Aterrizaje suave, bajadas de tipos de interés, riesgo geopolítico. Con sus matices en cuanto a la profundidad, pero estos son los tres principales conceptos que destacan las gestoras internacionales para los próximos 12 meses.
Previsiones macro: qué perspectivas tienen las gestoras internacionales para 2024
“Estamos ante un nuevo régimen, de mayor volatilidad tanto macro como de mercado, que acentúa la necesidad de aplicar un enfoque activo en la gestión de las carteras”, afirma Javier Garcia Diaz, responsable de Ventas de BlackRock para España, Portugal y Andorra. En su opinión, el año que viene será fundamental ser dinámicos y contar con habilidades de gestión que permitan superar las fórmulas que funcionaron durante la Gran Moderación.
“Los inversores tendrán que enfrentarse a un escenario muy desafiante, con una elevada tensión geopolítica y ante la expectativa de que los principales bancos centrales pongan en marcha las bajadas de los tipos de interés, movimiento en el que esperamos que la Fed tenga la iniciativa a partir del segundo semestre”, vaticina. Estos movimientos estarán condicionados por la evolución del ciclo y por la inflación, que se estabilizará en el largo plazo en el entorno el 2% ante la persistencia de las fuerzas que la provocan, como las tensiones en el mercado laboral por el envejecimiento de la población.
En renta fija, tienen una sobreponderación de los bonos ligados a la inflación y una infraponderación de la deuda pública nominal de mercados desarrollados. Dentro de la deuda soberana, les gustan los vencimientos cortos para cosechar rendimientos y evitar el riesgo de tipos de interés. Prefieren asumir el riesgo en crédito, manteniendo una sobreponderación en grado de inversión frente a high yield, por valoraciones relativas.
1/20Desde Amundi prevén un debilitamiento gradual del crecimiento en 2024, principalmente debido a una ralentización en los mercados desarrollados. “Siempre que la crisis geopolítica en Oriente Medio se mantenga contenida”, matiza Víctor de la Morena, director de Inversiones de Amundi Iberia. Así, la gestora calcula un crecimiento del PIB global en 2024 del 2,5% (0,7% en los mercados desarrollados frente al 3,6% de los emergentes).
Estados Unidos se enfrentará a una leve recesión en el primer semestre de 2024, mientras que el crecimiento de la Eurozona seguirá siendo ligeramente positivo. Los mercados emergentes se mantendrán más resilientes, pero con mayor fragmentación, destacando Asia como clara beneficiaria de los flujos de inversión.
Con una demanda más débil, la inflación debería converger hacia los objetivos de los bancos centrales a finales de 2024. Hablando de bancos centrales, la previsión de Amundi es que mantendrían una pausa durante el primer semestre, hasta que la inflación parezca más controlada. A partir de ahí, esperan que la Fed y el BCE recorten tipos entorno a los 150 y 125 puntos básicos respectivamente en el año.
En este contexto de tipos en máximos, Amundi considera que la renta fija es un activo clave. “Prefiriendo la deuda pública y crédito corporativo de calidad, iremos aumentando gradualmente la duración, y considerando la deuda de mercados emergentes de forma selectiva”, cuenta De la Morena.
En renta variable, la disparidad de valoraciones y el agotamiento del exceso de liquidez pueden provocar mayor volatilidad, por lo que están defensivos y enfocados en la resiliencia, sostenibilidad de los dividendos y la calidad; y en temáticas como la transición energética o la inteligencia artificial.
En cuanto a mercados emergentes, ven que son un motor clave de crecimiento, prefiriendo la renta fija en divisa fuerte para considerar la divisa local una vez llegue el pivote de la Fed y buscar historias a largo plazo como el nearshoring o ganadores de la transición energética y avances tecnológicos.
Además, el entorno de menor crecimiento y la inflación pueden favorecer la vuelta a una correlación negativa entre renta fija y variable, lo que pone de relieve la importancia de la diversificación, en opinión de De la Morena. En este escenario, los activos reales y alternativos podrían contribuir aún más a la diversificación tradicional. “Además, el oro puede ofrecer protección frente al riesgo geopolítico y algunas materias primas pueden servir de cobertura frente a la inflación”, termina.
