No hay que poner todos los huevos en la misma cesta, pero…

Huevos
Marco Secchi, Unsplash

Los resultados de un estudio elaborado por el Flossbach von Storch Research Institute muestran que las inversiones en acciones individuales se deben abordar con cautela. La diversificación ayuda. Al repartir una inversión entre varios valores, se reduce el riesgo de quedar expuesto a la rentabilidad negativa de un solo valor. Sin embargo, al mismo tiempo una inversión en un mercado más amplio también reduce la oportunidad de participar en los incrementos de valor muy positivos de las acciones individuales.

“Seleccionando y ponderando activamente varios valores en una cartera, las rentabilidades y los riesgos se pueden gestionar con mayor precisión. Por ejemplo, un alto grado de dispersión en las rentabilidades de la cartera se puede reducir si las inversiones se realizan principalmente en empresas más grandes”, recuerda Philipp Immenkötter, analista de investigación sénior en el Flossbach von Storch Research Institute.

Los costes de la sobrediversificación

Una revisión de los años 2003 a 2012 muestra que cuantos más valores se incluyan en una cartera, menos probable será que se pierdan los valores importantes de alta rentabilidad. Sin embargo, al mismo tiempo aumentan los costes de la sobrediversificación en forma de acciones de baja rentabilidad en la cartera.

Por lo tanto, cuando se trata de diversificar, puede valer la pena tomar un camino intermedio. “No hay que poner todos los huevos en la misma cesta, pero tampoco todas las cestas son posibles teóricamente. Esto permite a los inversores construir activamente una cartera compuesta por acciones con un perfil de rentabilidad/riesgo atractivo. Y con un bajo coste”, afirma el experto.

“Incluso con esta estrategia, existe el riesgo de dejar de invertir en las mejores empresas. Al mismo tiempo, sin embargo, existe al menos una posibilidad real de batir al mercado y la rentabilidad de algunos valores individuales”, continúa.

Cuál de las estrategias es mejor para los inversores –invertir en el mercado general o en una cartera de valores individuales seleccionados activamente– se decide por la calidad del análisis de las empresas y las preferencias personales, entre otras cosas. También está claro que la concentración en un pequeño número de valores individuales que parecían prometedores solo dio sus frutos en un número muy reducido de casos. Eso es, al menos, lo que han concluido con su estudio.