Insensibilidad al riesgo de tipos, menor riesgo de crédito, crecimiento del mercado y una posición aventajada tras los últimos cambios regulatorios son algunos de los puntos a favor de la deuda sénior frente al high yield que expone Thierry de Vergnes.
¿Es un inversor institucional, con un horizonte de inversión de largo plazo y que busca protección contra una subida de tipos con un nivel de rentabilidad/ riesgo aceptable? Lyxor AM ha empezado a comercializar el Lyxor European Senior Debt V, un fondo que tendrá una vida entre seis y ocho años en función de las oportunidades que encuentre en la inversión en deuda sénior (principalmente en leveraged buyouts o LBOs) al mando del veterano gestor Thierry de Vergnes. Éste pretende generar para los partícipes una rentabilidad en torno a euribor más el 4,5% en el periodo indicado.
De Vergnes accede a explicar algunas de las transformaciones que ha experimentado esta clase de activo en los últimos años: “El mercado está siendo muy activo; tras la crisis financiera los inversores siguieron invirtiendo en private equity, le han dado su patrimonio a las firmas de capital riesgo para participar en procesos de M&A. Esta actividad se ha traducido en el último año en un incremento de las emisiones de LBOs en Europa, hasta alcanzar los 78.000 millones de euros en 2014 al efectuarse 206 transacciones. Este año el volumen de actividad será marginalmente más bajo, pues aun así ha sido un año muy activo”.
El incremento de la actividad ha traído consigo un aumento de la diversificación: “El mercado es bastante diverso por países. En Europa, Reino Unido se lleva la porción más grande, seguido por Alemania, Francia y Holanda. También hay mucha representación por sectores, siendo los de mayor tamaño la industria de la alimentación y la farmacéutica”. De Vergnes subraya que, gracias a la experiencia de Lyxor en la inversión en deuda sénior, puede obtener un buen acceso al flujo de transacciones y así diversificar la cartera.
El gestor admite que, a pesar del crecimiento del mercado, éste sigue sin ser muy grande y, por ende, aún no es muy líquido, pero es menos volátil que el high yield. “Es un mercado privado. Antes de la crisis tenía un enfoque buy & hold, pero después de la crisis muchos bancos de inversión empezaron a crear sus mesas de deuda sénior, por lo que si hoy quieres comprar o vender debes llamar a los brókers” indica de Vergnes, que puntualiza que, en este mundo, es tan importante conocer las características de cada emisión como saber con quién poder hablar para saber qué brókers tienen mejor acceso a los inventarios de deuda y pueden ser capaces de comprar una emisión en concreto. Dos tercios de su cartera están invertidos en emisiones de deuda del mercado primario y el otro tercio en el mercado secundario.
“El volumen de transacciones ha ascendido a 40.000 millones anualmente, por lo que se puede afirmar que la deuda sénior ha ganado liquidez tras la crisis, mientras que en cambio la deuda soberana y la corporativa han perdido liquidez como consecuencia del impacto de la regulación sobre los bancos”, añade el veterano inversor.
Ventajas competitivas
El gestor considera que los inversores que buscan rentabilidad dentro de la renta fija deberían reflexionar sobre las cualidades de la deuda sénior frente a otros activos que también prometen rentabilidad, como el high yield. “La deuda high yield ha visto una compresión del cupón tanto en EE.UU. como en Europa. Cabe recordar que el cupón que paga el high yield es fijo. En un entorno de tipos de interés muy bajo, si se tiene un bono high yield con un cupón fijo y suben los tipos, por razones matemáticas ese bono pierde valor. En cambio, el cupón que paga la deuda sénior es variable, pues depende de las oscilaciones del euríbor más un margen de interés, por lo que si los tipos suben, también sube el euríbor y, por tanto, se incrementa el cupón”, detalla el experto.
Además, continúa, esta clase de activo también neutraliza el riesgo de duración, puesto que la suya es cercana a cero, y ofrece un riesgo de crédito más atractivo, dado que se sitúa en la parte alta de la estructura de capital de las compañías, frente al high yield o las acciones preferentes. “Los LBOs ofrecen una alternativa atractiva, porque permiten a los inversores obtener el mismo retorno que el high yield, pero sin riesgo de tipos y con un mejor perfil de riesgo de crédito”, concluye De Vergnes.
El gestor señala todavía más bondades. En primer lugar, subraya que los LBO se han visto favorecidos por los cambios regulatorios en Europa, ya que han servido para atraer a nuevos inversores, especialmente aseguradoras y fondos de pensiones. “Antes eran los bancos los que financiaban este tipo de transacciones, pero al aumentar las restricciones sobre la clase de activos que pueden tener en balance y elevarse los requisitos de capital en los últimos años, han perdido capacidad para apoyar a la economía real. En paralelo, las aseguradoras y los fondos de pensiones, que solían invertir de forma masiva en deuda soberana, ahora no pueden conseguir mucha rentabilidad en esta clase de activo, por lo que han empezado a asignar una parte de su capital a deuda sénior. La idea es que los gobiernos quieren que las aseguradoras y los fondos de pensiones sean quienes financien la economía real”, detalla el experto de Lyxor.
“Sobre una base de valor relativo, la deuda sénior es una clase de activo que ocupa una posición extremadamente buena frente al resto de la renta fija. El entorno macro es muy favorable, pues nuestra visión es que en los próximos años el crecimiento será muy bajo, lo que implica que los tipos seguirán bajos algún tiempo. Los LBOs proporcionan a los inversores con un horizonte de medio a largo plazo una buena fuente de retorno: los márgenes son buenos, y es una clase de activo que está bien protegida si la economía flojea, pero que no va a sufrir un impacto negativo cuando mejore el crecimiento y suban los tipos”, concluye De Vergnes.