Para el gestor del M&G Optimal Income, los primeros cinco meses de 2014 han demostrado la importancia del grado de inversión para cualquier cartera.
No es ningún secreto que Richard Woolnough se siente más cómodo en renta fija. Él mismo se definía a sí mismo no hace mucho como “un turista en renta variable” y reconocía que “si los bonos ofreciesen el mismo valor que las acciones, no compraría ni una”. De hecho, el peso de la renta variable en la cartera del fondo que gestiona, el M&G Optimal Income —fondo mixto defensivo con cinco estrellas Morningstar que cuenta con un patrimonio superior a los 27.700 millones de euros, de los que más de 3.600 están en España—, se ha reducido sustancialmente en los últimos meses porque las valoraciones han dejado de ser atractivas (leer más).
El reputado gestor de M&G Investments cree que, pese a la incertidumbre sobre las subidas de tipos en Estados Unidos o el Reino Unido y la amenaza de deflación en Europa, el entorno sigue siendo positivo para la renta fija. “Aunque la opinión de consenso a principios de 2014 era que había que evitar los activos de renta fija, los primeros cinco meses del año refuerzan nuestra opinión de que los bonos corporativos con grado de inversión deben formar el núcleo de cualquier cartera”, afirma Woolnough en una tribuna publicada recientemente en Fundweb.
El experto se muestra especialmente positivo con el crédito de grado de inversión, un segmento que “se comportó muy bien a principios de año durante el periodo de aversión al riesgo que siguió a los débiles datos económicos de Estados Unidos y China y que provocó ventas masivas en los mercados emergentes”. Aunque Woolnough no cree que la clase de activo vuelva a generar las impresionantes rentabilidades de los últimos años “el crédito con grado de inversión sigue mostrando una baja correlación con la renta variable, está bien posicionado para aprovechar los episodios de aversión al riesgo y resulta atractivo con respecto al efectivo”.
El gestor, que señala la rentabilidad y una baja volatilidad a largo plazo como los factores determinantes para los fondos que invierten en bonos con grado de inversión, apuesta por “adaptar la asignación de activos y la duración para capturar las diferentes oportunidades a lo largo del ciclo económico”. Ahora mismo, encuentra las oportunidades más interesantes en los bonos con calidad crediticia BBB, la parte más baja del grado de inversión.
Woolnough también destaca la vitalidad del mercado de bonos corporativos, cada vez más grande y dinámico. “En la actualidad, acuden al mercado emisores mucho más diversos que hace unos años, tanto en grado de inversión como en high yield, mientras que los nuevos instrumentos, como los bonos híbridos o el crédito estructurado, reflejan su nivel de sofisticación”.