El descenso de las reservas de divisas preocupa a los inversores, que temen que pueda repetirse una situación similar a la vivida durante la crisis asiática de los noventa. Los expertos de Standard Life Investments analizan las implicaciones.
En medio de las turbulencias que sacuden a los mercados emergentes, avivadas por el desplome de los precios de las materias primas, la desaceleración económica en China y la esperada subida de tipos por parte de la Reserva Federal, los datos del FMI que señalan un descenso de las reservas de divisas de estos países ha sido recibido con preocupación por los inversores, que temen que pueda repetirse una situación similar a la vivida durante la crisis asiática de los noventa.
Sin embargo, las cifras del FMI “no están ajustadas para reflejar el hecho de que no todos los países mantienen sus reservas en divisas en dólares, aunque los datos sí se miden en términos de dólar”, explica Ken Dickson, responsable de inversión en divisas en Standard Life Investments. “El resultado es que, conforme aumenta el valor del dólar, las reservas en divisas distintas del dólar pierden valor pero, si ajustamos el efecto del tipo de cambio, observamos que el crecimiento anual de las reservas en divisas de los mercados emergentes ha desaparecido pero aún no es significativamente negativo” (ver gráfico).
Pese a la debilidad reciente, Dickson afirma que los mercados emergentes no son tan vulnerables como antaño a un brusco frenazo de los flujos internacionales de capital: “Para empezar, las reservas no se han reducido sustancialmente y las acumuladas desde 1998 han creado unos buenos colchones de seguridad. Y, en segundo lugar, los mercados emergentes siguen registrando, en conjunto, superávit por cuenta corriente, aunque se deba más a una reducción de las importaciones que a una mejora de las exportaciones”.
Aunque el experto reconoce que el aumento de los tipos de interés de Estados Unidos y de los bonos globales podría traducirse en una mayor volatilidad de las divisas de mercados emergentes, destaca que “los bancos centrales de estos países han permitido en gran medida un ajuste de sus monedas sin que se hayan mermado sus reservas de divisas extranjeras”.
Ganadores y perdedores
No obstante, los datos agregados esconden situaciones muy diversas. En la casa escocesa monitorizan la evolución de las vulnerabilidades de cada mercado emergente antes de decidir qué divisas incluirán en las carteras. “Las oscilaciones en los términos de intercambio por la caída de los precios de las materias primas pueden agravar estos riesgos”, señala Dickson. “Algunos países (como Sudáfrica, Brasil o Rusia) han permitido que su moneda se devalúe para compensar el deterioro de los fundamentales. De los tres, Brasil y Rusia mantienen reservas elevadas pero el colchón de Sudáfrica es mucho menor”.
“Otros países, como Malasia y Turquía”, continúa, “no han usado su divisa como válvula de seguridad y sus niveles de reservas también son más bajos de lo que sería óptimo, lo que podría suponer un riesgo para la futura estabilidad de su economía”. Por último, el experto anticipa una devaluación del won coreano, vinculada al intento de las autoridades por restaurar la competitividad de las exportaciones, mientras que “la agenda reformista en la India reduce la vulnerabilidad de su economía y abre la puerta a un mejor comportamiento de la divisa”.