Qué explica la enorme disparidad de comportamiento entre los distintos índices bursátiles

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Foto: wakalani, Flickr, Creative Commons

Tras un año complicado para el sector tecnológico estadounidense, el Nasdaq sube este año con fuerza y varios índices en Europa se anotan alzas superiores al 10%. Esta situación parece un cuadro idílico de las bolsas en este primer tercio de año, pero estas ganancias colocan el foco únicamente sobre una parte del universo cotizado, dejando en la sombra amenazas preocupantes.

Europa y EE.UU.

En la eurozona, destacan las fuertes rentabilidades superiores del sector del lujo y el consumo discrecional. Así, las subidas de Hermès, LVHM y L’Oréal rondan o superan el 30%, mientras que Kering y Christian Dior avanzan más del 20%. Por el contrario, es destacable el peor tono que han mostrado los valores de pequeña capitalización. A bastante distancia del 14% del índice MSCI EMU de grandes empresas, el de valores de pequeña capitalización, el MSCI EMU Small Cap, solo gana un 9% y el de los microvalores, el MSCI EMU Micro Cap, registra una subida de menos del 5%.

Este fenómeno es aún más patente todavía en EE.UU. Mientras que el Nasdaq ha rebotado un 19% desde comienzos de año, el S&P 500, solo ha subido algo más de un 8%. En cuanto al índice de valores industriales Dow Jones y el de valores de pequeña capitalización Russell 2000, los avances apenas superan el 2%. Para un inversor en euros, estas exiguas rentabilidades quedan borradas íntegramente por la caída del dólar frente a la moneda europea.

Para Enguerrand Artaz, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier, semejante disparidad entre los índices estadounidenses se explica principalmente por la fuerte subida de los grandes valores tecnológicos. “Apple, Microsoft, Amazon, Nvidia y Alphabet, los cinco valores con mayor peso en el S&P 500, acaparan ellos solos el 73% de las ganancias del índice, mientras que representan tan solo el 20%”, recuerda.

Consecuencias

Según el experto de la gestora francesa, esta enorme concentración de la rentabilidad desemboca en una fuerte reducción de la profundidad del mercado. “En el caso del S&P 500, menos del 25% de los integrantes del índice lo han batido durante estos últimos tres meses, mientras que la media se mueve en torno al 50%. Se trata del nivel más bajo desde 2005, lo que pone de relieve cierta fragilidad”.

De acuerdo con Artaz, por un lado, eso significa que la subida se apoya en un número reducido de valores. Por otro, estos valores son esencialmente empresas de gran capitalización, lo que hace pensar que los flujos compradores provienen en buena parte de las estrategias indexadas, alimentadas por los fondos que siguen tendencias o por los algoritmos, más que de un optimismo generalizado por los inversores, sobre todo los fundamentales.

“Dicho de otro modo, esto se traduce en un posicionamiento de mercado susceptible de cambiar rápidamente si surgen demasiadas malas noticias. Ahora, sobre todo al otro lado del Atlántico, la necesidad del banco central de mantener una política monetaria restrictiva ante la lentitud de la desinflación, sumada al deterioro progresivo de los datos macroeconómicos, crea un entorno susceptible de provocar un escenario de este tipo”, advierte.