Caída bursátil de Deutsche Bank: opinan una consultora, una gestora alemana y una firma de asesoramiento

Deutsche Bank, DWS
Foto: Ell Brown, Flickr, Creative Commons

El pasado viernes, las acciones de Deutsche Bank sufrieron un fuerte castigo bursátil que arrastró a todo el sector financiero. El jueves, 23 de marzo, el banco alemán cerró la sesión a 9,34 euros El viernes, su valor llegó a caer hasta los 7,94, lo que en términos porcentuales significaba un desplome del 15%. Finalmente, las pérdidas se moderaron y los títulos de la entidad terminaron en los 8,54 euros, es decir, con una merma del 8,5%. ¿Qué está pasando? Una consultora, una firma de asesoramiento independiente y una gestora alemana han querido dar su opinión.

La opinión de la consultora: Accuracy

Según Enrique Reina, socio de la consultora financiera Accuracy, un tema importante sería decir que Deutsche Bank lleva tiempo considerado un banco no tan robusto. “En particular, siempre han existido dudas sobre su negocio de banca de inversión. Un ejemplo paradigmático son las autocalls, instrumentos financieros que necesitan modelos de valoración complejos (como Heston Stochastic Volatility Model) y pueden tener oscilaciones de valor debido a esta incertidumbre en la valoración”.

A su juicio, Deutsche Bank presenta ratios de solvencia buenos, pero depende en gran medida de modelos internos, es decir, su densidad de APR (interés anual que las entidades cobran por los préstamos) es peor que la de los bancos españoles (con mayor peso en el cálculo de ratios de solvencia de modelos standard). “Con Basilea IV, estas diferencias se reducirán bastante por el cap al uso de modelos internos”.

En todo caso, el experto considera que, pese a las dudas existentes, la situación actual no parece venir de un contagio financiero real, sino más bien de dos factores: las posiciones especulativas de los bajistas y el sentimiento generalizado de cierto miedo por las noticias recientes sobre bancos, que hacen que el mercado aparque la racionalidad y sobre-reaccione.

La opinión de una gestora: Flossbach von Storch

Para Philipp Vorndran, estratega de mercados de Flossbach von Storch, lo que estamos observando y viviendo estos días, la quiebra de Silicon Valley Bank o la absorción de emergencia de Credit Suisse, son daños colaterales de la política significativamente más restrictiva de los bancos centrales, tras una larga fase de tipos de interés históricamente bajos. “Era un entorno al que muchos deudores se habían acostumbrado. El proceso de ajuste es ahora más doloroso. La lucha contra la inflación tiene su precio”, afirma.

En su opinión, la cuestión es hasta qué punto se puede llegar, antes de que los bancos centrales consideren que el daño causado es mayor que el rendimiento de su estrategia antiinflacionista. “Es muy posible que para entonces se hagan visibles nuevos daños. No es posible predecir con exactitud cuáles serán. Parece más fiable la valoración de que la lucha contra la inflación probablemente se perderá si los bancos centrales aflojan los frenos antes de tiempo”.

Tal y como explica el experto de la gestora alemana, los bancos centrales se encuentran en un triple dilema: tienen que luchar contra la inflación sin poner en peligro la estabilidad del sistema financiero y sin paralizar completamente la economía. “El BCE, como caso especial por así decirlo, debe además mantener unida la eurozona. Una tarea que difícilmente podría ser mayor. Lo que sirve para alcanzar un objetivo contrarresta el otro”.

La opinión de una firma de asesoramiento: Nextep Finance

Desde que se inició la crisis bancaria, Víctor Alvargonzález, director de estrategia y socio fundador de la firma de asesoramiento independiente Nextep Finance, ha venido insistiendo en que los bancos centrales deberían cortar el problema bancario rápidamente y desde la raíz. “En temas tan sensibles como estos no actuar de forma rápida contundente y decidida es como dejar que se descontrole un fuego”, advierte.

Hasta ahora, la táctica de los bancos centrales, especialmente del BCE, es la de no darle demasiada importancia, para que no parezca que están preocupados. Pero, a su entender, al mercado no le importa si no están preocupados: el mercado ya se preocupa solo. “Es más, al mercado lo que le preocupa es que los bancos centrales no sean conscientes del peligro”.

El experto cree que es cierto que los bancos europeos son bancos sanos. Sin embargo, ocurre como con las personas: dejan de serlo el día que se permite que se contagien de un virus. “Primero caen las personas inmunodeprimidas, pero si no se vacuna al resto o no se pone en cuarentena a los primeros infectados, al final caerán enfermos también los sanos”. En su opinión, la forma de detener en seco esta crisis es transmitir al mercado que la estabilidad del sistema financiero está por encima de cualquier otra consideración.

“Detener la inflación es un proceso arduo y difícil, pero una huida bancaria es casi imposible de detener. Y más en un mundo en el que existen las redes sociales y la información se transmite como la pólvora, un mundo en el que se puede retirar un depósito de un banco y traspasar el dinero a un fondo monetario o letra del tesoro con un simple click”.

De acuerdo con Alvargonzález, lo primero que tendría que hacer el BCE es dejarse de matices, al estilo Mario Draghi. A continuación, debería de bajar inmediatamente los tipos de interés, ya que -a su juicio- la crisis bancaria es por definición desinflacionista. "No confundir con deflacionista, ya que desinflacionista significa desinflar lo que se ha inflado, la inflación”, matiza.

Según el experto, aunque baje tipos se compensará con la subida indirecta que supone la restricción del crédito. “En un contexto como el actual, los bancos van a reducir enormemente los créditos que dan. Y las empresas van a empezar a tentarse la ropa antes de seguir contratando a gente o aumentando salarios, lo que ayudará a reducir la inflación salarial, que es clave de cara al futuro de la inflación, tanto la general como la subyacente”.

Así pues, el director de estrategia de Nextep piensa que el BCE y la Fed deberían centrarse en atajar la crisis bancaria. "Como ha dicho el propio Jerome Powell, se va a producir una fuerte restricción del crédito. Y, si quería paro, lo va a tener. La mayoría de los directivos de las empresas van a reducir sus planes de contratación o despedir gente. Y eso también es profundamente desinflacionista”, concluye.