Examen de las gestoras internacionales a los tres años de Christine Lagarde al frente del BCE

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Foto: Dirk Claus/European Central Bank

Christine Lagarde ha cumplido tres años al frente del Banco Central Europeo (BCE). No ha sido un camino de rosas. Probablemente ha tenido uno de los trabajos más difíciles de los últimos años. La crisis, y posteriormente la inflación, han puesto a prueba la política monetaria no convencional que los bancos centrales han desarrollado desde la crisis financiera mundial. Durante la pandemia, y bajo su mandato, las políticas de la autoridad monetaria europea coordinadas con la acción de los gobiernos evitaron una crisis mucho más importante. Pero, en todo este tiempo que ha estado a los mandos de la política monetaria de Europa, Lagarde ha experimentado una importante evolución.

“El comienzo no fue muy ágil. Cabe recordar la conferencia del 12 de marzo de 2020, cuando la presidenta dijo que el BCE no estaba ahí para cerrar los diferenciales. Eso desencadenó una ampliación masiva de los diferenciales gubernamentales y corporativos, que requirió el lanzamiento del PEPP (programa de compras de emergencia) por valor de 750.000 millones de euros solo seis días después”, recuerda Uriel Saragusti, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier. Resulta evidente que el entorno no ha sido nada sencillo de gestionar.

Lagarde ha supervisado un escenario extremadamente difícil, empezando por la crisis de COVID-19 y la crisis geopolítica de Ucrania. “La transición de un entorno artificial heredado del presidente Draghi (bajos tipos de interés, baja volatilidad, baja inflación y amplia liquidez) a otro completamente nuevo en el que los tipos, la volatilidad y la inflación saltan simultáneamente es un reto importante en sí mismo. Por lo tanto, es comprensible que la comunicación en torno a las decisiones políticas pueda ser un ejercicio difícil en un entorno tan fluido y volátil”, excusa Alessandro Tentori, director de Inversiones en AXA Investment Managers.

Ahora el reto es la inflación

Para Philippe Waechter, jefe de investigación económica de Ostrum AM (gestora afiliada de Natixis IM), “desde el inicio de su mandato, se reveló que ella no era una banquera central, ni una economista. Pero trabajó duro para consolidar su mandato”. A su juicio, el éxito principal de Lagarde al frente del BCE es que ha tenido una línea continuista sobre la política que venía aplicando su antecesor. Pero desde que empezó la crisis energética y el repunte de la inflación todo cambió. “El BCE ha estado a remolque y no fueron capaces de atisbar a tiempo el repunte de la inflación. Es el principal reto al que se enfrenta”, subraya.

No solo Lagarde está desarmada frente a la inflación. De acuerdo con Tentori, los bancos centrales modernos no están bien preparados para controlar este tipo de inflación, que por definición sólo es marginalmente sensible a los tipos de interés. “Es probable que la inflación de la eurozona se acelere aún más en los próximos meses, antes de empezar a moderarse, aunque a un ritmo muy lento. Como consecuencia, uno de los retos ahora es calibrar adecuadamente la política monetaria e identificar y evaluar correctamente las posibles compensaciones con las variables económicas reales a medida que vayan apareciendo”.

De acuerdo con el experto de AXA IM, otro es normalizar los estímulos no convencionales, para eliminar el exceso de liquidez sin crear olas de fragmentación entre los países miembros”. En este entorno, Tentori reconoce que el Consejo de Gobierno del BCE se ha vuelto más agresivo, ya que se ha embarcado en subidas de tipos a gran escala.