2/20“2023 comenzó con el ritmo más rápido de subidas de tipos de los últimos 10 años. A finales del primer trimestre vivíamos semanas de volatilidad debido al estrés bancario, pero 2023 está terminando con la economía americana demostrando ser más resistente de lo que muchos esperaban”, analiza Javier Dorado, director general de J.P.Morgan AM para España y Portugal.
A medida que el impulso fiscal y la sorprendentemente actividad del consumidor comience a desvanecerse, ve probable que el crecimiento se modere. “Pero aún no está claro si el ciclo, una vez desacelerado, puede extenderse o si finalmente se materializará la recesión más esperada de la historia”, matiza.
Así, su escenario base prevé una moderación continua de la inflación y el crecimiento, pero también reconoce la resiliencia subyacente de la economía americana. El enfriamiento de la inflación, combinado con un crecimiento más lento pero positivo, probablemente mantenga los tipos sin cambios por algún tiempo.
En este escenario, los niveles de tires actuales respaldan una modesta sobreponderación en duración, opina Dorado. “Con los riesgos de una inminente recesión disminuyendo encontramos valor en el crédito y mantenemos una posición neutral en renta variable (preferimos los mercados desarrollados a los mercados emergentes)”, apunta.
3/20La previsión de DWS es una ralentización del crecimiento económico mundial en el primer semestre, que debería ir seguida de un leve repunte durante la segunda mitad. Para Estados Unidos y Europa esto significaría un crecimiento anual de casi el 1%, y para China inferior al 5%.
Por otro lado, creen que las tasas de inflación a ambos lados del Atlántico caerán por debajo del 3% a finales de 2024. “Esto significa que al menos se acercan a la zona de confort de los bancos centrales, lo que probablemente les permitirá bajar los tipos de interés”, explica Mariano Arenillas, responsable de DWS Iberia. La gestora alemana espera tres recortes de los tipos de interés tanto en Estados Unidos como en la eurozona a partir de mediados de año.
En consecuencia, dirían que hemos visto el punto álgido de los rendimientos de los bonos. Desde el punto de vista de los inversores en renta variable, la combinación de un crecimiento económico lento y unos tipos de interés generalmente altos es menos ventajosa. “Pero, tras dos años de estancamiento, esperamos que las empresas vuelvan a registrar un crecimiento de los beneficios de un dígito medio y vemos un potencial positivo de los precios en los mercados bursátiles”, añade.
4/20De forma general, desde Invesco esperan una continuación de la desaceleración del crecimiento global en el primer semestre de 2024, aunque con matices: Estados Unidos sería la economía más resiliente, la eurozona registraría un crecimiento plano y el crecimiento chino se estabilizaría tras varios periodos de desaceleración.
En opinión del director de Invesco para Iberia, Latinoamérica, EE.UU. Offshore e Israel, Íñigo Escudero, la inflación mantendrá su tendencia descendente a lo largo del año, lo que debería provocar una suavización de la política monetaria, especialmente en Europa y en Estados Unidos, que podría comenzar el nuevo ciclo de descensos a finales del primer semestre por la desinflación y la ralentización económica.
“Si se cumplen nuestras expectativas, en la segunda mitad del año veremos una recuperación económica -animada por la inflación y la política monetaria- que incrementaría el apetito de los inversores por el riesgo, lo que puede beneficiar a activos como la renta variable”, apunta.
5/20En Fidelity asignan una alta probabilidad de que la economía entre, este año sí, en recesión cíclica. “El colchón de ahorro acumulado por los hogares y el sector empresarial durante la pandemia está prácticamente agotado, el gasto público debería reducirse y seguramente se produzca un repunte de las necesidades de refinanciación en un momento de endurecimiento generalizado de la concesión de créditos”, argumenta Sebastián Velasco, director general de Fidelity para España y Portugal.
