La S de social se convierte con la pandemia en el gran objetivo dentro de la ASG

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La crisis desatada por el coronavirus ha marcado un punto de inflexión para la inversión socialmente responsable. El comportamiento de los fondos que invierten con criterios ASG han logrado con su comportamiento quitarse ese sambenito de que eran menos rentables. De hecho, han demostrado que en momentos de alta volatilidad como los viviendo en los últimos meses lo han hecho mejor que sus comparables no ASG.

Y, además, los inversores han tomado más conciencia de la necesidad de aunar en la composición de sus carteras esos clásicos criterios financieros con los puramente ASG.

Tanto que, según el Global Client Sustainable Investing Survey de BlackRock, los inversores planean duplicar sus asignaciones a los productos sostenibles en los próximos cinco años, y el 20% de los encuestados afirma que la pandemia ha acelerado sus asignaciones a inversiones sostenibles.

Hasta la fecha el auge de la ESG ha dominado cada una de las siglas que componen ese acrónimo, la E de Environmental, la S de Social y la G de Gobernance. Pero hay una de ellas que tiene el mayor potencial de desarrollo en el mundo post COVID-19.

La importancia de lo social

“Los inversores empiezan a invertir en los PRI pensando en la G y luego en la E pero la pandemia ha movido a muchos inversores a prestar atención a la S”, afirma Fiona Reyolds,  CEO de PRI (Principal Responsable Investments) de la ONU. 

Ese foco en lo social ya se ha empezado a ver en las presentaciones de resultados. Según un análisis de NN Investment Partners, las empresas dedicaron más del 65% de su tiempo a temas sociales que a temas relacionados con las ganancias durante la crisis. Supone casi el doble (+11 veces  sobre la desviación estándar) de los niveles anteriores a la crisis durante sus earning calls. Es una de las conclusiones a las que han llegado analizando las transcripciones de las earning calls de las empresas del S&P Global entre enero de 2011 a septiembre de 2020 y comparando las frases que hacen relaciones a las distintas temáticas con la ayuda del machine learning.

"Todas las earning call este año han empezado hablando con criterios sociales y se ha convertido en un importante topic en la agenda. Hemos visto como muchas compañías han mejorado sus beneficios ligados a la salud, por ejemplo. Son pasos en la buena dirección pero se pueden seguir haciendo muchas iniciativas en este sentido.”, afirma Anne Tolmunen, gestora en AXA IM Framlington Equities

En ello están las compañías . Según un reciente estudio de MSCI a inversores institucionales, el 36% ve el elemento "social" de ASG como una mayor prioridad para finales de 2021 como respuesta a la pandemia. Al fin y al cabo, tal como recordaba Laura Donzella, responsable en España de Nordea AM, en esta tribuna  "para alcanzar los objetivos sociales de los ODS, se necesita una inversión anual estimada de entre cinco y siete billones de dólares, y solo se está destinando la mitad de dicho importe a este fin".

Cómo empezar el análisis

Uno de los problemas a los que se enfrentan los inversores para analizar cuánto de social es una empresa es la ausencia de datos al respecto ya que no hay unos ratios claros que se puedan analizar. “Hay que ir trabajando en una taxonomía social porque es verdad que los inversores una de los inconvenientes con los que se encuentran en precisamente esa falta de datos”, afirma Reynolds.

Sin embargo, según explica Marie Fromaget, responsable de análisis ESG de Axa IM, analizar la diversidad de género de una compañía puede ser un buen punto de partida. "Los datos de género pueden ser un buen punto de entrada. Son datos fáciles de conseguir y te permite indagar en las razones sociales que están detrás cuando ves porcentajes muy bajos".

De hecho, dos grandes fondos de pensiones como son el Fondo Soberano noruego o el Fondo de Japón han puesto la lupa en la diversidad de los consejos a la hora de seleccionar a las compañías que incluyen en sus grandes carteras.

Otra pista es mirar el ratio de turnover de la plantilla ya que en tiempos de distancia social y teletrabajo, las empresas tienen cada vez más complicado generar un clima de trabajo óptimos con el que retener a sus empleados.  “El talento en una compañía es quizá lo más importante que tienen. Hay que poner en valor el trato que reciben los empleados de una compañía. La seguridad, los programas de aprendizaje, el turnover y la diversidad  son cosas que no se pueden ver con proveedores externos”, apunta Tolmunen.

No obstante, incide en que los datos son solo datos y hay que mirar más allá de ellos. “La fotografía total te la dan los equipos de las compañías, la cultura y también hablar con los analistas sell side. Entienden muy bien una industria concreta y eso te permite establecer comparaciones”, apunta.