Los ETF de gestión activa con más patrimonio en el mercado español en 2023

Este año se cumplen 30 años desde el lanzamiento del primer ETF. Desde 1993, el vehículo ha conseguido vincular su imagen a conceptos que han conectado con el inversor. Principalmente dos: bajo coste y transparencia. Y ello sin que la imagen del producto se haya visto dañada por ningún tipo de escándalo. Los proveedores se han agarrado al lema de “tú sabes lo que tienes y lo que vas a obtener”. Y les ha funcionado. “Los ETF han demostrado sobradamente su capacidad de resistencia, sobre todo en periodos difíciles”, subraya Guido Stucchi, responsable de clientes de ETF y Productos Indexados en BNP Paribas AM.

Esto ha sido clave para su desarrollo. Puede considerarse una industria afortunada. Nunca ha tenido un año negativo a nivel de flujos. La cada vez mayor confianza de los inversores en el vehículo ha permitido a los proveedores ir evolucionando el producto, tanto a nivel de clases de activos (empezaron colonizando la renta variable y se extendieron a la renta fija) como de estilos de gestión (factoriales, temáticos, ASG…). La última tendencia en llegar: los ETF activos. Es un concepto nuevo, que supone darle una vuelta de 180 grados a la visión pasiva que el inversor tenía del vehículo. Les ha costado despegar, pero lo están consiguiendo.

Por ahora, son pocos los ETF activos que han alcanzado volúmenes superiores a los 100 millones de euros en España. Pero los hay. Entre los que han conseguido sobrepasar esa cifra figuran el Ossiam Shiller Barclays Cape US Sector Value TR y el JPMorgan ETFs Euro Ultra-Short Income UCITS ETF.

Ossiam Shiller Barclays Cape US Sector Value TR

El primero es un fondo cotizado de renta variable americana de Ossiam (Natixis IM) que aplica de una forma sistemática una visión sectorial top-down basada en un indicador, el Relative CAPE. El proceso de inversión es relativamente simple. Parten de los 10 principales sectores que aglutinan las empresas americanas de gran capitalización para seleccionar los cinco cuyo Relative CAPE es más bajo, es decir, aquellos que cotizan más baratos con respecto a su historia.

Una vez hecho esto, eliminan el sector con peor momentum en los últimos 12 meses para evitar las trampas de valor, esto es, las áreas del mercado donde se prevé que las valoraciones sigan cayendo. El resultado final es una cartera con un claro sesgo value formada por cuatro sectores con un peso equiponderado, que busca básicamente explotar las reversiones a la media histórica de los segmentos más infravalorados del mercado.

JPMorgan ETFs Euro Ultra-Short Income UCITS ETF

Este ETF de J.P.Morgan AM invierte principalmente en una cartera diversificada de deuda corporativa y estructurada a corto plazo, investment grade y a tipos fijo y variable, gestionando al mismo tiempo de manera activa la exposición a crédito y duración. El objetivo de duración de la cartera es inferior a un año. Aspira a obtener una rentabilidad atractiva, centrándose al mismo tiempo en una gestión activa del riesgo de crédito para ofrecer rentabilidades estables, incluso en entornos complicados.

Ambos productos son los primeros casos de éxito a nivel local de un nuevo concepto que busca darle un nuevo giro al concepto del ETF. Tras años en los que este tipo de estrategias no conseguían levantar el vuelo, el entorno de mercado actual ha hecho que este tipo de ETF estén empezando a ser considerados como una idea válida para canalizar la inversión. Donde mejor se observa esto es al otro lado del Atlántico.

Peso de los ETF activos en la industria

“A finales de 2022, los ETF activos suponían alrededor del 5% de la industria de fondos cotizados en Estados Unidos. Sin embargo, captaron cerca del 15% de los flujos netos en el año. En 2023 la tendencia se ha acelerado y ya representan en torno al 6% de los activos, pero recibiendo el 33% de los flujos netos”, analiza Travis Spence, responsable de Distribución de ETF para Europa en J.P Morgan AM. En el Viejo Continente, el desarrollo de los ETF activos está siendo más lento. “Hoy, los vehículos en formato UCITS suponen únicamente un 2% del total de los activos que atesora el sector. No obstante, este año están absorbiendo el 6% de las entradas netas”, indica.

El optimismo de los nuevos proveedores que han llegado al mercado de ETF con una propuesta de gestión activa lo fundamentan en lo que les están anticipando unos clientes que les dicen que van a recurrir cada vez más a estos vehículos. Un estudio realizado por Franklin Templeton en Estados Unidos ponía al descubierto que el 30% del mercado ya utilizaba ETF de gestión activa y, de cara al futuro, de ese 70% que aún no lo hacía, un 60% aseguraba que probablemente recurriría a ellos en los próximos 12 meses, lo que hace presagiar una mayor inclusión de este tipo de estrategias en las carteras.

