Las EAFI unipersonales prefieren esa figura a ser agentes por la independencia y las posibilidades de negocio

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gmonterofv, Flickr Creative Commons

Cada vez son más los profesionales que, ante la reestructuración financiera en España, están saliendo de sus entidades y montando su propio negocio de asesoramiento. Estando solos, tienen dos opciones: convertirse en agentes que operan bajo el paraguas de una entidad bancaria o de servicios financieros, o montar su propia empresa de asesoramiento.

Esta última opción está siendo elegida por varios profesionales, a pesar de los retos y costes que conlleva crear y registrar una EAFI y la necesidad de recurrir a colaboradores externos para mantenerla. Sus argumentos: la mayor independencia que aseguran tener, a la hora de trabajar con productos y entidades, y también porque consideran que la figura abre la puerta a trabajar con más clientes, especialmente con aquellos que demandan asesoramiento pero no quieren mover su capital hacia la entidad con la que trabaja el agente.

Una mayor carga

En ese caso, y aunque los profesionales –al menos aquellos con empresas unipersonales- se apoyan en servicios de abogados, asociaciones, consultorías, bancos o gestoras, también realizan labores más allá del asesoramiento, ante los numerosos requisitos que exige el mantenimiento de la EAFI y el control que ejerce la CNMV. En el caso de los agentes, los servicios se los proporciona la entidad financiera bajo la que operan y pueden centrarse en ese asesoramiento, algo que a priori supone una importante ventaja.

Pero los que prefieren ser EAFI creen que les compensa cargar con ese mayor peso debido a la independencia y la posibilidad de trabajar con cualquier entidad financiera. “Mi vocación es invertir, por lo cual no quiero limitarme a un rango de productos ni tampoco de entidades, pues hay bancos y productos que convienen mejor a unos clientes que a otros”, dice Xavier San Miguel, director de la EAFI Bissan Value Investing, nacida el año pasado.

“Ser agente es como ser una especie de comercial autónomo de una entidad. Puede impedir tener una visión global y limitar el poder de decisión”, explica Araceli de Frutos Casado, fundadora de la EAFI homónima y registrada hace tres meses en la CNMV. De Frutos valora el gran control que tiene la figura de la EAFI por parte de la autoridad, si bien el agente también está supervisado.

Así, todos los agentes de las empresas de servicios financieros están registrados y son supervisados por la CNMV. En el caso de los agentes de los bancos, están inscritos en el Banco de España, pero para la comercialización de valores la CNMV es el supervisor. Para los productos bancarios, el supervisor es el banco de España, según explica Ramiro Martínez-Pardo, director de Gomarq. Jorge Canta, abogado de Cuatrecasas Gonçalves Pereira, explica que a efectos de su supervisión, las entidades con las que trabajan son las encargadas.

Oportunidades de negocio

Para Rafael Juan y Seva, que actualmente es agente de Inversis Banco pero está en proceso de registrar su EAFI, el cambio se justifica en aprovechar las "oportunidades de negocio que podría atender siendo EAFI pero no como agente". El experto explica que en ocasiones el cliente demanda asesoramiento, pero pide trabajar con otra entidad diferente a la que está vinculado el agente por diversos motivos: por ejemplo, por dificultades para mover su capital del banco en el que se encuentra (si ese capital es garantía de un préstamo empresarial, por ejemplo, o por vinculaciones personales con trabajadores de dicha entidad). O, sencillamente, porque no le guste o no quiera trabajar con una determinada entidad.

La otra cara de la moneda: dificultades de ser EAFI

Entre los que han preferido ser agentes está David Fernández, agente de Inversis, que argumenta la dificultad de los jóvenes profesionales que vienen del mundo más técnico de la profesión y que carecen de cartera de clientes para establecerse como EAFI. "Es más viable establecerse como agente, porque los costes de una EAFI son inasumibles si no tienes una cartera de varios millones", dice.

Fernández se defiende de las acusaciones de menor independencia y cree que todo depende de la entidad con la que opere el agente, siendo diferente ser agente exclusivo de un banco, donde hay presión para incluir sus productos, que de plataformas más libres y sin producto propio e independiente como Inversis o Tressis. Por eso considera que, más que agente, utiliza su plataforma para canalizar las inversiones en fondos de inversión o en los mercados dependiendo de su análisis. "Personalmente creo que actúo como si fuera una EAFI, con el detalle de que los clientes se derivan hacia Inversis, y tanto agentes con mis características como algunas EAFI vivimos de las retrocesiones y contamos con la misma independencia", apostilla.

 

LAS DIFERENCIAS

Asesor Agente
El asesor sí tiene la obligación de revelar lo que cobra. El agente no tiene por qué revelar lo que cobra, ya que depende de la estructura de
la entidad.
El asesor puede tener acuerdos de colaboración con varias firmas a la vez. El agente sólo colabora con una entidad.
El asesor no puede ser un agente financiero ni estar vinculado a un producto de inversión, porque sólo así garantiza la independencia. Ha de trabajar con arquitectura abierta. El agente es un comercializador del producto de una firma de inversión.
Fuente: IEB en colaboración con Inversis.