Antonio Morales (Mutua Madrileña): “Modular la inversión en mercados privados en función del ciclo es un ejercicio complejo”

Antonio Morales, Mutua Madrileña. Cedida.

Mutua Madrileña es uno de los inversores institucionales de referencia en España en materia de inversiones alternativas. “Somos uno de los players que más asignación hace en activos alternativos”, apunta Antonio Morales, director de Inversiones No Cotizadas de Mutua Madrileña y Mutuactivos.

En ese sentido, en la cartera de inversiones de Mutua los alternativos pesan entre el 10% y el 15%, lo que supone un volumen de activos de 600 millones de euros. “El elevado ratio de solvencia que tenemos nos permite estar en activos más ilíquidos y tener una visión de más largo plazo”, añade.

Morales se incorporó al Grupo Mutua en 2010, fecha en la que empezaron a invertir en mercados privados, y desde entonces han avanzado en su programa hasta tener exposición en todas las clases de activos: private equity, deuda privada, infraestructuras, real estate y venture capital. “Invertimos tanto a través de fondos como de forma directa”, señala.

A lo largo de este tiempo su modelo ha evolucionado. Como muchos inversores, “empezamos invirtiendo en private equity fundamentalmente a través de fondos de fondos”. A raíz de la gran crisis financiera, vieron un auge importante en el mundo de la financiación alternativa; el mercado de deuda privada adquirió mayor profundidad, con más gestores y subsegmentos. “Empezamos a invertir directamente en préstamos, que fue algo pionero en aquel momento”. A día de hoy, el 20% de su asset allocation es private debt, y el 40%, private equity. El 40% restante está invertido en infraestructuras, un tipo de activo “que encaja muy bien con el perfil de rentabilidad-riesgo de una aseguradora”, señala Morales.

COINVERSIONES

A día de hoy, el 30% de la cartera es inversión directa, lo que constituye “una de nuestras señas de identidad”. Son operaciones en las que “buscamos coinvertir con gestoras especialistas en cada ámbito de actividad”. Aquí entran tanto gestoras nacionales como internacionales. “Una de nuestras inversiones más relevantes es GO fit, una compañía de centros deportivos en la que entramos en 2012 junto a Corpfin y en 2016 incrementamos nuestra participación junto a Torreal”. También destaca la inversión en infraestructuras renovables de la mano de la francesa Ardian, concretamente en varios parques eólicos en España.

Debido al peso histórico que tiene el real estate en el balance de la aseguradora, este es un segmento con un peso residual en el asset allocation de su cartera. La exposición se ha limitado a inversiones más alejadas del inmobiliario convencional. “Hemos hecho inversiones en residencias de estudiantes; en su momento, participamos en Resa junto con Azora, Arta Capital y Banca March. Y también en residencias de mayores”, explica. “Hay varias coinversiones que han salido muy bien”, añade.

APROVECHAR LAS CAPACIDADES DEL EQUIPO DE ALTERNATIVOS

Morales tiene un doble gorro. Su responsabilidad al frente del área de inversiones no cotizadas atañe tanto a la aseguradora como a Mutuactivos colaborando activamente en este ámbito con las participadas de gestión patrimonial y banca privada Alantra Wealth, Orienta Capital y EDM. La estrategia del grupo es aprovechar las capacidades de tener un equipo especialista in-house que se dedica a invertir en mercados privados y que lleva haciéndolo durante mucho tiempo, “para ofrecer también soluciones de inversión a nuestros clientes”.

Con esa idea han lanzado hace un año un fondo de fondos de venture capital (formato FCR) asesorado por Top Tier Capital Partners, “uno de los players más reconocidos en el mundo de la gestión de fondos de fondos de venture capital”, explica Morales. Se trata de un vehículo en el que Mutua ha ejercido de inversor ancla y que pone a disposición de sus clientes.

Con más de 100 inversiones realizadas, el equipo de alternativos está compuesto por siete personas especializadas por tipo de activo: private equity, venture capital, infraestructuras y deuda privada. Un equipo reconocido en el sector, tal como se extrae de su nominación a los FundsPeople Awards como mejor equipo de inversión institucional en alternativos.

Morales recuerda que, cuando inviertes en un fondo de capital privado de alguna forma te casas con el gestor durante 10 o 12 años. Es muy importante entender que, durante ese tiempo, van a ocurrir muchas cosas: la economía puede entrar en una fase más complicada, las empresas pueden tener problemas, etc. Es importante conocer los equipos, su experiencia y capacidades. Estos son solo algunos de los puntos del proceso de due diligence que han de llevar a cabo, donde el track record del equipo gestor es un factor de peso. Aunque no tienen restricciones a la hora de invertir en first funds, dejarlos fuera podría suponer “perderse oportunidades interesantes” “La falta de un histórico es un hándicap relevante”, añade.  

ASSET ALLOCATION: RESULTADO DE LA REFLEXIÓN

“El asset allocation de su cartera de inversión llega fruto de la reflexión realizada en los últimos años”, explica Morales. Un posicionamiento que van revisando periódicamente en función de los objetivos de Mutua como inversor institucional y de sus condicionantes como aseguradora. “Por nuestro perfil de riesgo, tratamos de crear un programa que sea muy sólido atendiendo a distintas variables”, apunta. Habrá una parte de más largo plazo basada en plusvalías, que sería la pata de equity; una parte enfocada en la obtención de rentas con un menor riesgo que invierta en deuda; y otra a medio camino que combine capacidad de apreciación con generación de yield, como las infraestructuras.

