La inversión emocional cuesta a los inversores alrededor del 3% en rentabilidad perdida al año

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Foto: Mathieu Stern, Unsplash

Oxford Risk ha advertido que el actual ambiente económico, fiscal y bursátil, sumado a la reciente revalorización de los activos criptográficos y el auge del trading minorista, han creado una situación en la que el riesgo de inversión emocional alcanza nuevas cotas. La firma especialista en finanzas del comportamiento estima que, de media, a largo plazo, la inversión emocional cuesta a los inversores alrededor del 3% en rentabilidad perdida al año, pero cree que, en la actual crisis, esta cifra será mayor.

Para aquellos inversores que han aumentado sus reservas asignadas a efectivo durante estos tiempos de volatilidad en los mercados, Oxford Risk calcula que el coste a largo plazo de esta reticencia a invertir oscila entre el 4% y el 5% anual. Asimismo, estima también que el coste del desajuste conductual, es decir, las pérdidas derivadas de decisiones desincronizadas en las que se invierte más dinero cuando las bolsas atraviesan una buena racha y menos cuando no (comprar alto y vender bajo), alcanzan de media, a la larga, entre un 1,5% y un 2% anual.   

¿Qué es la inversión emocional?

La inversión emocional consiste en que las personas se dejan llevar por sus impulsos para comprar y vender acciones y participar en inversiones a remolque de las subidas y bajadas de los mercados. Ello da lugar, frecuentemente, a situaciones en que las personas entran en tropel a invertir cuando dichos mercados, las acciones o los tipos de activos están altos, y venden cuando están bajos, a menudo instigadas por el ruido ensordecedor que rodea a estas oportunidades de inversión.

Los estudios de Oxford Risk apuntan que, muchas veces, buscan inversiones que les resultan familiares. Por ejemplo, en empresas muy publicitadas en los medios o aquellas que recientemente han anunciado importantes ganancias. Ello se debe a que, en tiempos difíciles, los inversores encuentran consuelo emocional en inversiones de las que oyen hablar con regularidad y que ofrecen la promesa de rentabilidad a corto plazo. 

Habla el experto

Según Greg B. Davies, director de finanzas del comportamiento en Oxford Risk, “actualmente tenemos la tormenta perfecta para la inversión emocional. Tras el desplome bursátil causado por el coronavirus en el primer trimestre del pasado año, donde los mercados fueron testigos de grandes caídas, nos encontramos ahora en una tendencia alcista, con parqués en ascenso en todo el mundo. El optimismo es aún mayor por la esperanza generada en torno al despliegue de las vacunas contra el coronavirus y los programas de estímulo económico y fiscal.  No obstante, tenemos por delante problemas económicos muy graves en torno al desempleo y los enormes déficits de gasto público, por lo que, durante los próximos meses, deberíamos esperar lo inesperado en los mercados”.

“La revalorización del bitcóin también ha dado lugar a una fiebre del oro en el ámbito de los criptoactivos. Inversores minoristas se han volcado en una clase increíblemente volátil que la mayoría no comprende. La pandemia implica que muchos inversores sufren actualmente una gran debilidad emocional y han desarrollado un horizonte temporal de muy corto plazo que aumenta el atractivo de las apuestas a todo o nada”.

Fundada en 2002 por destacados académicos en Ciencias de la Decisión de la Universidad de Oxford, Oxford Risk se especializa en finanzas del comportamiento y bienestar financiero. La empresa entiende cómo perciben el riesgo las personas, cómo realizan valoraciones sobre el riesgo y cómo se comportan en situaciones de riesgo. Sus expertos saben cómo recabar y comunicar la información para asegurarse de que esas percepciones, valoraciones y comportamientos reflejen la verdadera intención de las personas.