Deuda privada como activo de inversión: ventajas y riesgos a vigilar
Frente a la gran barrera que supone la iliquidez de este segmento, con inversiones a un plazo medio de siete años, y su comportamiento asimétrico, la industria destaca hasta cinco atributos positivos de la deuda privada como activo de inversión.
Elena Hita
Cuando hablamos de deuda privada, hemos de tener claro que se trata de un mercado en crecimiento, del que se espera que duplique en tamaño en los próximos cuatro años, hasta alcanzar los 2,8 billones de dólares. Así se recoge en el informe Future of Aternatives 2028 de Preqin.
Pero antes de hacer proyecciones, es necesario plantear el papel que puede jugar en las carteras de los inversores y cuáles son las perspectivas de su comportamiento. Para abordar estas cuestiones, FundsPeople ha organizado el IV encuentro del Think Tank AlterForum, esta vez sobre Deuda Privada. En el han participado José Cloquell, Illiquid Investments Head de Diaphanum, Conchi Melero, Alternative Investments Portfolio Manager de Fonditel, Juan José Legarda, socio de KPMG Funding en España, Borja González, Associate Director de M&G Investments, Daniel Pingarrón, Sales Manager Head of Private Markets Iberia y Andorra de Natixis IM, y Álvaro Bueso-Inchausti, Head of Product de Santander Alternative Investments.
Buena rentabilidad ajustada al riesgo, posibilidad de flujos de ingresos periódicos, menor volatilidad, en comparación con otros segmentos de renta fija, descorrelación y diversificación en compañías que, de otro modo, no se tiene acceso son los atractivos atributos de la deuda privada como activo de inversión que destacan los participantes de la mesa redonda.
“La rentabilidad-riesgo de una cartera con exposición a activos ilíquidos mejora mucho frente aquellas que sólo cuentan con mercados públicos”, comenta Borja González. La deuda privada amplía el espectro de compañías a las que podemos tener exposición, ya que muchas de ellas nunca llegan a los mercados de bonos cotizados, favoreciendo la diversificación de la cartera.
En términos de rentabilidad, el experto menciona el enorme espectro de la deuda privada, que puede incluir desde “estrategias de crédito estructurado de investment grade, que pueden generar rentabilidades de euríbor más 2-3 puntos, hasta crédito privado donde las rentabilidades se mueven entorno a euríbor más 10-12, es decir, proporcionan una rentabilidad similar al equity”.
1/7En este punto, llama la atención sobre la “delgada línea entre el equity y la deuda”, Juan José Legarda: “Nos encontramos con productos en los que apenas hay diferencia entre una deuda subordinada y un preferred equity. Formatos como el equity like, donde no se da a un tercero entrada como accionista minoritario, se mantiene el formato de deuda, pero a cambio se ofrece un retorno cercano al equity. Esto supone obtener un interesante retorno a cambio de un riesgo menor del que debería arrojar su equivalente a nivel de inversión en equity”, comenta.
2/7José Cloquell matiza que, como los tipos de referencia de la deuda son directamente observables, “los ajustes de retorno han sido más rápidos que en el equity”, eso explica que en la actualidad “la deuda tiene un atractivo frente al capital mientras este no ajuste valoraciones”.
Según la entidad, la deuda privada fue el activo que más favoreció en 2023.
3/7En el actual contexto de tipos de interés elevados, Daniel Pingarrón pone en valor la experiencia de los managers para ofrecer retornos que en algunos casos pueden alcanzar el doble dígito al inversor. Afirma que las dos claves para conseguirlo son, por un lado, “minimizar el número de defaults, un riesgo que es mucho más alto en el caso del high yield” que en el direct lending, y si se entra en situación de impago, “minimizar la pérdida”.
Para evitar este riesgo, recomienda invertir en compañías anticíclicas con poco apalancamiento y consumo de capex bajo el paraguas de un private equity que “tiene una red de seguridad, porque puede inyectar equity si la situación se complica”.
4/7En este sentido, Álvaro Bueso-Inchausti recomienda una selección de gestores a partir de su track record para “evitar malas experiencias y, especialmente, que se compruebe que han ido cumpliendo con las políticas de inversiones pre-establecidas en sus fondos”.
