Una encuesta a inversores institucionales realizada por Allianz Global Investors revela que la principal ventaja que ofrecen estos activos es la diversificación, y que los inversores que invierten en alternativos afirman sentirse más preparados para afrontar los riesgos de la inversión.
Es un hecho que la inversión en activos alternativos se ha incrementado en los últimos años, especialmente por parte de los inversores institucionales. Ahora bien, ¿qué motivos les han impulsado a incrementar su asignación a esta clase de estrategias, en detrimento de otros activos más tradicionales? Los resultados de la quinta edición del informe RiskMonitor, que elabora anualmente Allianz Global Investors, dan respuesta a esta y otras preguntas.
El estudio ha sido efectuado entre abril y mayo de este año por la consultora CoreData para Allianz Global Investors. La muestra ha comprendido a 250 inversores institucionales europeos, 250 de Norte América y 255 de Asia Pacífico. A partir de estas conversaciones, se ha concluido que la penetración de los alternativos es alta, dado que siete de cada diez encuestados a nivel global afirma que ya invierte en ellos. Esta cifra es extensiva a todos los tipos de institucionales presentes en la muestra (fondos de pensiones, fundaciones, bancos, endowments), aunque se ha detectado un uso menor por parte de los fondos soberanos (56%) y las family offices (62%). También hay diferencias en su uso por regiones: EE.UU. y Australia concentran al mayor número de inversores activos en inversiones alternativas (87% y 81% respectivamente), mientras que Italia (56%), Japón y los Países Bajos han presentado una tasa inferior a la media mundial.
Los autores del estudio aseveran que, aunque la penetración ya sea elevada, tendría margen para crecer más: un 48% de encuestados estaría dispuesto a incrementar su asignación si estuvieran más capacitados para medir y gestionar los riesgos, especialmente para el caso precisamente de los fondos soberanos (66%) y los bancos (55%). “En otras palabras, hay una gran oportunidad para que la industria impulse asignaciones más elevadas mediante la construcción de una mayor confianza en estrategias y activos alternativos”, afirman desde la gestora.
Un gran diversificador
Según el estudio, la principal ventaja que ven los inversores institucionales para invertir en alternativos es porque ofrecen diversificación. Al menos, así lo opina un 31% de la muestra. De esta proporción, a su vez un 68% de participantes han destacado la diversificación que ofrecen por clases de activos y otro 66% se ha referido a la diversificación geográfica. El desglose de ventajas que han indicado los participantes revela los otros motivos de los encuestados: porque ofrecen baja correlación (19% de encuestados), porque ofrecen retornos potencialmente más elevados que la renta fija o la renta variable convencional (17%), o porque reducen la volatilidad general de la cartera (11%).
Sin embargo, el estudio ha observado distintas aplicaciones en función de los distintos tipos de inversores: mientras que es más probable que los fondos soberanos (30%) y los family offices (33%) asignen parte de su capital a alternativos porque son estrategias que ofrecen baja correlación con otros activos en los que invierten, en cambio es más probable que los fondos de pensiones (21%) inviertan en alternativos porque ofrecen retornos más elevados que los activos tradicionales.
De forma curiosa, se observa que alrededor de dos tercios (64%) de los inversores institucionales que tienen una asignación a alternativos han declarado sentirse “más preparados para afrontar los riesgos de inversión”, en comparación con aquellos que no invierten en alternativos: sólo un 51% ha afirmado sentirse preparado. Los autores del estudio interpretan este dato como un potencial indicador de que “la inversión en alternativos se correlaciona con una mayor confianza en la gestión general del riesgo”. En este sentido, un 44% de la muestra afirmó que el uso de alternativos es una forma importante de proteger a las carteras de eventuales riesgos de cola.
De mayor a menor, las estrategias alternativas más populares en las carteras de los institucionales son: renta variable inmobiliaria (61%), acciones privadas (48%) y deuda privada (38%). Según el estudio, un 47% de encuestados planea incrementar en los próximos doce meses su asignación a renta variable con exposición a infraestructuras, mientras que otro 47% planea hacer lo mismo con las acciones privadas y un 46%, con la deuda privada. Las otras estrategias donde podrían incrementarse las asignaciones a un año vista son las de valor relativo o arbitraje (34%) y las estrategias macro (24%).
"La inversión alternativa es utilizada cada vez más por los inversores institucionales para resolver una variedad de necesidades de diversificación, de ingresos y de gestión de riesgos. A pesar de que puede parecer convencional para algunos inversores, sigue siendo una clase de activos infrautilizada que podría ayudarles a cumplir los objetivos de rentabilidad de sus carteras”, afirma al respecto Marisa Aguilar, responsable de Allianz Global Investors en Iberia. Ésta aclara, no obstante, que “las estrategias de inversiones alternativas líquidas ya juegan un papel beneficioso en las soluciones multiactivo más avanzadas para inversores minoristas".
Desafíos
Es necesario recordar que toda inversión conlleva un riesgo, y los alternativos no son ajenos a esta afirmación. Sin embargo, el estudio ha detectado una brecha entre la comprensión general de la inversión alternativa (66%) y la capacidad de medir efectivamente el riesgo que representan los activos alternativos (53%) entre los inversores institucionales. En concreto, un 62% de participantes en el estudio afirmó necesitar mejores herramientas para gestionar los riesgos asociados a la inversión alternativa, una proporción que se incrementa en el caso de aseguradoras y bancos (66%), endowments y fundaciones (63%) y que es ligeramente inferior en el caso de los fondos de pensiones (61%).
Además, el estudio ha preguntado a los participantes por los obstáculos que se encuentran a la hora de implementar una estrategia de alternativos, y las respuestas han sido variadas: el 48% ha afirmado que los altos costes son el principal punto en contra, mientras que un 38% se refirió a la dificultad para evaluar correctamente los riesgos asociados. Un 26% citó los desafíos que plantean la gestión de los riesgos presentes en alternativos, un factor al que se muestran especialmente los fondos de pensiones (42% de encuestados) y las aseguradoras (38%).
La conclusión a la que llega la gestora es que “mejorar la capacidad de los inversores institucionales para evaluar mejor los riesgos que representan los alternativos puede no sólo ayudar a mejorar la penetración de esos tipos de activos, sino también ayudar a desarrollar marcos de riesgos más sólidos entre las instituciones”.