El inversor español empieza a comprar la idea

En España, algunos inversores ya han dado el paso. Fundamentalmente, para invertir en renta fija con un componente ASG. Es el caso de Santander AM. “Los ETF sostenibles van a ser el gran impulsor de los fondos cotizados de gestión activa”, asegura Marcos Aza, gestor de carteras sénior en el equipo Quantitative Investment Solutions en la entidad. “Para garantizar que todos los criterios de sostenibilidad se cumplan, se requiere un mayor grado de detalle que lo que te ofrece un índice. Y la única manera es que exista una gestión activa detrás. Es el tipo de estrategias que estamos demandando a las gestoras”, explica.

A su juicio, el ETF activo es la fórmula más eficiente para obtener exposición al universo de la inversión responsable por la capacidad del equipo gestor de aplicar los criterios, realizar las exclusiones y llevar a cabo el engagement que permita gestionar las controversias, algo para él crítico que -en su opinión- a través de un producto indexado es un aspecto que queda relegado. “Nosotros necesitamos que el gestor realmente vele por el cumplimiento de todos los criterios de sostenibilidad. No hay otra forma de hacerlo si no es mediante una gestión activa”, opina.

Una frontera cada vez más difusa

En realidad, la frontera entre lo que es un ETF de gestión activa y un ETF de gestión pasiva es muy difusa. “Muchos inversores ya están utilizando ETF activos, aunque no lo sepan. Lo hacen, por ejemplo, cada vez que compran un fondo cotizado de renta fija. La mayoría de los ETF de renta fija aplican una optimización. Compras el mercado, haciéndote con una gran proporción de bonos, obteniendo una amplia diversificación, no siendo necesario tener que adquirir las 20.000 emisiones del índice. Así que, en realidad, lo que tienes es un ETF activo en renta fija”, considera Stefan Kuhn, responsable de Distribución de ETF para Europa en Fidelity International.

Este será, previsiblemente, un nuevo motor de crecimiento para el sector a nivel de captaciones. Desde su nacimiento, la industria de ETF ha ido doblando el patrimonio gestionado cada cinco años. Algunas estimaciones apuntan a que, en 2027, su tamaño rondará los 20 billones de dólares a nivel global. Las proyecciones de Bloomberg apuntan a 30 billones para el año 2030. Pero este crecimiento no solo vendrá por los flujos de entrada. Según Antoine Lesné, también por la transformación de algunos fondos activos, que serán empaquetados bajo el envoltorio del ETF, precisamente por todas las ventajas que aporta el vehículo. “No solo serán los flujos, sino que también la transformación”, anticipa el responsable de Estrategia en State Street Global Advisors.

Este año se cumplen 30 años desde el lanzamiento del primer ETF. Desde 1993, el vehículo ha conseguido vincular su imagen a conceptos que han conectado con el inversor. Principalmente dos: bajo coste y transparencia. Y ello sin que la imagen del producto se haya visto dañada por ningún tipo de escándalo. Los proveedores se han agarrado al lema de “tú sabes lo que tienes y lo que vas a obtener”. Y les ha funcionado. “Los ETF han demostrado sobradamente su capacidad de resistencia, sobre todo en periodos difíciles”, subraya Guido Stucchi, responsable de clientes de ETF y Productos Indexados en BNP Paribas AM.

Esto ha sido clave para su desarrollo. Puede considerarse una industria afortunada. Nunca ha tenido un año negativo a nivel de flujos. La cada vez mayor confianza de los inversores en el vehículo ha permitido a los proveedores ir evolucionando el producto, tanto a nivel de clases de activos (empezaron colonizando la renta variable y se extendieron a la renta fija) como de estilos de gestión (factoriales, temáticos, ASG…). La última tendencia en llegar: los ETF activos. Es un concepto nuevo, que supone darle una vuelta de 180 grados a la visión pasiva que el inversor tenía del vehículo. Les ha costado despegar, pero lo están consiguiendo.

Por ahora, son pocos los ETF activos que han alcanzado volúmenes superiores a los 100 millones de euros en España. Pero los hay. Entre los que han conseguido sobrepasar esa cifra figuran el Ossiam Shiller Barclays Cape US Sector Value TR y el JPMorgan ETFs Euro Ultra-Short Income UCITS ETF.

Ossiam Shiller Barclays Cape US Sector Value TR

El primero es un fondo cotizado de renta variable americana de Ossiam (Natixis IM) que aplica de una forma sistemática una visión sectorial top-down basada en un indicador, el Relative CAPE. El proceso de inversión es relativamente simple. Parten de los 10 principales sectores que aglutinan las empresas americanas de gran capitalización para seleccionar los cinco cuyo Relative CAPE es más bajo, es decir, aquellos que cotizan más baratos con respecto a su historia.

Una vez hecho esto, eliminan el sector con peor momentum en los últimos 12 meses para evitar las trampas de valor, esto es, las áreas del mercado donde se prevé que las valoraciones sigan cayendo. El resultado final es una cartera con un claro sesgo value formada por cuatro sectores con un peso equiponderado, que busca básicamente explotar las reversiones a la media histórica de los segmentos más infravalorados del mercado.

