¿Por qué se están desplomando los mercados?

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Rbanks, Flickr, Creative Commons

Nuevo desplome de los mercados. Esta vez el descalabro ha sido de entre el 3 y el 4% para las plazas europeas (las pérdidas anuales son del 15% en el EuroStoxx y del 9% en el S&P 500). Los rebotes son inconsistentes y no logran invertir la tendencia. La caída del precio del crudo y la ralentización de la economía china están pesando sobre las perspectivas del crecimiento global y los beneficios empresariales, lo cual conduce a los inversores a reevaluar a la baja el precio de los activos. Pero también tiene un claro efecto sobre la política de los bancos centrales, cuya visibilidad se ha reducido, sobre todo en el caso de la Fed, como evidencian los cambios que sus responsables han ido introduciendo en el discurso durante las últimas semanas. Esto ha generado mucha intranquilidad. Con la primera subida de tipos, la Fed lanzó el mensaje de que las cosas estaban mejorando… pero los datos apuntan en otra dirección y arrojan mucha incertidumbre sobre la evolución económica y sobre cuál será la política monetaria que seguirá el banco central a partir de ahora.

En su mensaje de finales de enero, la autoridad monetaria señalaba que las subidas de tipos serían “muy graduales” debido al enfriamiento de la economía mundial, sobre cuya evolución se mantendría alerta. Inicialmente, la Fed prevé para este año cuatro subidas. Algunos siguen confiando en ello, como Justine Vroman, cogestora de Pictet AM, que espera una normalización gradual con 3-4 incrementos en 2016. Pero no es ni mucho menos la corriente de opinión mayoritaria. El mercado descuenta, como mucho, dos para este año (gráfico 1). Es una situación similar a la vivida a principios de 2015, cuando la Fed descontaba subidas de los tipos y los mercados decían lo contrario. Entonces fueron estos últimos los que ganaron el pulso.

A lo largo de las últimas semanas, los inversores han ido rebajando paulatinamente su previsión para los tipos de la Fed. Y, cada vez un mayor número de voces anticipan una o ninguna subida para este año. Es el caso de Henrik Lumholdt, estratega jefe de Inversis Banco, quien asegura que “probablemente la Fed se ha precipitado en su intento por normalizar la política monetaria”. Según explica, la curva de Phillips está plana, lo cual ha sido una complicación para la Fed. “A la autoridad monetaria le cuesta aceptar que con el paro en niveles tan bajos no deben subir los tipos y de ahí su intento de hacerlo en diciembre. La teoría dictamina que cuando sube el paro bajan los tipos y viceversa. Así ha sido en el pasado (gráfico 2). El problema es que el mundo es complicado. Tiene una forma que no hemos visto en el pasado. El peso de los emergentes es mucho más alto y la internacionalización de los efectos más destacado. Las decisiones de la Fed afectan a otras variables que se influyen entre ellas, devolviendo el efecto a EE.UU”.

En este sentido, señalar que se va a normalizar la política monetaria tendría un claro efecto sobre el dólar, que se apreciaría. El fortalecimiento del dólar tendría un impacto sobre la economía china, que se ralentizaría y también sobre el petróleo, cuyo precio bajaría, dada su relación inversa con el billete verde. La caída del precio del petróleo, a su vez, contribuiría a la crisis de los emergentes… Y todos estos efectos volverían a EE.UU (gráfico 3: fuente Inversis). “Janet Yellen intentó explicarle esto a los mercados en su discurso de septiembre, cuando alegó factores externos para no subir los tipos. A los inversores no les gustó, pero es la verdad. EE.UU. no está sola en el mundo. Le afecta lo que ocurre en el panorama internacional. No tiene por qué subir los tipos si no hay presiones inflacionistas. El entorno actual es sumamente diferente”, explica.

Es más: hay quien apunta ya en una marcha atrás de la política monetaria, es decir, bajadas de tipos. “La Fed podría volver a subir tipos, pero es mucho más probable que tenga que bajarlos”, advertía a la CNBC Austan Goolsbee, ex asesor de Barack Obama. Parece claro que hacerlo supondría reconocer que el movimiento de diciembre fue una equivocación y agigantar el fantasma del error de política monetaria. Con unos tipos en mínimos y tras varios QE, la cuestión es de qué armas dispondría la Fed para afrontar una nueva crisis.

Este cambio de planes también podría alcanzar al Banco de Inglaterra. Su gobernador no dice cuándo lo hará. La SONIA (Sterling Over Night Index Average) ahora está descontando una subida a finales de 2017. “Con un crecimiento del PIB que en el cuarto trimestre era de solo un 0,5% y los datos revisándose a la baja, está bastante claro que la economía británica ha perdido dinamismo. Probablemente también han interiorizado que las caídas del petróleo han reducido las posibilidades de que la inflación repunte a corto plazo”, señala Paul Diggle, economista de Aberdeen.

Todo esto apuntaría a que una subida de tipos no está sobre la mesa. Hay ciertas evidencias que ponen de manifiesto ese cambio de perspectivas del Banco de Inglaterra. “Ian McCafferty, uno de los miembros del Comité, ha decidido votar no a subir las tasas de manera inmediata, después de haber votado a favor de hacerlo en las últimas seis reuniones. Esto sugiere que existe riesgo de presión a la baja sobre la inflación y el crecimiento económico”, indica Azad Zangana, economista europeo de Schroders. No hay duda de que la crisis china y el petróleo están afectando a las economías, los mercados y la visión de los encargados de diseñar las políticas monetarias, y que estos factores pueden tener efectos en cadena difíciles de prever. El FMI ya ha aconsejado reforzar el sistema financiero internacional para prepararse ante la crisis de los emergentes… Los ‘know unknows’ empiezan a asomar.“En este entorno de inestabilidad, con tantas incógnitas, hay un riesgo de entrar en el mercado demasiado pronto", reconoce James Swanson, economista jefe de MFS IM. (Seguir leyendo).