En este sentido, la inflación ya ha comenzado a descender, pero los tipos de interés seguirán altos durante más tiempo hasta que surjan señales claras de que regresa al objetivo. Después, los bancos centrales virarán y recortarán los tipos a medida que el golpe al crecimiento económico se haga evidente. “Entonces los mercados laborales se deberían normalizar y se restauraría la estabilidad de los precios antes de avanzar hacia una recuperación a finales de 2024”, prevé.
6/20Desde Pictet AM también vaticinan un crecimiento más débil e inflación a la baja en 2024, aunque aún por encima de la tendencia y de los objetivos de los bancos centrales. “Además de recortes de tipos de interés, que pueden llegar más tarde y más lentamente de lo esperado por el mercado”, apunta Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM en Iberia y Latinoamérica.
En todo caso, el crecimiento en EE. UU, la sorpresa positiva de 2023, va a ser el foco de atención. “Aunque no se dan las condiciones para una recesión profunda, pues el sector privado muestra balances muy sólidos, sin exceso de apalancamiento y hay escasez de mano de obra”, opina Rengifo. En Europa ven una estabilización del sector manufacturero, muy débil en 2023.
Según los cálculos de la gestora el crecimiento en la eurozona puede aumentar de 0,6% en 2023 a 0,9% en 2024 y en EE.UU. bajar a 0,9% desde 2,4% en 2023. Japón es la única economía entre las principales desarrolladas con previsión de crecimiento por encima de su potencial para Pictet AM.
7/20En cambio Sol Hurtado de Mendoza, la directora general para España y Portugal de BNP Paribas AM, cree que las recesiones que se avecinaban de manera tan indudable en 2023 podrían hacerse esperar. “A comienzos de año, la TIR del bono soberano estadounidense a 10 años era del 3,9% y se anticipaba que la tasa de fondos federales tocaría techo en el 5%. Aunque las TIR de los Treasuries son significativamente más altas en el momento de escribir estas líneas, las expectativas del tipo de intervención de la Reserva Federal no estaban muy alejadas”, argumenta.
Lo que sí temen es que el efectivo que impulsó a la economía estadounidense en 2023 se agotará en 2024. “El ahorro excedente de los consumidores se está evaporando, y los mayores tipos de interés están afectando inevitablemente a la demanda tanto de bienes como de servicios, sobre todo en el sector de la vivienda”, detectan desde la gestora. Dicho esto, no creen que el bajón acabe desembocando en una recesión.
Su expectativa es que el crecimiento trimestral del PIB se debilitará a comienzos de 2024, pero de manera breve. Anticipan que la inflación subyacente volverá a moderarse, al considerar que varios trimestres de crecimiento inferior al nivel de tendencia bastarán para devolver el gasto en consumo personal al objetivo del 2% de la Reserva Federal, aunque no hasta 2026.
En lo que respecta a China, creen que el crecimiento económico continuará decepcionando hasta que las autoridades del país no implementen medidas más contundentes para abordar las quiebras entre las promotoras inmobiliarias y el endeudamiento entre los gobiernos locales. También cabe esperar que las relaciones comerciales con Estados Unidos sigan siendo difíciles, con independencia de quién se convierta en el próximo presidente.
La eurozona podría sufrir una recesión leve este año, y según las estimaciones de BNP Paribas AM, apenas crecerá en 2024. En este contexto, otra conmoción externa podría volcar fácilmente a la región en una recesión más profunda. “Con todo, no anticipamos que la inflación vaya a desacelerarse mucho más rápido que en Estados Unidos, con lo que nuestra perspectiva para Europa es esencialmente de estanflación”, añade Hurtado de Mendoza.
Por último, destacarían que el panorama geopolítico se hace cada vez más complejo y retador, con evidentes tensiones desde Ucrania hasta Taiwán, y ahora Israel. “Aunque la geopolítica y el panorama electoral afectarán seguramente de manera considerable a los mercados en 2024, actualmente no es posible asignar probabilidades significativas a desenlaces potenciales”, reconoce la directiva.
