El IPC de España supera el 10%: ¿cómo puede impactar en la política monetaria del BCE?

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Polycart, Flickr, Creative Commons

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado un dato de IPC que ha causado preocupación. Según sus cifras, el dato de inflación alcanzó en junio el 10,2% en tasa anual, máximo de los últimos 37 años, debido sobre todo al aumento de los precios de los alimentos y de los carburantes a los que ha contribuido la guerra de Rusia contra Ucrania. La cifra es mucho mayor de lo previsto y casi dos puntos más alta a la registrada en mayo (8,7%). Pero ese 10% no es lo único que preocupa, también lo hace el dato de inflación subyacente, la que no tiene en cuenta esas variables más coyunturales.

"También se ha acelerado el índice subyacente, en este caso hasta el 5,5% desde el 4,9% de mayo y sería el máximo incremento desde agosto de 1993. A falta de la desagregación y del dato definitivo, la aceleración proviene según el INE de los alimentos y bebidas no alcohólicas y, en menor medida, de hoteles cafés y restaurantes. Así que la esperada desaceleración se pospone una vez más a pesar de que parece que la presión de los precios de la electricidad se ha empezado a moderar", explica  Santiago Martínez Morando, jefe de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja.

¿Más de 25 puntos básicos de subida en julio?

De hecho, según explica Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad de la Abogacía, el dato de España añade una mayor presión al BCE para revisar su política de tipos de interés y su mecanismo de antifragmentación de Europa anunciado tras dispararse la prima de riesgo de los países periféricos a tasas que hacían recordar la crisis de deuda soberana que cumple ahora 10 años. "Vemos más presión para el mecanismo de fragmentación de deuda en Europa que, en principio, se realizaría mediante compra de activos y, en la medida en la que esta compra de activos suponen un incremento de la base monetaria y, por lo tanto, nuevas presiones inflacionistas, queda un poco más en entredicho cómo se puede articular este mecanismo para evitar que haya problemas con la deuda europea en este contexto de elevadísima inflación", afirma.

Hay que recordar que en su última reunión el BCE anunció que sería en julio cuando empezaría a elevar el precio del dinero con un alza de 25 puntos básicos. Y la duda está en si esta subida será suficiente para controlar una inflación que sigue dependiendo mucho de la guerra que se está librando en Europa. "Si los datos de inflación en otros países europeos en las próximas horas también fueran superiores a lo esperad el BCE podría considerar una subida fuerte en la reunión de julio", afirma Francisco Quintana, director de estrategia de Inversión de ING. De momento, se ha conocido el dato de Alemania y ha dado un respiro ya que la inflación interanual bajó tres décimas en junio hasta niveles del 7,6%.

El efecto de las medidas extraordinarias

A la espera de ver los datos del resto de países europeos, en Ibercaja se muestran optimistas en que si no hemos visto el pico de inflación ya estamos cerca de verlo. "El escenario más probable es que se produzca una desaceleración del IPC en los próximos meses, que ya sería apreciable a final de año y ganaría intensidad en 2023", afirman. Aunque advierte de que esa desaceleración puede ser menos pronunciada de lo previsto si se mantiene el impacto de la guerra de Ucrania en los precios y no se asumen medidas para compensar esa escalada. "Hacen falta avances en el gas, el petróleo y los alimentos para que la desaceleración se generalice", afirma.