Peter Hensman, estratega global de Newton, filial de BNY Mellon , identifica los temas de inversión en los que se centra la firma, explica la procedencia de los flujos que entran en Europa y habla de la oportunidad y el riesgo de las crisis políticas.
Cambio integral, concentración financiera, realineamiento global, influencia de China, economía energética, intervención gubernamental, tecnologías verdes, dinámica demográfica, desapalancamiento… Son algunos de los grandes temas en los que piensan en Newton, filial de BNY Mellon, a la hora de enfocar sus inversiones en fondos como el BNY Mellon Global Real Return, el BNY Mellon Global Equity Higher Income, el BNY Mellon Global Opportunities o el BNY Mellon Asian Equity. Este enfoque les ayuda a concentrarse en las grandes tendencias a largo plazo al mismo tiempo que filtrar las interferencias. De todas ellas, dado el actual entorno en el que se encuentra la economía global, quizás el desapalancamiento sea una temática en la que los expertos de la entidad tengan que prestar en estos momentos una mayor atención. Peter Hensman, estratega global de Newton, asegura que el mayor desafío al que se enfrenta el mundo es la deuda, más concretamente el elevado volumen que existe en el mundo.
En una entrevista concedida a Funds People en la sede de la entidad en Londres, el experto, que lleva 17 años en la firma, se muestra convencido de que la deuda será un lastre tanto para el crecimiento económico como para los mercados financieros. “La política monetaria ultra expansiva hace que el riesgo de inflación sea alto. El actual escenario de ausencia de inflación continuará, pero hay que andarse con cuidado con los resultados de la política monetaria, sobre todo teniendo en cuenta que esta es experimental. El balance de la Fed ha crecido hasta los 4,3 trillones de dólares, una cifra mayor incluso que el PIB alemán. El mercado se ha vuelto muy confiado en que se ha logrado solucionar el ‘credit crunch’, lo cual es un error. Las mejoría se debe a la laxitud de la política monetaria”.
Pero los temas son solo la foto general. “Nuestro trabajo está en identificar aquellas compañías que saldrán reforzadas de cara al futuro. Para ello nos apoyamos en un amplio equipo de analistas, que están permanentemente estudiando compañía por compañía y visitando a los equipos directivos, para tener una mejor comprensión de su negocio y los riesgos”. La valoración juega un papel muy importante, aunque también la correlación que exista entre los activos que integran la cartera. “Algunos se mueven en direcciones contrarias. Otros, en cambio, guardan una correlación. Lo interesante es que la cartera esté compuesta por ideas diferentes. La clave está en tener convicciones”.
La estrategia de Newton
Hensman revela que Newton no es una casa de gestores estrella, sino de equipo. “Discutimos las ideas en una sala diáfana, en el que las paredes no tienen cabida. Nos entrevistamos con los equipos directivos de las compañías, tratamos de entender qué hay detrás de cada negocio, su sostenibilidad, su posicionamiento, comprender cómo está utilizando el capital… Los analistas tienen la obligación de reportarle al gestor sobre las ideas (TWIN). En cada sector habrá ganadores y perdedores. Esto es muy obvio, por ejemplo, en el caso de las compañías tecnológicas, donde hay que saber elegir muy bien la empresa en la que quieres invertir”. Por ese motivo, el experto considera que el mejor proceso para capturar las ideas es a partir de un proceso de inversión ‘bottom-up’, de intenso estudio de los fundamentales.
Por ejemplo, al experto no le gusta separar entre compañías de gran y pequeña capitalización. “El tamaño de la empresa no importa. Lo realmente importante es la liquidez”. En términos generales, en estos momentos en el equipo encuentran más valor en las compañías de gran capitalización tanto en el mundo desarrollado como en los países emergentes. En su opinión, las preocupaciones existentes en torno a los mercados en vías de desarrollo ha hecho que muchas empresas afincadas allí se hayan visto excesivamente castigadas. “Los emergentes afrontan muchos desafíos, pero no hay que olvidar que muchas de sus compañías lo están haciendo bien. Nosotros buscamos los negocios que se adapten mejor al nuevo entorno. El mercado en el que coticen es lo menos relevante”, afirma.
Pero, ¿cuál es el escenario al que mejor se deben adaptar las compañías que quieran formar parte de su cartera? Hensman las resume en tres: capacidad de adaptación a un entorno en el que las condiciones de acceso al crédito serán más difíciles, a un escenario de menor crecimiento económico durante los próximos 3-4 años y que la acción presente características similares al de un bono. Respecto a este último punto, el experto destaca que el dividendo juega una parte muy importante en el retorno total que ofrece una acción. “El rally del mercado ha hecho que gran parte de la rentabilidad de los últimos años haya venido por el lado de la revalorización del activo, si bien a partir de ahora no se espera que esto continúe. Habrá que esperar más volatilidad”, afirma. Tradicionalmente, los fondos que siguen estas estrategias presentan un beta defensiva (inferior a 1).