8/20Las perspectivas a un año de Robeco prevén un cambio significativo en el panorama económico mundial en 2024. “El escenario Goldilocks toca a su fin”, avisa Peter van der Welle, estratega de inversiones multiactivo de Robeco. La disminución del gasto de los consumidores y la reducción de la inversión empresarial probablemente son un reflejo de la profunda ralentización del ciclo económico del G7, en su opinión. Asimismo, la persistencia de tipos elevados puede provocar un aumento del desempleo hasta el 1-2 % hacia 2025, según sus cálculos. Los balances corporativos y de los hogares siguen siendo sólidos, lo que hasta ahora ha evitado una recesión clásica.
“China, en cambio, se enfrenta a un riesgo de deflación en toda regla”, afirma. La continuación de la tendencia a la baja de las ventas y los precios de la vivienda en China podría dificultar una recuperación sostenida del consumo interno.
En 2024, su previsión es que los mercados financieros registrarán un endurecimiento de las condiciones financieras. Los rendimientos de los bonos podrían no haber tocado techo, lo cual afectaría inicialmente a su uso como cobertura. “Las curvas de tipos podrían inclinarse más debido a las preocupaciones fiscales, aunque las correlaciones entre bonos y acciones posiblemente se volverán negativas cuando la inflación subyacente caiga por debajo del 3%”, apunta.
En otras clases de activos, la renta variable se enfrenta a desafíos como la disminución de la liquidez, las cuestiones geopolíticas y los elevados tipos de interés. Las previsiones actuales de crecimiento de los beneficios de dos dígitos, según el consenso le parecen más bien optimistas, lo cual podría provocar una compresión de los múltiplos. “Aunque el consenso sobre las previsiones de beneficios conlleva riesgos a la baja, Europa y Japón podrían salir mejor parados”, añade.
En el mercado de divisas, la alta valoración del dólar estadounidense puede haber tocado techo a medida que la Fed se aproxima a la fase de recorte del ciclo. El par dólar-yen resulta interesante por el potencial alcista del yen.
9/20Goldman Sachs Asset Management apuesta para 2024 por los bonos de calidad, gestión activa y mercados privados. “Los inversores se han adaptado a la pandemia, los crecientes riesgos geopolíticos y la inflación galopante, pero será necesario realizar ajustes en un mundo de mayor volatilidad del crecimiento, mayores costes de capital e inestabilidad geopolítica”, afirma, Lucía Catalán, directora general para Iberia y Latinoamérica de Goldman Sachs AM.
La entidad espera que varios temas clave afecten a los mercados financieros mundiales y a las estrategias de inversión en 2024. “El nuevo año promete una mayor dispersión de la rentabilidad entre clases de activos, sectores y regiones, con opciones y compensaciones complejas”, adelanta Catalán. Así, las tendencias disruptivas a largo plazo en sostenibilidad e innovación tecnológica, incluida la inteligencia artificial (IA), deberían presentar a nuevas oportunidades.
10/20Para Nordea AM, el escenario más probable para Estados Unidos es un aterrizaje suave, alineado con las ambiciones de la Reserva Federal desde el inicio de su ciclo de ajuste monetario. Dicho esto, un aumento inesperado en los datos de precios al consumidor o una inflación básica más persistente impulsada por aumentos adicionales en los salarios reales podrían cambiar este panorama. Los participantes del mercado ya están descontando el primer recorte de tasas de la Fed en 2024, lo cual, en opinión de Laura Donzella, responsable de Ventas para Iberia, Latinoamérica y Asia de Nordea Asset Management, podría ser prematuro.
“La Eurozona parece estar en un entorno diferente”, comenta Donzella. Alemania está teniendo más dificultades de las esperadas, mostrando un camino recesivo que parece más estructural que técnico, incluso si se espera que el crecimiento del PIB de la UE siga siendo positivo. Los efectos del endurecimiento monetario se están volviendo más visibles: la demanda de préstamos corporativos está disminuyendo mientras que persisten las debilidades en la fabricación y las ventas minoristas. “Por esta razón, Europa podría provocar un aterrizaje más brusco, dada la mayor fragilidad de la mayoría de las economías europeas”, explica.