Destaca que más allá del direct lending, hay un enorme universo de subestrategias adaptadas según el retorno y/o el riesgo a asumir. Si el posicionamiento es de downside protection, menciona la deuda infra investment grade o deuda Real Estate core; si por el contrario se busca algo más de retorno se puede optar por estrategias de crédito oportunista o incluso invertir en las clases apalancadas de los fondos de direct lending. “Al final el abanico es tan grande que puedes moldear la cartera dependiendo del retorno que se desee”.
5/7Conchi Melero pone de relieve que, ante las ventajas en términos de riesgo-retorno frente al equity, la deuda privada es un activo interesante en el asset allocation de ilíquidos y su outlook es “muy favorable” en los segmentos sénior, subordinado, mezzanine o special opportunities. “Ahora es un buen momento, invertir en deuda sénior y obtener casi la rentabilidad del equity con un riesgo más controlado. Asumes un riesgo de crédito en periodos de incertidumbre, por ello, la selección de GPs/manager es clave para minimizarlo”, comenta.
6/7El directivo de Natixis IM, Pingarón, recuerda que uno de los grandes peligros de la deuda privada es su “naturaleza asimétrica: si todo va bien, te puede dar casi dos dígitos al año; si va mal, lo puedes perder todo”. Concluye que “el downside es más elevado que el upside, y eso se debe tener en cuenta para hacer todo lo posible para minimizar la bajada”.
Pero, sin duda, el principal aspecto negativo es “el coste/la prima de iliquidez, aunque a cambio de mantener ese activo a largo plazo, evitas la volatilidad de los mercados cotizados, con unas valoraciones mucho más estables con poca dispersión y obtienes unos ingresos recurrentes del cash yield del producto”, dice Melero, manager de Fonditel.
PERSPECTIVAS
“Parece que el mercado de deuda alternativa seguirá creciendo y absorbiendo una parte de la cuota de la financiación bancaria al ofrecer ciertas ventajas que resultan en un gran beneficio para las compañías, pero conviviendo con aquella para ofrecer el mix de financiación más efectivo, según el perfil e interés del negocio”, afirma el socio de KPMG Funding. Añade que “esto permitirá a los bancos dedicarse a su core business, pero sin perder de vista que pueden habilitar fondos de capital bancario, que ya existen, para competir con esos financiadores alternativos y no perder esa porción de la mencionada cuota de la financiación y, además, obtener un mejor retorno sobre su capital”.
En las añadas más recientes (2022-2023), con la subida de tipos de interés, la deuda, “en lugar de al cero, empieza retornado a Euribor al 4%, porque es flotante, por lo que, asumiendo riesgo de primera prelación, en estos momentos la deuda sénior secured ofrece una tire cercana al doble dígito”, indica Pingarrón. El experto recuerda que, históricamente, la media de retorno de los pay outs está entre el 12% y el 15% en Europa, lo que significa que “el riesgo equity frente al riesgo deuda senior secure first lien puede resultar favorable a la deuda privada”.
“La deuda privada destaca por su capacidad de generar rentas atractivas y recurrentes a largo plazo, dando respuesta a la necesidad básica de los clientes institucionales de cubrir sus obligaciones de pago a futuro y proporcionando una opción de rentabilidad y diversificación interesante también para los clientes wholesale. Los tipos de interés actuales hacen más atractiva las características de esta clase de activo”, añade el Associate Director de M&G Investments. “En los mercados actuales, los bonos cotizados de Investment grade generan un retorno del 5%, por lo que la atención en deuda privada se dirige a los tramos senior con retornos cercanos a dos dígitos”.
¿Y qué se puede esperar y a qué hay que estar atento? Cloquell responde que hay que fijarse en la cobertura de intereses y en la conversión en caja del EBITDA. También menciona las cláusulas de portabilidad como elemento sobre el que ser muy cautos. “Por más que tú tengas una estructura de apalancamiento que pueda tener sentido, si los tipos de interés siguen estando al tipo base del 3,5% durante mucho tiempo, algún negocio puede enfrentarse a situaciones de estrés en cuanto a cobertura del servicio de deuda”. Si bien, reconoce que se viene de niveles de casi 4,5 veces de cobertura de intereses y hoy se está en la mitad, “que no es una situación estresada, pero hay que observarlo”.
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