Desde Amundi prevén un debilitamiento gradual del crecimiento en 2024, principalmente debido a una ralentización en los mercados desarrollados. “Siempre que la crisis geopolítica en Oriente Medio se mantenga contenida”, matiza Víctor de la Morena, director de Inversiones de Amundi Iberia. Así, la gestora calcula un crecimiento del PIB global en 2024 del 2,5% (0,7% en los mercados desarrollados frente al 3,6% de los emergentes).
Estados Unidos se enfrentará a una leve recesión en el primer semestre de 2024, mientras que el crecimiento de la Eurozona seguirá siendo ligeramente positivo. Los mercados emergentes se mantendrán más resilientes, pero con mayor fragmentación, destacando Asia como clara beneficiaria de los flujos de inversión.
Con una demanda más débil, la inflación debería converger hacia los objetivos de los bancos centrales a finales de 2024. Hablando de bancos centrales, la previsión de Amundi es que mantendrían una pausa durante el primer semestre, hasta que la inflación parezca más controlada. A partir de ahí, esperan que la Fed y el BCE recorten tipos entorno a los 150 y 125 puntos básicos respectivamente en el año.
En este contexto de tipos en máximos, Amundi considera que la renta fija es un activo clave. “Prefiriendo la deuda pública y crédito corporativo de calidad, iremos aumentando gradualmente la duración, y considerando la deuda de mercados emergentes de forma selectiva”, cuenta De la Morena.
En renta variable, la disparidad de valoraciones y el agotamiento del exceso de liquidez pueden provocar mayor volatilidad, por lo que están defensivos y enfocados en la resiliencia, sostenibilidad de los dividendos y la calidad; y en temáticas como la transición energética o la inteligencia artificial.
En cuanto a mercados emergentes, ven que son un motor clave de crecimiento, prefiriendo la renta fija en divisa fuerte para considerar la divisa local una vez llegue el pivote de la Fed y buscar historias a largo plazo como el nearshoring o ganadores de la transición energética y avances tecnológicos.
Además, el entorno de menor crecimiento y la inflación pueden favorecer la vuelta a una correlación negativa entre renta fija y variable, lo que pone de relieve la importancia de la diversificación, en opinión de De la Morena. En este escenario, los activos reales y alternativos podrían contribuir aún más a la diversificación tradicional. “Además, el oro puede ofrecer protección frente al riesgo geopolítico y algunas materias primas pueden servir de cobertura frente a la inflación”, termina.
2/20