Pasando a China, la historia de la reapertura no ha desencadenado un retorno a un alto crecimiento dada la continua problemática con el mercado inmobiliario, indicadores débiles para la demanda interna y fuerzas geopolíticas. Esto le lleva a creer que el crecimiento de China podría seguir siendo débil.
11/202024 presenta una oportunidad para los inversores en deuda pública y en duración, ya que los tipos de interés podrían encontrarse en su punto máximo y las valoraciones parecen atractivas, defiende Jim Leaviss, jefe de renta fija minorista de M&G Investments.
En su opinión, el escenario más probable para el próximo año no es un aterrizaje suave, sino una desaceleración sucedida de una rebaja de los tipos de interés por parte de los bancos centrales. Entre las posibles preocupaciones para 2024 figuran la posibilidad de que no se venza a la inflación o que se produzca una oleada de oferta de deuda pública, además de las dificultades derivadas de unos tipos más altos tanto para las empresas como para los gobiernos.
“Creemos que es mucho más probable que los bancos centrales recorten los tipos de manera agresiva en algún momento de 2024 en lugar de mantenerlos elevados en los niveles actuales”, argumenta. Esta visión dependerá de si hemos alcanzado ya el techo de los tipos de interés. “Aunque no lo sabemos con certeza, parece que ya estamos cerca”.
12/20Mientras que en EE.UU. una nueva forma de impulso fiscal sigue compensando gran parte del endurecimiento monetario, la zona euro exhibe una menor protección a los efectos habituales de unos tipos de interés más altos, que se están transmitiendo plenamente al sector bancario. De cara a 2024, Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM, vaticina una brecha transatlántica aún amplia.
La balanza de riesgos también está más claramente inclinada a la baja en Europa que en EE UU. “De hecho, la trágica situación en Oriente Medio es una importante fuente de incertidumbre y, en caso de escalada, sería muy plausible que los precios del petróleo se movieran significativamente por encima de los 100 dólares/barril”, argumenta.
Así, EE.UU. y la zona euro tendrán que superar dos pruebas políticas diferentes. Estados Unidos tiene que demostrar que puede mantener una política fiscal acomodaticia sin provocar demasiada presión sobre los rendimientos. Por otro lado, la zona euro debe probar que puede llevar a cabo un endurecimiento monetario y fiscal conjunto sin perjudicar demasiado al crecimiento ni a la estabilidad política y sin aumentar la fragmentación financiera.
13/20Según las perspectivas que manejan en Schroders, el crecimiento se ralentizará a medida que la subida de tipos se transmita a la actividad. “Sin embargo, sigue siendo improbable una recesión total y esperamos que la economía mundial se estanque en gran medida en 2024”, defiende Leonardo Fernández, director general para Iberia de Schroders.
La política monetaria de los países desarrollados se encuentra probablemente en su punto máximo de restricción, afirma, pero las coyunturas económicas determinarán las políticas de tipos. “Por ejemplo, los argumentos a favor de mantener los tipos elevados en Europa no son obvios y el BCE podría aplicar un primer recorte en la primera parte de 2024”, afirma. La Fed, por su parte, pensamos que no empezará a relajar los tipos hasta la segunda mitad de 2024 ante el riesgo de otra ola inflacionista en EE.UU.
A este telón de fondo hay que sumarle las megatendencias de la descarbonización, la demografía y la desglobalización -las 3D-, que continuarán teniendo un impacto sísmico en las perspectivas económicas y el enfoque de inversión de los inversores durante 2024.
14/20En UBS AM prevén que la actividad económica se prepara para un suave enfriamiento. “Las estimaciones de beneficios por acción a doce meses siguen aumentando, aunque esperamos que el ritmo de mejora se ralentice a medida que se modere la actividad económica”, afirma Álvaro Cabeza, responsable de Wholesale Client Coverage EMEA y Country Head de UBS AM Iberia.