Crisis políticas: desafíos y oportunidades
Uno de los riesgos que siguen encima de la mesa es el de asistir a crisis políticas. “En un entorno de menor crecimiento, la política juega un rol muy destacado. Esto es especialmente relevante en periodos electorales, cuando para tratar de ganarse el voto de los ciudadanos los políticos cogen dinero de un lado para ponerlo en otro, lo cual puede provocar cambios importantes en las expectativas de un determinado país, sector o compañía. Esto es lo que, por ejemplo, acaba de pasar en Rusia. Se ha tratado de satisfacer a los ciudadanos rusos incorporando Crimea a la Federación y, ahora, esto pasará factura a la economía rusa”, explica el estratega global de Newton.
Pero, a veces, de las crisis también pueden surgir oportunidades. “Si siguen los problemas con Rusia, Europa empezará a desarrollar el esquisto para conseguir su independencia energética. Es un ejemplo de cómo unos elevados precios de la energía pueden incentivar la investigación. En el caso de Estados Unidos ha ocurrido lo mismo y ahora su economía se está empezando a beneficiar de unos precios de la energía más bajos, lo que está haciendo que muchas empresas estén volviendo a producir en el país”. Aunque el proceso de inversión que siguen es bottom-up, también descartan invertir en determinados sectores en los que aprecian un elevado riesgo. “No mantenemos exposición a bancos chinos porque el riesgo es muy difícil de evaluar”.
Dado que su universo de inversión es global, la divisa es siempre un factor a tener en cuenta. “A veces lo cubrimos. Otras, en cambio, no. Depende de la visión que tengamos sobre las perspectivas económicas del país y de si creemos que la moneda puede ser una herramienta que nos permita generar valor. En el caso de Japón, por ejemplo, 18 meses atrás estábamos convencidos de que para incluir nombres nipones en la cartera era necesario cubrirse frente al riesgo de la divisa, debido a la agresiva política monetaria puesta en marcha por las autoridades, como así ha sido”, indica.
Hensman explica que la correlación entre el PIB y la rentabilidad que ofrece un mercado es baja. “El ejemplo más claro es China. Lo fundamental, en el caso de este país, es que sus dirigentes entiendan que resulta muy necesario utilizar el capital de una manera más eficiente”. Algo parecido es lo sucedido en las economías de la periferia europea, donde –según el experto- se han hecho progresos y reformas muy importantes”. Y es que, tras el ‘haré todo lo que sea necesario para evitar la ruptura del euro y, créanme, será suficiente’ de Draghi, los mercados saben que hay una voluntad clara por parte de las autoridades de resolver los problemas, lo cual ha sido perfectamente interpretado por los inversores.
La procedencia del dinero que ha entrado en Europa
A su juicio, los fuertes flujos de dinero que han entrado en Europa en los últimos 12 meses han tenido su origen en tres áreas geográficas distintas. “En primer lugar, parte de ese dinero procede de los emergentes, en duda se han apreciado fugas importantes. Otra parte viene de Japón, donde los ‘Abenomics’ y la política monetaria del Banco de Japón han empujado a los inversores nipones a asumir más riesgo en sus carteras. Y, en tercer lugar, se ha apreciado una fuerte entrada de los flujos por parte de los gestores de Estados Unidos, que en 2012 habían optado por cortar toda exposición a las bolsas europeas ante la posibilidad de ruptura del euro. Ahora la están aumentando, aunque siguen en niveles de infraponderación”.
La mayor confianza que existe en el mercado europeo -en general- y en los periféricos -en particular- no quiere decir, sin embargo, que los problemas se hayan resuelto. Existen desafíos que todavía quedan por resolver. Uno de ellos es el problema demográfico que vive la región, donde el envejecimiento representa cada vez un mayor obstáculo para el desarrollo económico. “El gran reto será cómo se gestiona el envejecimiento poblacional, ya que en algunos casos puede ser un lastre muy importante para la economía. Esto es muy obvio en el caso de países como España. El desarrollo demográfico puede tener un impacto económico muy significativo”. Como cualquier desafío, también supone una oportunidad. Es por eso que en Newton lo mantienen como uno de sus temas: la distribución por edades, renta y riqueza crea dinámicas tanto a nivel nacional como global.