Ratios para analizar la rentabilidad en los mercados privados

Aunque contamos con diversas métricas para medir el rendimiento de las inversiones en activos privados, ninguna ofrece una visión completa, lo que exige una lectura conjunta de varias de ellas.

IRR, TIR o Tasa Interna de Rentabilidad

La métrica más popular es la Tasa Interna de Rentabilidad (TIR o IRR), que se define como la tasa compuesta de rendimiento de una inversión o serie de inversiones. La IRR refleja el retorno de un fondo teniendo en cuenta el tamaño y el calendario de sus flujos de caja (peticiones de capital y distribuciones) y su valor liquidativo en el momento del cálculo.

La IRR aporta dos importantes ventajas: permite analizar las inversiones con flujos de caja irregulares y tiene en cuenta el valor temporal del dinero.

La IRR destaca por la sencillez de su cálculo, pero la metodología tiene importantes limitaciones, ya que supone que las distribuciones de capital se han reinvertido a la misma IRR durante todo el periodo de inversión. Es decir, si un fondo de private equity registra una IRR del 50% y ha devuelto capital al principio de su vida, la fórmula establece que el efectivo se reinvirtió de nuevo a una tasa anual del 50%; una hipótesis que no se sustenta en la práctica. Además, solo mide el comportamiento del capital invertido, no del comprometido, y no tiene en cuenta el coste de oportunidad de gestionar el capital no desembolsado.

Otro inconveniente de la IRR y que también afecta a otra de las medidas para ver la rentabilidad de este mercado, el PME (Public Market Equivalent), está relacionado con la utilización de líneas de financiación de los fondos para retrasar las llamadas de capital. “Estas líneas de financiación hacen que los flujos del fondo no coincidan con los del inversor”, explica José Cloquell, director de Inversiones Ilíquidas de Diaphanum.

En consecuencia, los datos de IRR no son no son comparables con los de otros fondos que o bien no utilizan esas líneas de financiación, o bien las utilizan en proporciones diferentes.

MOIC, MoM o TVPI

Una forma de minorar las limitaciones de la IRR es acompañarla de otras variables como el múltiplo de dinero (MoM), también llamado valor total del capital desembolsado (TVPI) o múltiplo del capital invertido (MOIC).

Esta ratio compara la cantidad de capital que el inversor retira en la fecha de salida del fondo en relación con la aportación inicial de capital. Si el múltiplo monetario es superior a uno, el fondo ha acumulado valor; si es inferior a uno significa que ha perdido valor.

Las ventajas de este indicador es que no exige hacer suposiciones, es lo que se obtiene frente a lo que se ha aportado. Si las salidas de efectivo totales son de 100 millones de euros a partir de una inversión inicial de 10 millones, la MoM sería un múltiplo de 10x.

Como inconveniente, no tiene en cuenta las fechas de los flujos de caja, sino que solo contempla la ratio de distribuciones y valoración respecto al capital desembolsado. De esa manera, no es sencillo concluir si un fondo es mejor o peor que otro simplemente comparando dichas ratios, sin contar con los años de existencia o si se utilizan o no líneas de financiación.

Un múltiplo de 2x indica que por cada euro invertido se obtiene el doble. “Sin embargo, el atractivo relativo de esta inversión sería diferente si hubieran tardado 12 años que si hubieran sido cinco”, explica Alfonso Roa, socio fundador de Alternative Ratings. Además, hasta que no se hayan liquidado todos los activos que componen la cartera del fondo, los múltiplos son indicadores de rendimiento provisionales, no definitivos.

PME o rentabilidad equivalente al mercado público

El PME o rentabilidad equivalente al mercado público supone que las distribuciones del fondo se reinvierten en un índice bursátil. “El objetivo de este indicador es traducir un rendimiento de los mercados públicos en una métrica similar a la IRR que tenga en cuenta los flujos de caja irregulares que tienen lugar en los mercados privados”, explica Roa.

Sin embargo, el PME no es un reflejo del rendimiento de un fondo en sí, sino del índice de referencia con el que se compara el fondo y que representa la inversión alternativa en mercados públicos (el alfa del gestor).