Por otro lado, la desaceleración del crecimiento contribuirá a consolidar la opinión de que el ciclo de endurecimiento de la Reserva Federal probablemente haya concluido. Si se confirma esta perspectiva ve probable que se renueve la confianza en que la economía experimentará un aterrizaje suave, en lugar de un rápido cambio de percepción del recalentamiento" a la "recesión.
Asimismo, la gestora interpreta que la reciente retórica por parte de la Reserva Federal sugiere que el listón para que la política monetaria se endurezca aún más es alto. “El discurso también sugiere una mayor tolerancia hacia un crecimiento sólido, siempre y cuando no fomente una reaceleración de la inflación”, añade Cabeza.
15/20Desde una perspectiva macroeconómica, Lale Akoner, economista sénior en BNY Mellon IM, espera un 2023 difícil para las principales economías desarrolladas. En su opinión, con Europa y el Reino Unido ya en recesión, y EE.UU. necesitando una para llevar la inflación de vuelta al objetivo, la recesión global sigue siendo su escenario más probable para los próximos 12 meses.
La diferencia entre los distintos resultados económicos se deberá al tipo de recesión que veamos y a la intensidad/duración de la recesión en las economías. En Estados Unidos, ve probable una recesión monetaria. Principalmente debido a un aumento agresivo de los tipos de interés por parte del banco central para propiciar condiciones financieras restrictivas. Esperan que tanto la intensidad como la duración de la recesión sean más suaves en comparación con el Reino Unido y Europa, dados los sólidos balances de las empresas y los hogares.
En Europa, por otro lado, la principal causa es una recesión derivada de la enorme pérdida de negocio impulsada por los altos precios de la energía. “Si hablamos de los mercados, no estamos muy de acuerdo con los precios optimistas actuales. Creemos que la tasa terminal tendrá que alcanzar un máximo más alto que las estimaciones del mercado”, afirma la experta.
Dicho esto, dado que los mercados se están alejando de la historia de la inflación para descontar cada vez más una historia de recesión, Akoner defiende que los bonos soberanos serán cada vez más atractivos. Desde el punto de vista de la renta variable, se mantienen en su posición defensiva hasta que comencemos a ver un repunte sostenible en algún momento a mediados del próximo año, cuando los mercados se convenzan de que el máximo ajuste de los bancos centrales ha quedado atrás.
16/20Como bien recuerda Rob Lind, Economista jefe de Capital Group, durante los últimos meses, la inflación ha sido una fuente persistente de preocupación para los inversores, sobre todo por su impacto en los tipos de interés. A corto plazo, ve probable siga bajando y que los tipos hayan tocado techo. “Esto reflejará principalmente el impacto de la bajada de los precios de la energía y la ralentización del crecimiento económico”, apunta. Así, espera un aterrizaje suave en EE.UU. en 2024, tras un crecimiento robusto en 2023. Por su parte, la economía europea debería experimentar una modesta recuperación en 2024 tras el estancamiento de 2023.
A medio plazo, sin embargo, prevé que la inflación sea mayor y más volátil por razones como una mayor presión salarial continua y una política fiscal más laxa, especialmente en EE.UU., que está generando déficits presupuestarios en torno al 6-7%.
Además, cree probable que se produzcan nuevas tensiones geopolíticas y perturbaciones en el comercio y en las cadenas de suministro mundiales, que también podrían aumentar las presiones inflacionistas. “Creo que estos factores harán mucho más difícil que los bancos centrales alcancen sus actuales objetivos de inflación”, defiende Lind.
17/20“El mundo está cambiando, y los mercados financieros con él”, afirma Ali Dibadj, consejero delegado de Janus Henderson. El nuevo entorno será muy diferente y esta transición planteará retos y oportunidades a los inversores. En su opinión, en 2024 tenemos que ser conscientes de los cambios estructurales que alterarán el panorama de la inversión en la próxima década y evaluar el posicionamiento de las carteras teniendo en cuenta tres motores de crecimiento imparables:
- El reajuste geopolítico. La geopolítica afecta a todas las clases de activos y los inversores tendrán que pensar holísticamente para posicionarse y navegar por los efectos en cadena de las disputas transfronterizas, la deslocalización y los ajustes de la cadena de suministro.