“Combinando distintas clases de activos y segmentos, se busca una cartera que esté balanceada en términos de rentabilidad, riesgo, plusvalías, equity, deuda, etc.; y con el perfil de riesgo marcado por Mutua”, señala. Además, para la aseguradora “es tremendamente importante el riesgo reputacional. Cualquier cosa en la que veamos que pueda haber algún problema a futuro no vamos a invertir, por muy atractiva que sea”, afirma.

Después de toda esa reflexión, el resultado es el asset allocation mencionado: peso relevante tanto en infraestructuras como en private equity, y una menor exposición a deuda privada. “Lo que buscamos en esta cartera son las bondades que ofrecen los alternativos: diversificación, descorrelación y rentabilidad. Aquí es importante contar con una visión de largo plazo y pensar a unos cuantos años vista”, señala.

ACCESO AL INVERSOR PARTICULAR

Al hablar de mercados privados, Morales pone el foco en que se trata de una clase de activo complejo debido a las estructuras legales de los fondos, el acceso a los gestores, los tickets mínimos que te piden muchos fondos internacionales (a veces de cinco o 10 millones de euros). Sin embargo, “el mayor hándicap es que son activos ilíquidos, de muy largo plazo”, apunta. Todo lo anterior ha hecho que los que invertían solo eran los inversores institucionales”, señala. “En los últimos años estamos tratando de conseguir dar acceso al inversor particular a este segmento con vehículos más accesibles y bajando los mínimos de inversión. Es una tendencia que va a impulsar el crecimiento en los próximos 10 años. La industria está de acuerdo en que cada vez más estos activos tienen que formar parte de las carteras”. El reto está en cómo conseguimos una estructura eficiente, en materia de liquidez, adaptada a las necesidades del cliente particular, pero que mantenga el alfa de invertir en mercados privados.

“Es necesaria mucha educación financiera para invertir en este segmento. Dentro de todo el universo de activos, hay estructuras que pueden ser más adecuadas para determinados inversores”, apunta Morales. Seguimos de cerca la evolución del ELTIF y el desarrollo de vehículos evergreen como soluciones más accesibles para el inversor minorista pero conviene recordar los riesgos que implica invertir en vehículos que ofrecen liquidez al partícipe pero invierten en subyacente ilíquidos

De izqda. a dcha.: Cristina Elío Dolz de Espejo, Janire Goikoetxea Muñoz, Alberto Miro Bujosa, Antonio Morales Calvo (director del equipo), Beatriz Sánchez Sirvent, Jocelin Razo Valladares y Jake Neher. Fuente: cedida.

EXPECTATIVAS DE RETORNO

“Tras muchos años con vientos de cola para invertir en esta clase de activo por el entorno de tipos de interés bajos que permitía utilizar la deuda de una forma mucho más eficiente, ahora estamos en un mercado más restrictivo”, explica Morales. Se han producido ajustes en valoración, hay menor actividad de transacciones y menos distribuciones porque se han frenado las desinversiones al aumentar el gap de expectativas entre compradores y vendedores. “Todo eso está afectando a la capacidad de los fondos de vender, generar plusvalías, etc. Y esto al final es una rueda”, señala. “Si los inversores no recibimos distribuciones, no volvemos a poner dinero de nuevo porque lo tenemos ya invertido”. Estos factores han creado un panorama más complicado. Sin embargo, “si lo miras de una forma histórica, un entorno restrictivo puede dar lugar a buenas añadas; el que tiene liquidez puede aprovecharlo”.

Un ejemplo son los fondos de secundarios de private equity. “Hay fondos que están en una fase ya muy madura de su cartera, pero no es el mejor momento para vender y conviene esperar a un entorno más favorable”, apunta. Estamos viendo un aumento de las operaciones en secundario motivadas tanto por los inversores que necesitan liquidez (LP-led), como por los gestores que buscan generar liquidez a sus inversores para facilitar levantar un nuevo fondo (GP-led).

Un entorno complicado en el que ve oportunidades de inversión atractivas (en deuda, infraestructura de transición energética, venture capital tras el ajuste de valoraciones…). Sin embargo, deja claro que “tratar de modular la inversión en mercados privados en función del ciclo es un ejercicio complejo. Lo es por la iliquidez y por el horizonte temporal de largo plazo que tienen estas inversiones”. También es difícil por la propia realidad y forma de invertir en alternativos a través de compromisos: “eso te lleva a una dinámica de desembolsos y distribuciones que se van haciendo a lo largo del tiempo, que dependen de las decisiones del gestor dentro de un marco temporal amplio”. Es necesario invertir de forma sistemática en las distintas clases de activo, para construir “un programa robusto, que es lo que te da, precisamente, esa descorrelación que buscamos”.

El trabajo del equipo no se limita al proceso de due diligence previo a la inversión. Hay una labor de seguimiento muy relevante. “Cuando gestionas una cartera es muy importante la planificación; cuándo te pueden pedir dinero o cuándo puede haber una distribución”. También qué está ocurriendo con las valoraciones de sus posiciones, porque “tienen impacto en la cuenta de resultados de Mutua bajo normativa IFRS. El impacto en la cuenta de resultados llega no solo si se ha vendido una compañía y genera una plusvalía, sino simplemente si se ha reconocido un aumento de valor. “Eso nos obliga a realizar un trabajo muy de campo encima de toda la cartera”, apunta.