TRIBUNA de Didier Bouvignies y Philippe Chaumel, socios generales de Rothschild&CieGestion.
Después de muchas dilaciones, la cobertura de los medios de la crisis de la eurozona ha alcanzado su punto de ebullición. Las cuestiones que conciernen al manejo de la crisis, las cuales han tenido un impacto significante en los precios globales de la renta variable y en la volatilidad del mercado, son todavía el objeto de todas las miradas. En este entorno es difícil ver con claridad e intentar anticiparse a los mercados a corto plazo. Quizás sea más útil mirar un poco más allá y examinar los fundamentales económicos que han permitido a los mercados de renta variable tanto europeos como estadounidenses recuperarse más enérgicamente, entre un 10% y 15% desde sus recientes caídas.
Octubre fue un mes histórico para Wall Street, donde el índice Dow Jones registró su mejor rendimiento mensual desde octubre de 2002 y el S&P 500 subió un 11% con su beneficio mensual más alto desde diciembre de 1991. Este rendimiento muestra que los americanos, que están menos preocupados por los asuntos políticos que los europeos, han estado prestando atención a algunos fundamentales económicos bastante tranquilizadores. El primero de estos es la tasa de crecimiento del PIB, la cual se elevó a una tasa anualizada del 2.5% en el tercer trimestre de 2011, conducido principalmente por la demanda doméstica y especialmente por el consumo de los hogares a pesar de la contribución negativa de los inventarios.
Con estos factores de apoyo es muy probable que el crecimiento en el último trimestre sea similar y en consecuencia se eliminará el riesgo de una recesión double dip para la economía estadounidense. Este crecimiento de PIB permitió al 70% de las compañías registrar resultados mejores de los esperados para el tercer trimestre, incrementando el 18% comparado con el último año. Un segundo factor positivo fueron los mercados emergentes, cuyos indicadores económicos se han fortalecido y se han disipado los miedos de una desaceleración en sus economías. Este es el caso por ejemplo de China, donde la inflación se está moderando y que podría, como Brasil, flexibilizar su política monetaria.
A pesar de las turbulencias políticas, los mercados de la eurozona han mejorado. Aunque sus rendimientos pueden parecer sorprendentes, sus datos macroeconómicos también sugieren que las condiciones económicas están mejorando. En cuanto al BCE, ha reconocido la severidad de la crisis de la eurozona y bajó su principal tipo de interés al 1.25%. A pesar de que esta relajación de la política monetaria debería ser buena para el crecimiento de la región, la situación de Europa es todavía delicada y siguen preocupando los acontecimientos en Grecia y sus potenciales repercusiones en el resto de la Eurozona. Muchos bancos han anunciado que en Junio de 2012 habrán aumentado su coeficiente de solvencia al 9% al contraer sus balances, incrementando sus beneficios no distribuidos y recortando costes (sobretodo los bonos) lo que aumentará sus ingresos. A juzgar por estas noticias, las preocupaciones de los inversores sobre que los bancos no podrán recapitalizarse lo suficiente parecen ser exageradas.