Aunque contamos con diversas métricas para medir el rendimiento de las inversiones en activos privados, ninguna ofrece una visión completa, lo que exige una lectura conjunta de varias de ellas.

IRR, TIR o Tasa Interna de Rentabilidad

La métrica más popular es la Tasa Interna de Rentabilidad (TIR o IRR), que se define como la tasa compuesta de rendimiento de una inversión o serie de inversiones. La IRR refleja el retorno de un fondo teniendo en cuenta el tamaño y el calendario de sus flujos de caja (peticiones de capital y distribuciones) y su valor liquidativo en el momento del cálculo.

La IRR aporta dos importantes ventajas: permite analizar las inversiones con flujos de caja irregulares y tiene en cuenta el valor temporal del dinero.

La IRR destaca por la sencillez de su cálculo, pero la metodología tiene importantes limitaciones, ya que supone que las distribuciones de capital se han reinvertido a la misma IRR durante todo el periodo de inversión. Es decir, si un fondo de private equity registra una IRR del 50% y ha devuelto capital al principio de su vida, la fórmula establece que el efectivo se reinvirtió de nuevo a una tasa anual del 50%; una hipótesis que no se sustenta en la práctica. Además, solo mide el comportamiento del capital invertido, no del comprometido, y no tiene en cuenta el coste de oportunidad de gestionar el capital no desembolsado.

Otro inconveniente de la IRR y que también afecta a otra de las medidas para ver la rentabilidad de este mercado, el PME (Public Market Equivalent), está relacionado con la utilización de líneas de financiación de los fondos para retrasar las llamadas de capital. “Estas líneas de financiación hacen que los flujos del fondo no coincidan con los del inversor”, explica José Cloquell, director de Inversiones Ilíquidas de Diaphanum.

En consecuencia, los datos de IRR no son no son comparables con los de otros fondos que o bien no utilizan esas líneas de financiación, o bien las utilizan en proporciones diferentes.

MOIC, MoM o TVPI

Una forma de minorar las limitaciones de la IRR es acompañarla de otras variables como el múltiplo de dinero (MoM), también llamado valor total del capital desembolsado (TVPI) o múltiplo del capital invertido (MOIC).

Esta ratio compara la cantidad de capital que el inversor retira en la fecha de salida del fondo en relación con la aportación inicial de capital. Si el múltiplo monetario es superior a uno, el fondo ha acumulado valor; si es inferior a uno significa que ha perdido valor.

Las ventajas de este indicador es que no exige hacer suposiciones, es lo que se obtiene frente a lo que se ha aportado. Si las salidas de efectivo totales son de 100 millones de euros a partir de una inversión inicial de 10 millones, la MoM sería un múltiplo de 10x.

Como inconveniente, no tiene en cuenta las fechas de los flujos de caja, sino que solo contempla la ratio de distribuciones y valoración respecto al capital desembolsado. De esa manera, no es sencillo concluir si un fondo es mejor o peor que otro simplemente comparando dichas ratios, sin contar con los años de existencia o si se utilizan o no líneas de financiación.

Un múltiplo de 2x indica que por cada euro invertido se obtiene el doble. “Sin embargo, el atractivo relativo de esta inversión sería diferente si hubieran tardado 12 años que si hubieran sido cinco”, explica Alfonso Roa, socio fundador de Alternative Ratings. Además, hasta que no se hayan liquidado todos los activos que componen la cartera del fondo, los múltiplos son indicadores de rendimiento provisionales, no definitivos.

PME o rentabilidad equivalente al mercado público

El PME o rentabilidad equivalente al mercado público supone que las distribuciones del fondo se reinvierten en un índice bursátil. “El objetivo de este indicador es traducir un rendimiento de los mercados públicos en una métrica similar a la IRR que tenga en cuenta los flujos de caja irregulares que tienen lugar en los mercados privados”, explica Roa.

Sin embargo, el PME no es un reflejo del rendimiento de un fondo en sí, sino del índice de referencia con el que se compara el fondo y que representa la inversión alternativa en mercados públicos (el alfa del gestor).

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