JPMorgan ETFs Euro Ultra-Short Income UCITS ETF

Este ETF de J.P.Morgan AM invierte principalmente en una cartera diversificada de deuda corporativa y estructurada a corto plazo, investment grade y a tipos fijo y variable, gestionando al mismo tiempo de manera activa la exposición a crédito y duración. El objetivo de duración de la cartera es inferior a un año. Aspira a obtener una rentabilidad atractiva, centrándose al mismo tiempo en una gestión activa del riesgo de crédito para ofrecer rentabilidades estables, incluso en entornos complicados.

Ambos productos son los primeros casos de éxito a nivel local de un nuevo concepto que busca darle un nuevo giro al concepto del ETF. Tras años en los que este tipo de estrategias no conseguían levantar el vuelo, el entorno de mercado actual ha hecho que este tipo de ETF estén empezando a ser considerados como una idea válida para canalizar la inversión. Donde mejor se observa esto es al otro lado del Atlántico.

Peso de los ETF activos en la industria

“A finales de 2022, los ETF activos suponían alrededor del 5% de la industria de fondos cotizados en Estados Unidos. Sin embargo, captaron cerca del 15% de los flujos netos en el año. En 2023 la tendencia se ha acelerado y ya representan en torno al 6% de los activos, pero recibiendo el 33% de los flujos netos”, analiza Travis Spence, responsable de Distribución de ETF para Europa en J.P Morgan AM. En el Viejo Continente, el desarrollo de los ETF activos está siendo más lento. “Hoy, los vehículos en formato UCITS suponen únicamente un 2% del total de los activos que atesora el sector. No obstante, este año están absorbiendo el 6% de las entradas netas”, indica.

El optimismo de los nuevos proveedores que han llegado al mercado de ETF con una propuesta de gestión activa lo fundamentan en lo que les están anticipando unos clientes que les dicen que van a recurrir cada vez más a estos vehículos. Un estudio realizado por Franklin Templeton en Estados Unidos ponía al descubierto que el 30% del mercado ya utilizaba ETF de gestión activa y, de cara al futuro, de ese 70% que aún no lo hacía, un 60% aseguraba que probablemente recurriría a ellos en los próximos 12 meses, lo que hace presagiar una mayor inclusión de este tipo de estrategias en las carteras.

El inversor español empieza a comprar la idea

En España, algunos inversores ya han dado el paso. Fundamentalmente, para invertir en renta fija con un componente ASG. Es el caso de Santander AM. “Los ETF sostenibles van a ser el gran impulsor de los fondos cotizados de gestión activa”, asegura Marcos Aza, gestor de carteras sénior en el equipo Quantitative Investment Solutions en la entidad. “Para garantizar que todos los criterios de sostenibilidad se cumplan, se requiere un mayor grado de detalle que lo que te ofrece un índice. Y la única manera es que exista una gestión activa detrás. Es el tipo de estrategias que estamos demandando a las gestoras”, explica.

A su juicio, el ETF activo es la fórmula más eficiente para obtener exposición al universo de la inversión responsable por la capacidad del equipo gestor de aplicar los criterios, realizar las exclusiones y llevar a cabo el engagement que permita gestionar las controversias, algo para él crítico que -en su opinión- a través de un producto indexado es un aspecto que queda relegado. “Nosotros necesitamos que el gestor realmente vele por el cumplimiento de todos los criterios de sostenibilidad. No hay otra forma de hacerlo si no es mediante una gestión activa”, opina.

Una frontera cada vez más difusa

En realidad, la frontera entre lo que es un ETF de gestión activa y un ETF de gestión pasiva es muy difusa. “Muchos inversores ya están utilizando ETF activos, aunque no lo sepan. Lo hacen, por ejemplo, cada vez que compran un fondo cotizado de renta fija. La mayoría de los ETF de renta fija aplican una optimización. Compras el mercado, haciéndote con una gran proporción de bonos, obteniendo una amplia diversificación, no siendo necesario tener que adquirir las 20.000 emisiones del índice. Así que, en realidad, lo que tienes es un ETF activo en renta fija”, considera Stefan Kuhn, responsable de Distribución de ETF para Europa en Fidelity International.

Este será, previsiblemente, un nuevo motor de crecimiento para el sector a nivel de captaciones. Desde su nacimiento, la industria de ETF ha ido doblando el patrimonio gestionado cada cinco años. Algunas estimaciones apuntan a que, en 2027, su tamaño rondará los 20 billones de dólares a nivel global. Las proyecciones de Bloomberg apuntan a 30 billones para el año 2030. Pero este crecimiento no solo vendrá por los flujos de entrada. Según Antoine Lesné, también por la transformación de algunos fondos activos, que serán empaquetados bajo el envoltorio del ETF, precisamente por todas las ventajas que aporta el vehículo. “No solo serán los flujos, sino que también la transformación”, anticipa el responsable de Estrategia en State Street Global Advisors.

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