TRIBUNA de Renaud Martin, director de bonos convertibles en Mirabaud Asset Management.
Una de las principales apuestas de Mirabaud para 2016 son los bonos convertibles, y aún más en el contexto actual donde, además, resulta especialmente interesante el potencial de los convertibles europeos. ¿Por qué creemos esto? La oferta europea está compuesta principalmente por compañías de sectores cíclicos, muchas de las cuales emiten bonos convertibles, y que en estos momentos se están viendo muy afectadas por las incertidumbres que expresa el mercado sobre el crecimiento mundial, especialmente por la situación en China y Estados Unidos. Incertidumbres que, en opinión de Mirabaud, si bien tienen cierta base, son exageradas, por lo que nuestra apuesta sigue vigente.
Hay varios factores a favor de nuestra postura. De un lado, la preocupación por la quiebra del sector de la energía en Estados Unidos ha provocado una importante ampliación de los diferenciales de crédito en el universo de los emisores no cotizados, que representan la mayor parte de los emisores en convertibles. De otro, tras las correcciones de principios de año, las obligaciones convertibles europeas presentan ahora valoraciones atractivas.
El potencial de los convertibles europeos se ha mostrado en los últimos tres años, sobre todo durante el último ejercicio, con la vuelta de excelentes compañías al investment grade, lo que ha mejorado de forma sensible la liquidez. A pesar de que las emisiones de estas compañías se producen la mayor parte de las veces a cupón cero, son beneficiosas, pues nos permiten utilizarlas de forma defensiva para hacer frente a la actual aversión al riesgo de los mercados.
En este contexto, el perfil de nuestra cartera -a finales de febrero- presenta una delta del 38%, reflejando un posicionamiento relativamente conservador. El regreso de la aversión al riesgo a raíz de las incertidumbre sobre la evolución del crecimiento en Estados Unidos, la falta de visibilidad sobre la transición económica en China y el riesgo político latente en Europa nos empujan desde julio de 2015 a movernos desde emisores de perfil más cíclico y valores de mediana capitalización hacia bonos emitidos recientemente por los blue chip que, aunque algo más caros, tienen un menor delta, lo que ofrece una mayor protección ante las caídas. Aun así, no dudamos en mantener nuestras convicciones sobre los excelentes valores cíclicos.