La inversión en los mercados mundiales de bonos gubernamentales generó rendimientos extraordinarios en 2014, pero 2015 se plantea más difícil. El Banco Central Europeo (BCE) se ha embarcado en un programa de expansión cuantitativa (QE) sin precedentes que está empujando al bund alemán a niveles aún más caros. Más de dos tercios del mercado de bunds registra ahora mismo rentabilidades negativas –un mal comienzo para los inversores– y no se ven signos de que las tires vayan a repuntar de forma significativa en el futuro próximo. Ante esta situación, a la que se suman los escasos niveles de inflación, consecuencia de los bajos precios del petróleo y de la lenta recuperación de la economía mundial, los inversores han vuelto su mirada hacia la deuda de alto rendimiento, o high yield. Tras un 2014 inestable, la perspectiva de un buen cupón y cierta apreciación del capital ha reavivado el atractivo de este mercado.
El high yield vuelve al menú de los inversores con hambre de rentabilidad

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