La integración en nuestras inversiones de los riesgos, oportunidades e impactos relacionados con la naturaleza

Firma: cedidas (Robeco).

TRIBUNA de Victor Verberk, director de Inversiones en Renta Fija y Sostenibilidad, Robeco, y Ana Claver Gaviña, CFA, responsable para Iberia, U.S. Offshore y Latam, Robeco, y presidenta del Comité de Sostenibilidad, CFA Society Spain. Comentario patrocinado por Robeco.

El sector financiero y la industria de la gestión patrimonial, a los que pertenecemos, tienen un papel crucial que desempeñar a la hora de frenar la pérdida de biodiversidad. No se trata simplemente de algo que “está bien tener” en el contexto de la inversión sostenible: sirve a los intereses a largo plazo de nuestros clientes y mejora nuestros resultados de inversión, y es nuestro deber hacer todo lo posible por aprovechar nuestra capacidad financiera para contribuir a proteger el planeta. Por esta razón, hemos establecido tres prioridades estratégicas para nuestra estrategia de inversión sostenible: cambio climático, biodiversidad y derechos humanos.

Robeco lleva años abordando distintas cuestiones relacionadas con la biodiversidad, a través de un programa específico de interactuación centrado en la deforestación asociada a la explotación de materias primas, de nuestra política sobre el aceite de palma y de la consideración de la biodiversidad como un factor decisivo en nuestro proceso de integración ASG. Desde hace muchos años, la biodiversidad se encuentra presente en nuestro proceso de inversión como elemento de evaluación de los riesgos (y las oportunidades) ambientales que afectan a las inversiones.

Sin embargo, está claro que debemos hacer más, tanto en términos de interacción adicional como de nuestras decisiones de inversión. Ya no se trata solo de no invertir en empresas que contribuyen a la pérdida de biodiversidad debido a que sus operaciones resultan perjudiciales para el medio ambiente. También debemos apostar por las que se esfuerzan por proteger la biodiversidad, dirigiendo más capital hacia este tipo de empresas sostenibles.

Pero no podemos hacerlo solos. Ningún inversor puede. Necesitamos que todas las esferas sociales también contribuyan; desde las empresas hasta los gobiernos, pasando por el sector financiero en su conjunto. Por este motivo, nos complace colaborar con el fondo World Wildlife Fund (WWF) Países Bajos, entre otros aliados, en nuestro esfuerzo por promover a escala mundial este proyecto tan vital. Trabajaremos con ellos utilizando nuestra hoja de ruta, que describíamos en el libro blanco sobre biodiversidad que publicamos recientemente, para emplear el capital inversor en la consecución de nuestros objetivos comunes.

Nuestra meta general es poder medir y gestionar en los próximos años nuestra contribución como inversores a la protección de la biodiversidad y la naturaleza colaborando con WWF y participando en otras iniciativas como el Compromiso Financiero por la Biodiversidad (Finance for Biodiversity Pledge).

Y esto es ahora más importante que nunca. El mundo natural está en crisis. Nunca en la historia humana la biodiversidad ha disminuido tan rápidamente como hoy en día. Según IPBES, las presiones del ser humano sobre la naturaleza están haciendo que nada menos que un millón de especies estén en peligro de extinción, muchas de ellas en pocas décadas. Los cambios en el uso de la tierra y el mar, la explotación directa de organismos, la contaminación y la introducción de especies invasivas amenazan a muchos ecosistemas.

Sin embargo, la crisis de la naturaleza no es una cuestión aislada. El cambio climático está intensificando los factores que generan la pérdida de naturaleza, lo que a su vez reduce nuestra capacidad de capturar carbono y, por tanto, de mitigar el cambio climático. Este bucle de retroalimentación negativa también reduce nuestra capacidad de resistir las consecuencias del cambio climático, ya que los ecosistemas degradados no nos protegen de los fenómenos naturales igual que los ecosistemas sanos.

En términos económicos, el impacto de esta pérdida de naturaleza no tiene precedentes. Los ecosistemas prestan un importante servicio tanto a las personas como a las empresas, por ejemplo, mediante el aprovisionamiento y la regulación de los recursos naturales. El Foro Económico Mundial estima que más de la mitad de la producción económica mundial (44 billones de dólares estadounidenses) depende en gran medida, o al menos moderadamente, de la naturaleza. Esto supone que, si los sistemas naturales se colapsan, también lo harán nuestros sistemas económicos y financieros. Esta es claramente una cuestión importante para cualquiera que ejerza su actividad en cualquier sector de nuestro planeta, incluyendo a sus financiadores.

Al mismo tiempo, la naturaleza ofrece muchas oportunidades y el mundo es cada vez más consciente de ellas. En el informe Future of Nature and Business se estima que una economía con incidencia natural positiva puede desbloquear oportunidades de negocio por valor de 10 billones de dólares estadounidenses, mediante la transformación de los tres sistemas económicos responsables de casi el 80% de la pérdida de naturaleza: alimentación, infraestructuras y energía. Los ecosistemas pueden considerarse activos importantes.

Si comparamos nuestro sistema económico con una cadena alimentaria, podemos decir que el sector financiero está en la cima de ella. La financiación constituye la base de nuestro sistema económico y hace posible todo tipo de actividades económicas, cuyas repercusiones sobre la naturaleza pueden ser tanto positivas como negativas. Por ello, el sector financiero tiene un papel crucial que desempeñar a la hora de afrontar la crisis climática y de biodiversidad.

Para poder actuar, el sector financiero necesita información que le permita entender cómo la naturaleza afecta a los resultados financieros inmediatos, así como los riesgos y oportunidades financieras que puede entrañar a más largo plazo. WWF se enorgullece de ser uno de los precursores del Grupo de Trabajo sobre Divulgación de Información Financiera relacionada con la Naturaleza (TNFD), que tiene como objetivo construir un marco que permita a las entidades financieras dar cabida a los riesgos y oportunidades relacionados con la naturaleza en su planificación estratégica, gestión de riesgos y decisiones de asignación de activos. Sin embargo, sería toda una muestra de estrechez de miras que las entidades financieras esperaran hasta que esta labor hubiera concluido antes de actuar. Tomando medidas ya, estas entidades pueden reducir drásticamente los riesgos asociados a la transición.

La hoja de ruta interna de Robeco sobre la biodiversidad, recogida en el libro blanco (whitepaper) sobre biodiversidad que hemos publicado recientemente, es un paso adelante real. Trata de comprender y abordar los impactos e influencias sobre la naturaleza del conjunto de la entidad. Esperamos colaborar con WWF Países Bajos para asegurar que su aplicación sea todo lo sólida que debe ser. Nuestro deseo es que esta hoja de ruta contribuya a la integración de la naturaleza en todas las decisiones financieras que se tomen, para así evitar las catastróficas repercusiones de las crisis a las que nos enfrentamos.