- Los factores demográficos. Se están produciendo cambios a escala mundial y en la forma de vida de las personas. Al invertir en estos segmentos de mercado, será esencial diferenciar entre las tendencias exageradas con una viabilidad cuestionable y los modelos de negocio y tecnologías innovadores que pueden generar el poder de fijación de precios, las barreras de entrada y las ventajas competitivas con auténtico potencial de rentabilidad a largo plazo.
- Por último, el retorno del coste del capital. La vuelta de unos tipos más altos ha cambiado radicalmente el panorama de las empresas. Es probable que el coste del capital siga siendo más alto que en la historia reciente, pero los tipos están probablemente en sus máximos y podrían empezar a bajar. Esto reducirá el atractivo de mantener efectivo y es probable que se produzcan reasignaciones al potencial generador de rentabilidad de activos de riesgo.
Estos motores de crecimiento darán paso a un mejor entorno para la selección de valores, el análisis diferenciado y un enfoque selectivo de asignación de activos, vaticina Dibadj. “Un entorno que requiere invertir en la clase de activos y en los valores adecuados, operando en el contexto adecuado. La clave será construir carteras para un mundo en transición”, sentencia.
18/20Los datos económicos que se han registrado en el año 2023 han sido más positivos de lo que se podía esperar a comienzos del curso, reconoce Rubén García Paez, responsable de Iberia y Latinoamérica de Columbia Threadneedle. “Hemos visto cómo la inflación ha caído de sus elevados registros, que las cifras de empleo se han mantenido resilientes y que no hemos alcanzado ese escenario de recesión que algunos auguraban”, apunta.
En esta misma línea, la entidad cree que tampoco enfrentaremos el problema de la recesión en 2024 y que, de hacerlo, sería poco profunda. Lo que sí esperan para el próximo curso es que la inflación siga a la baja, como los últimos meses, y que los tipos de interés se mantengan elevados por más tiempo. En cuanto al desempleo, ahora sí prevén que veremos caídas.
“Sin embargo, los riesgos económicos no serán los que tengan más impacto”, advierte. Por el contrario, cederán protagonismo en 2024 a los riesgos derivados de la tensa situación geopolítica a nivel mundial, con conflictos como los de Oriente Medio, la guerra de Ucrania o las tensiones entre Estados Unidos y China, por ejemplo. Estos acontecimientos provocan preocupaciones, volatilidad a corto plazo y presiones inflacionistas a largo plazo. “Es a este tipo de riesgos a los que debemos estar más pendientes durante el próximo año, por su impacto en las empresas, la gran incertidumbre que generan y lo que esta inseguridad provoca en los mercados”, defiende.
19/20“La actividad económica se ralentizará el año próximo, impulsada en gran medida por Estados Unidos, cuya desaceleración no parece que vaya a verse contrarrestada por posibles recuperaciones en otras regiones”, prevé Mabrouk Chetouane, director de Estrategia Global de Mercados de Natixis IM Solutions.
En primer lugar, ve probable que los ajustes económicos en curso en China se prolonguen hasta bien entrado 2024. “Y, aunque los responsables políticos están haciendo esfuerzos para fortalecer los motores internos del crecimiento, no esperamos que den sus frutos lo suficientemente pronto como para permitir a China compensar por sí sola la desaceleración del crecimiento mundial”, afirma.
Del mismo modo, ve probable que la actividad económica en Europa y el Reino Unido repunte el año que viene tras un 2023 mediocre, pero tampoco llegará a impulsar el crecimiento mundial. Teniendo en cuenta estas dinámicas, la previsión de la gestora de crecimiento del PIB mundial en 2024 se sitúa entre el 2,6% y el 2,8%.
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