Techo de deuda: ¿qué pasaría si no hubiese acuerdo?

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Foto: Carlosoliveirareis, Flickr, Creative Commons

El reloj sigue corriendo desde que Estados Unidos alcanzó su límite de endeudamiento en enero. El Tesoro estadounidense podría quedarse sin efectivo el 1 de junio. La rebaja de la calificación crediticia en 2011 debido a la crisis del techo de deuda ofrece un posible modelo para la reacción del mercado en el futuro. En aquel momento entraron en juego otros factores, pero podría haber lecciones que aprender del verano de 2011. Se cree que la fecha X caerá en torno al 1 de junio. La Fed publica semanalmente la cuenta general del Tesoro (TGA).

La TGA se está quedando vacía, con menos de 200.000 millones de dólares. Como referencia, el gasto público puede alcanzar los 500.000-600.000 millones de dólares al mes. “Los resultados del presupuesto federal en abril (un mes importante en términos de recaudación fiscal) fueron decepcionantes, con un superávit inferior al previsto. El mayor déficit en lo que va de 2023 en comparación con el año pasado parece deberse en parte a la menor recaudación de impuestos sobre las plusvalías tras la caída del mercado de 2022”, explica Axel Botte.

Lo que ha ocurrido en el pasado

Según el director de estrategia de mercados de Ostrum AM, filial de Natixis Investment Managers, el techo de deuda es “un disparate económico y se ha convertido en una peligrosa arma política”. No es la primera vez que el país se encuentra al borde del impago. De hecho, el techo de la deuda se ha modificado más de 100 veces desde la Segunda Guerra Mundial. Es previsible que demócratas y republicanos sigan el clásico método de hacer correr el reloj hasta la fecha X para que el otro sea el primero en reaccionar.

Si el pasado es un prólogo, los dos se enzarzarán en un enfrentamiento partidista hasta llegar a un compromiso de última hora. “Este tipo de maniobras siempre corren el riesgo de ser contraproducentes, ya que podrían provocar un impago involuntario. Y la probabilidad de que esto ocurra es mayor que en años anteriores. Las concesiones hechas por el presidente de la Cámara de Representantes limitan el número de soluciones legislativas, mientras que la cada vez mayor polarización política complica la tarea de llegar a un acuerdo”, explica George Brown.

Tal y como indica el economista de Schroders, suponiendo que llegue la fecha "X" y no se haya elevado el techo de la deuda, se detendrán los pagos de cupones y los reembolsos de títulos del Tesoro. “El Tío Sam entrará en suspensión de pagos. Aunque se han producido fallos técnicos, como por ejemplo el retraso en el procesamiento de algunos pagos en 1979, un impago real sería un acontecimiento sin precedentes con ramificaciones de gran alcance”, señala el experto de la firma británica.

Consecuencias del impago

En caso de impago del gobierno de EE.UU., Botte indica que se verían afectadas muchas instituciones nacionales y extranjeras que poseen valores del Tesoro y los hogares estadounidenses, incluidos los beneficiarios de la Seguridad Social, los miembros de las fuerzas armadas o las familias con niños. Podría producirse un cierre parcial de las agencias gubernamentales. El impago a los tenedores de bonos también tendría efectos en cascada, ya que las agencias de calificación crediticia rebajarían la calificación de la deuda del Tesoro, lo que elevaría los costes y la disponibilidad de préstamos en todos los sectores de la economía estadounidense.

En opinión de Brown, un escenario en el que los políticos estadounidenses empiecen a hablar abiertamente de un impago tras una ruptura de las conversaciones podría dar lugar a una venta masiva de bonos del Tesoro que se podría extender a los mercados de deuda vulnerables, obligando a los gobiernos a replegarse en todo el mundo. “El brusco endurecimiento de las condiciones financieras sería especialmente negativo para los mercados emergentes que dependen de los flujos de capital”, advierte.

En ese escenario, la actividad económica se frenaría aún más por otras vías. “Además del encarecimiento de la financiación de la deuda, la volatilidad de los mercados mermaría la confianza de los consumidores y las empresas, reduciendo las intenciones de inversión y obligando a los hogares a ahorrar por precaución. En Estados Unidos, concretamente, el cierre del Gobierno también afectaría al gasto y la actividad federales”.

Reacción de los bancos centrales y el Congreso

Bjoern Jesch subraya que una regla empírica sigue siendo que cada semana de cierre del gobierno probablemente cueste sobre el 0,2% del PIB, aunque -según el director de Inversiones de DWS- es probable que esta cifra aumente cuanto más tiempo dure el cierre del gobierno. En este episodio deberíamos tener en cuenta el deterioro de la confianza tras un posible impago, en comparación con los cierres del Gobierno provocados por la imposibilidad de aprobar los créditos. Por lo tanto, el experto asigna un impacto inicial algo mayor, en torno al 0,3-0,4% del PIB. “Cuanto más dure la crisis, más grave será el impacto sobre el PIB derivado del sentimiento y del menor gasto público"..

En un escenario como ese, las autoridades monetarias no se quedarían de brazos cruzados. De acuerdo con el economista de Schroders, los bancos centrales entrarían en acción. “La Reserva Federal detendría el ajuste cuantitativo y recortaría los tipos, y sus homólogos de las economías avanzadas seguirían su ejemplo. Sin embargo, los responsables políticos de los mercados emergentes se verían obligados a mantener los tipos de interés oficiales elevados para defender sus divisas, y algunos incluso tendrían que aplicar subidas agresivas para frenar las salidas de capital”.

Finalmente, el Congreso llegaría a un acuerdo para elevar el techo de la deuda. Pero el daño ya estaría hecho. “El crecimiento mundial se ralentizaría notablemente. En este escenario, se situaría un 0,7% por debajo de nuestras previsiones de referencia en 2023 y 2024 combinadas. Si hay un resquicio de esperanza, es que se supone que una demanda más débil haría que la inflación fuese un 0,5% inferior a nuestra previsión central en el mismo periodo”, concluye Zangana.