistía en la idea de que para invertir con éxito tampoco era necesario ser muy inteligente. De hecho, si un inversor tenía un cociente intelectual de 140, le iría mejor cediendo 20 puntos a otro, ya que en muchas ocasiones tanta inteligencia va acompañada de arrogancia. En la inversión, se precisa un complejo equilibrio entre confianza en uno mismo y en su análisis y humildad para cambiar de opinión.

9 – “Requiere mucho carácter estar sentado con tanto dinero y no hacer nada. No llegué a la cima donde estoy persiguiendo oportunidades mediocres”

Munger y Buffett han explicado en infinidad de ocasiones una de las ventajas del mercado de acciones y es que no están obligados a actuar. En béisbol hay strikes o penalizaciones por no batear. Invirtiendo no y eso supone una ventaja. No siempre el mercado ofrece al inversor racional buenas oportunidades y actuar por no quedarse uno de brazos cruzados es lo peor que podemos hacer. Su socio Buffett ha confesado que en ocasiones prefiere dar una vuelta a la manzana de su oficina para airearse que estar en ella y evitar la tentación de invertir cuando es mejor esperar, como explicaba en el punto 7.

10 - "Recuerde que la reputación y la integridad son sus activos más valiosos, y pueden perderse en un instante"

Si algo llama la atención en la imagen de Buffett  y Munger es su integridad y reputación. El mundo de las finanzas no ha estado exento de malos ejemplos, como Bernard Madoff, Charles Ponzi o Michael Milken, creador de los bonos basura y figura que inspiró el personaje de Gordon Gekko en la ácida crítica que realizó el director Oliver Stone en los excesivos años 80. Munger tuvo un comportamiento ético ejemplar durante toda su carrera profesional y nadie le puede achacar un comportamiento inadecuado. En una época donde las prácticas de buen gobierno corporativo eran inexistentes, Munger brilló por su ejemplaridad.