Beneficios de la inversión de Private Equity de Impacto

Entrevista a Paloma Giménez de Córdoba, Asociada, Private Equity & Impact

El perfil del Private Equity como clase de activo responde muy bien a las características de la inversión de impacto: inversión de largo plazo, donde se buscan oportunidades de inversión en compañías con una misión social o ambiental para apoyarlas tanto con recursos financieros como con una gestión activa y recursos operativos. Además, existe una intención clara de liderar el cambio en estas compañías, además de una alineación de intereses entre accionistas y equipos directivos. A medida que crezca la actividad de estas compañías, su impacto llegará a un mayor número de personas y lugares. 

La evidencia indica que la inversión de Impacto es capaz de generar no sólo retornos de mercado en línea con la inversión tradicional, sino superiores. En el caso del Private Equity de Impacto, esto se debe al perfil de compañías en las que invierte: modelos de negocio rentables, con productos y servicios que dan solución a grandes retos sociales y ambientales a los que el mundo se enfrenta. Este tipo de compañías suelen ser menos sensibles a movimientos de mercado ya que están respaldadas por megatendencias de largo plazo y por un entorno regulatorio favorable. Por otro lado, la incorporación de una misión de impacto y la integración de aspectos A-S-G en sus planes de negocio, reduce los posibles riesgos futuros y aumenta su valor en el tiempo. Como resultado, estas compañías se vuelven más atractivas para potenciales inversores, cada vez más concienciados con la sostenibilidad, y como consecuencia dispuestos a pagar valoraciones más altas. 

No obstante, a la hora de seleccionar compañías o fondos de Impacto, es importante destacar que el Private Equity de Impacto sigue siendo un mercado en proceso de profesionalización, donde la selección y el acceso a los mejores gestores y compañías es crucial para construir carteras de calidad que permitan alcanzar un trinomio riesgo-rentabilidad-impacto óptimo.

Tras la visualización, completa los correspondientes test de formación, válidos por 3 horas de formación para la recertificación EIA, EIP, EFA, EFP y EFP ESG Advisor.

Computa por 3 CPD credits de formación estructurada para los poseedores del certificado CAd y CFA Charterholders.

Entrevista a Paloma Giménez de Córdoba, Asociada, Private Equity & Impact

El perfil del Private Equity como clase de activo responde muy bien a las características de la inversión de impacto: inversión de largo plazo, donde se buscan oportunidades de inversión en compañías con una misión social o ambiental para apoyarlas tanto con recursos financieros como con una gestión activa y recursos operativos. Además, existe una intención clara de liderar el cambio en estas compañías, además de una alineación de intereses entre accionistas y equipos directivos. A medida que crezca la actividad de estas compañías, su impacto llegará a un mayor número de personas y lugares. 

La evidencia indica que la inversión de Impacto es capaz de generar no sólo retornos de mercado en línea con la inversión tradicional, sino superiores. En el caso del Private Equity de Impacto, esto se debe al perfil de compañías en las que invierte: modelos de negocio rentables, con productos y servicios que dan solución a grandes retos sociales y ambientales a los que el mundo se enfrenta. Este tipo de compañías suelen ser menos sensibles a movimientos de mercado ya que están respaldadas por megatendencias de largo plazo y por un entorno regulatorio favorable. Por otro lado, la incorporación de una misión de impacto y la integración de aspectos A-S-G en sus planes de negocio, reduce los posibles riesgos futuros y aumenta su valor en el tiempo. Como resultado, estas compañías se vuelven más atractivas para potenciales inversores, cada vez más concienciados con la sostenibilidad, y como consecuencia dispuestos a pagar valoraciones más altas. 

No obstante, a la hora de seleccionar compañías o fondos de Impacto, es importante destacar que el Private Equity de Impacto sigue siendo un mercado en proceso de profesionalización, donde la selección y el acceso a los mejores gestores y compañías es crucial para construir carteras de calidad que permitan alcanzar un trinomio riesgo-rentabilidad-impacto óptimo.

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